Denuncias sobre pedidos de coimas, sobreprecios millonarios, encuestas infladas y auditorías millonarias que cuestan hasta cuatro veces más de lo previsto. Estas y muchas otras irregularidades se detectan en la ejecución de un programa oficial para invertir 430 millones de dólares en combatir la más imperdonable de las miserias: la mortalidad infantil.
Las sospechas apuntan contra funcionarios del ministerio de Salud de la Nación y contra el Banco Mundial, organismo que financia el proyecto, además de contra proveedores y consultores internacionales y locales.
En diciembre de 2007, un economista del Plan Nacer acusó a funcionarios del Ministerio de digitar licitaciones y otorgar “contratos exorbitantes” a consultoras y empresas de auditoría. Se refería, en concreto, a dos auditorías externas que costaron más de ocho millones de dólares aunque inicialmente estaban valuadas en mucho menos, y a encuestas locales también costosísimas, entre ellas una sobre la situación de los grupos indígenas, casi idéntica a otra que había hecho el INDEC meses antes.
Los primeros ruidos sobre este Plan datan del 15 de noviembre de 2007, cuando el empresario argentino Arturo Curátola, presidente de la empresa Melenzane SA, denunció en Washington, ciudad sede del Banco Mundial, que se estaban pagando sobreprecios por más de 5,8 millones de pesos dentro de una licitación para adquirir heladeras para hospitales, cunas acrílicas, incubadoras y otros insumos de lo más delicados y necesarios. Según Curátola, su empresa fue desplazada de esa licitación por no haber querido pagar una coima –un “canon”, según le habría dicho “alguien” al teléfono- del 10 % de las órdenes de compra, que sumando toda la licitación alcanzaban los 30 millones de dólares. A raíz de eso, este empresario decidió cotejar los precios de algunos insumos pagadas por el Plan Nacer. Y encontró sobreprecios en estos rubros:
-Se compraron incubadoras por 782.900 pesos cuando el precio de mercado era de 562.000.
-Heladeras por 3.935.000 pesos, cuando el precio de mercado era de 1.643.000.
-Vitrinas para medicamentos por 3.095.326 pesos, cuando se conseguían a 1.914.220 pesos.
Otros ejemplos presentados por la empresa llevaron al Banco Mundial a abrir un expediente en su oficina de Asuntos Institucionales, en Washington.
A todos estos indicios hay que sumarle la crítica de la Auditoría General de la Nación (AGN), el organismo público encargado de controlar estos programas. Según el sitio elauditor.info, que reúne los informes de la AGN, los préstamos del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tienen graves “problemas de controles contables internos y en la selección y contratación de consultores”.
(Clarín, 24-8-08)
Las sospechas apuntan contra funcionarios del ministerio de Salud de la Nación y contra el Banco Mundial, organismo que financia el proyecto, además de contra proveedores y consultores internacionales y locales.
En diciembre de 2007, un economista del Plan Nacer acusó a funcionarios del Ministerio de digitar licitaciones y otorgar “contratos exorbitantes” a consultoras y empresas de auditoría. Se refería, en concreto, a dos auditorías externas que costaron más de ocho millones de dólares aunque inicialmente estaban valuadas en mucho menos, y a encuestas locales también costosísimas, entre ellas una sobre la situación de los grupos indígenas, casi idéntica a otra que había hecho el INDEC meses antes.
Los primeros ruidos sobre este Plan datan del 15 de noviembre de 2007, cuando el empresario argentino Arturo Curátola, presidente de la empresa Melenzane SA, denunció en Washington, ciudad sede del Banco Mundial, que se estaban pagando sobreprecios por más de 5,8 millones de pesos dentro de una licitación para adquirir heladeras para hospitales, cunas acrílicas, incubadoras y otros insumos de lo más delicados y necesarios. Según Curátola, su empresa fue desplazada de esa licitación por no haber querido pagar una coima –un “canon”, según le habría dicho “alguien” al teléfono- del 10 % de las órdenes de compra, que sumando toda la licitación alcanzaban los 30 millones de dólares. A raíz de eso, este empresario decidió cotejar los precios de algunos insumos pagadas por el Plan Nacer. Y encontró sobreprecios en estos rubros:
-Se compraron incubadoras por 782.900 pesos cuando el precio de mercado era de 562.000.
-Heladeras por 3.935.000 pesos, cuando el precio de mercado era de 1.643.000.
-Vitrinas para medicamentos por 3.095.326 pesos, cuando se conseguían a 1.914.220 pesos.
Otros ejemplos presentados por la empresa llevaron al Banco Mundial a abrir un expediente en su oficina de Asuntos Institucionales, en Washington.
A todos estos indicios hay que sumarle la crítica de la Auditoría General de la Nación (AGN), el organismo público encargado de controlar estos programas. Según el sitio elauditor.info, que reúne los informes de la AGN, los préstamos del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tienen graves “problemas de controles contables internos y en la selección y contratación de consultores”.
(Clarín, 24-8-08)