La planta de coca pudo ser modificada genéticamente en laboratorio y ya no es un cultivo exclusivo de la región andina. Las nuevas especies de coca transgénica ahora vienen todoterreno y se han adaptado a alturas y latitudes que hasta hace poco le eran hostiles. Es lo que tuvieron que asumir la policía y el ejército de Brasil cuando, hace una semana, desmantelaron casi un centenar de plantaciones de coca, escondidas entre los claros de la selva amazónica.
El descubrimiento de los sembradíos se pudo realizar gracias a las imágenes del satélite. La granja cocalera estaba a 150 kilómetros de la ciudad brasileña de Tabatinga (estado norteño de Amazonas), cerca de la triple frontera con Perú y Colombia. Para asombro de las fuerzas de seguridad de Brasil, en una superficie aproximada de 150 hectáreas, los agricultores cocaleros tenían sembrada coca en pequeñas parcelas de apenas media hectárea, que alternaban con otras en las que se había preservado la selva virgen, para que a su vez le hicieran de pantalla ante la mirada inquisidora del satélite.
Desgraciadamente, la coca, originaria de Sudamérica, es un arbusto de fácil cultivo. Se siembra de semilla o enterrando estacas en el suelo húmedo. A los 14 meses ya se puede hacer la primera recolección manual, de hojas. Por sus características botánicas la erythoroxylum coca siempre tuvo mayor desarrollo y mejor desempeño en las alturas andinas de Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Sus dos variedades principales, la variedad coca y la variedad ipadu (con una gradación en alcaloides mucho menor) se cultivaron -hasta hoy- a partir de los 600 metros y hasta los 1.800 metros sobre el nivel del mar. La diferente concentración de alcaloides entre una y otra variedad hace que las hojas provenientes de las yungas (selvas húmedas de altura) del Chapare boliviano -región de donde proviene Evo Morales- y del alto valle de Huallaga en Perú, rindan 10 veces más que las que se recolectan en, por ejemplo, el sur de Colombia. Su arraigo en suelo montañoso obedece a dos razones: una, la composición ferrosa del terreno. Dos, a las bien diferenciadas estaciones lluviosas y secas, típicas de esas alturas. Sólo en la estación seca se puede realizar la cosecha.
Hasta hace pocos días, se creía que el clima cálido y húmedo del Amazonas, no era el adecuado para estas plantaciones. Se habían encontrado algunos sembradíos con coca híbrida, como los de Sierra Nevada, en el norte de Colombia. Pero esta coca modificada, resistente a herbicidas y con un desarrollo gigantesco (3 metros de altura, el doble de la normal), pertenecía a la variedad ipadu, la más débil en alcaloides. En cambio, la coca encontrada en la planicie amazónica brasileña pertenece a la variedad coca.
La inmensa selva amazónica, considerada el principal pulmón del mundo, se encuentra bajo protección ecológica, para preservarla de la deforestación que avanza de la mano de los pools sojeros. En la oficina sudamericana de UNDOC (Naciones Unidas contra Drogas y Crímenes), están preocupados porque en la filosofía de los verdes una de las reglas básicas para la preservación es la no injerencia y presencia del hombre en el medio a conservar. En otras palabras, dejar la selva sin patrullar. Asimismo, las gigantescas especies arbóreas protegidas, algunas con más de 50 metros de alto, permiten cobijar bajo sus copas a las nuevas plantaciones cocaleras.
Se habla también en Naciones Unidas del cambio geoestratégico de los narcos colombianos que, empujados por una eficiente política antidroga y fumigaciones contundentes, ya mudaron sus sembradíos más allá de las fronteras de Colombia. El problema es que la granja amazónica con coca transgénica recién descubierta en la zona de Tabatinga tenía un laboratorio equipado con radicales químicos para procesar las hojas y producir cocaína. Y los capos del emprendimiento no serían colombianos sino de nacionalidad brasileña. Desde hace 15 años a esta parte, la región de Tabatinga era conocida como la gran puerta de entrada de la cocaína colombiana que iba a los mercados europeo y brasileño. Con el reciente descubrimiento de las plantaciones de coca transgénica, esta realidad ya ha cambiado.
(Fuente: Carolina Barros, Ámbito Financiero, 24-3-08)
El descubrimiento de los sembradíos se pudo realizar gracias a las imágenes del satélite. La granja cocalera estaba a 150 kilómetros de la ciudad brasileña de Tabatinga (estado norteño de Amazonas), cerca de la triple frontera con Perú y Colombia. Para asombro de las fuerzas de seguridad de Brasil, en una superficie aproximada de 150 hectáreas, los agricultores cocaleros tenían sembrada coca en pequeñas parcelas de apenas media hectárea, que alternaban con otras en las que se había preservado la selva virgen, para que a su vez le hicieran de pantalla ante la mirada inquisidora del satélite.
Desgraciadamente, la coca, originaria de Sudamérica, es un arbusto de fácil cultivo. Se siembra de semilla o enterrando estacas en el suelo húmedo. A los 14 meses ya se puede hacer la primera recolección manual, de hojas. Por sus características botánicas la erythoroxylum coca siempre tuvo mayor desarrollo y mejor desempeño en las alturas andinas de Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Sus dos variedades principales, la variedad coca y la variedad ipadu (con una gradación en alcaloides mucho menor) se cultivaron -hasta hoy- a partir de los 600 metros y hasta los 1.800 metros sobre el nivel del mar. La diferente concentración de alcaloides entre una y otra variedad hace que las hojas provenientes de las yungas (selvas húmedas de altura) del Chapare boliviano -región de donde proviene Evo Morales- y del alto valle de Huallaga en Perú, rindan 10 veces más que las que se recolectan en, por ejemplo, el sur de Colombia. Su arraigo en suelo montañoso obedece a dos razones: una, la composición ferrosa del terreno. Dos, a las bien diferenciadas estaciones lluviosas y secas, típicas de esas alturas. Sólo en la estación seca se puede realizar la cosecha.
Hasta hace pocos días, se creía que el clima cálido y húmedo del Amazonas, no era el adecuado para estas plantaciones. Se habían encontrado algunos sembradíos con coca híbrida, como los de Sierra Nevada, en el norte de Colombia. Pero esta coca modificada, resistente a herbicidas y con un desarrollo gigantesco (3 metros de altura, el doble de la normal), pertenecía a la variedad ipadu, la más débil en alcaloides. En cambio, la coca encontrada en la planicie amazónica brasileña pertenece a la variedad coca.
La inmensa selva amazónica, considerada el principal pulmón del mundo, se encuentra bajo protección ecológica, para preservarla de la deforestación que avanza de la mano de los pools sojeros. En la oficina sudamericana de UNDOC (Naciones Unidas contra Drogas y Crímenes), están preocupados porque en la filosofía de los verdes una de las reglas básicas para la preservación es la no injerencia y presencia del hombre en el medio a conservar. En otras palabras, dejar la selva sin patrullar. Asimismo, las gigantescas especies arbóreas protegidas, algunas con más de 50 metros de alto, permiten cobijar bajo sus copas a las nuevas plantaciones cocaleras.
Se habla también en Naciones Unidas del cambio geoestratégico de los narcos colombianos que, empujados por una eficiente política antidroga y fumigaciones contundentes, ya mudaron sus sembradíos más allá de las fronteras de Colombia. El problema es que la granja amazónica con coca transgénica recién descubierta en la zona de Tabatinga tenía un laboratorio equipado con radicales químicos para procesar las hojas y producir cocaína. Y los capos del emprendimiento no serían colombianos sino de nacionalidad brasileña. Desde hace 15 años a esta parte, la región de Tabatinga era conocida como la gran puerta de entrada de la cocaína colombiana que iba a los mercados europeo y brasileño. Con el reciente descubrimiento de las plantaciones de coca transgénica, esta realidad ya ha cambiado.
(Fuente: Carolina Barros, Ámbito Financiero, 24-3-08)