El paco es tan letal como invisible. Se calcula que ya hay casi 180 mil personas que lo consumen en todo el país [178.703, en 2006, según la Sedronar], pero a pesar de eso no hay ningún plan intensivo y coordinado para combatirlo. En la ciudad de Buenos Aires (donde viven 40 mil de los consumidores), ni siquiera está reglamentada la Ley de Adicciones que debería paliar el drama. Tampoco hay lugares de rehabilitación. Ni protocolos que definan qué debe hacer la Policía en estos casos. Ni atención en los hospitales públicos, donde no están preparados para recibir a los chicos del paco.
El paco, mientras, avanza. Aniquila las neuronas en seis meses y lleva a sus consumidores a robar, a prostituirse, a morir o matar.
Un estudio de la Secretaría de Adicciones de la provincia de Buenos Aires sostiene que el 68 por ciento de los consumidores de paco acaba robando.
(Extractado de: Clarín, 15-3-09, págs. 34/36)