aumentaron 60% desde el 2011: hay más de 700
habilitados para competir este año
Sandra Crucianelli
La Prensa, 09 Feb,
2025
Mientras el
descontento ciudadano hacia la política es más que evidente en amplios sectores
de la sociedad, la creación de nuevos partidos políticos parece no tener fin.
La tendencia alcista se verifica desde 2011, año en el que por primera vez se
celebraron las PASO, cuando se listaron 491 agrupaciones. Según datos de la
Cámara Nacional Electoral, al 20 de diciembre pasado, sumaban 768 las vigentes,
lo cual representa un aumento del 56%. De esta cifra, 47 son de orden nacional
es decir, cumplen con el requisito de tener la personería en al menos cinco
distritos del país y por lo tanto, son las únicas autorizadas a presentarse a
elecciones presidenciales, mientras que las 721 restantes pueden hacerlo sólo
en las legislativas y aspirar a bancas en el Congreso Nacional.
La introducción de
las PASO generó en sus inicios una reducción en la cantidad de agrupaciones
políticas, que en 2010 ascendían a 677. Sin embargo, con el paso de los años,
ese número fue aumentando a un promedio de 25 nuevos partidos por año. Se
suponía que venían a achicar la oferta electoral dado el umbral del 1,5% de los
votos que se fija como límite para pasar a las elecciones generales, pero eso
no funcionó.
“Todavía sigue
siendo un negocio crear partidos políticos y tener a disposición un sello.
Tenemos un sistema de partidos bastante desordenado y la aparición de La
Libertad Avanza, lo desordenó más. No hay desincentivos para crear partidos
políticos. Por ahora no hubo ninguna reforma que permita achicar ese universo”,
sostuvo Pablo Secchi, director ejecutivo de la ONG Poder Ciudadano, ante una
consulta de Infobae.
En su opinión, el
éxito electoral en 2023 de un partido nuevo podría aventurar en el futuro la
creación de otros, ya que sus promotores podrían sentirse incentivados por ese
resultado.
Al ser consultado
sobre para qué se crean nuevas agrupaciones partidarias dijo que eso puede
obedecer a dos motivos: para recibir financiamiento político o para negociar en
el sistema de alianzas, que es el que rige en la actualidad.
“Esa es una de las
grandes reformas hacia las cuales se tendría que avanzar. Pensar el sistema
político como un sistema de alianzas y no como un sistema de partidos. Lo que
pasa muchas veces es que estos partidos políticos se crean para negociar.
Entonces determinado político, en vez de pelear por dentro de su partido, crea
uno nuevo para negociar dentro de una alianza. Es un sistema bastante
complejo”, remarcó.
Según lo
estipulado por la Constitución Nacional, los partidos políticos son reconocidos
como instituciones fundamentales del sistema democrático y se consideran esenciales
para la formulación y ejecución de las políticas nacionales. Sin embargo, el
aumento en su número no siempre se tradujo en una consolidación del sistema
democrático. No es novedad que muchas agrupaciones tienen fines primordialmente
electoralistas y carecen de una base ideológica clara o programas políticos
sólidos sobre los cuales sustentarse. Esta proliferación ha sido interpretada
como un deterioro del sistema político argentino y no se refleja en una mejora
cualitativa del debate ni en las políticas públicas.
Secchi sostuvo que
no necesariamente la creación de partidos políticos implica una mayor
representación de los partidos de la ciudadanía. Eso se ve en el Congreso de la
Nación, a partir del número efectivo de partidos que son los que se encuentran
representados. Y ahí se ve que ese valor es mucho más chico de lo que dicen los
números que se presentan en la Cámara electoral. No porque no existan, sino
porque efectivamente no tienen ningún tipo de representación.
Buenos Aires
destaca por su alta concentración de partidos (81), pero no lidera el ranking aún considerando que tiene
la mayor cantidad de votantes: más de 13 millones en la última elección.
Por el contrario,
CABA encabeza la lista con 90 partidos políticos habilitados en esa jurisdicción,
que se ubica cuarta en cantidad de electores, con 2,5 millones.
Por debajo del
distrito bonaerense le siguen Córdoba con 48 agrupaciones, Corrientes con 43 y
Santa Fe con 39.
Las provincias con
menos partidos son Santa Cruz y La Pampa, ambas con 13.
Un futuro incierto
Es imposible
aventurar si la implementación boleta única de papel y la suspensión de las
PASO -que ya tuvo media sanción en la Cámara de Diputados el jueves pasado-,
podrían poner fin o al menos morigerar la tendencia creciente en la formación
de nuevos partidos, que genera costos altos para los ciudadanos. Si el Senado
va en el mismo sentido que la cámara baja, en ese nuevo escenario los partidos
políticos deberán decidir si realizarán elecciones internas para la selección
de candidatos (y financiarlas) o si optarán por consensuar las listas a
presentar en los comicios legislativos de octubre.
Es sabido que hay
agrupaciones que subsisten gracias al financiamiento público para la impresión
de boletas, en especial durante las Primarias, cuando se suelen presentar
varias listas internas que reclaman para sí los fondos con el fin de imprimir
la misma cantidad de papeletas que un padrón entero.
Este mecanismo,
identificado por algunos partidos políticos para obtener recursos públicos, se
origina en la falta de controles efectivos sobre el destino de los fondos para
la impresión de boletas electorales. Según información recopilada, no existe un
sistema que garantice que todas las boletas financiadas con dinero estatal sean
efectivamente impresas. Este vacío permite que ciertas agrupaciones retengan
los montos correspondientes a boletas no impresas.
En las PASO de las
elecciones legislativas de 2021, el aporte público para boletas fue de casi
$1.700 millones. La tercera parte de los partidos no superó el piso de votos
del 1,5% requerido para acceder a las generales. Y en las PASO de 2023, tal
como analizó Infobae, cuando el Estado gastó más de $8.000 millones por el
mismo concepto, ocurrió algo similar.
De todos modos, la
boleta única va a reducir los fondos para la impresión, pero no elimina otros
aportes que todavía se encuentran vigentes, más allá de la reforma que está
proponiendo el Gobierno. Existen dos adicionales que son el Fondo Partidario
Permanente y los fondos extraordinarios de campaña. Toda una maquinaria de
recursos al servicio del proceso electoral.