jueves, 9 de julio de 2009

EL OBJETIVO DE LA ETA NO ES EL PODER NI LA INDEPENDENCIA



JOSÉ VICENTE PASCUAL

En el funeral de Eduardo Puelle, proclamaba el presidente del gobierno vasco que los terroristas nunca van a conseguir sus objetivos, que su único camino de salida a esta situación es el que conduce a presido. Tiene mucha razón Patxi López. Lo malo es que ellos también saben que nunca conseguirán lo que dicen desear.
Cómo no lo van a saber: es su forma de vida, la única manera que tienen de perpetuarse como organización y de mantener su negocio de extorsiones, tráfico de armas, control del mercado de consumibles ilegales –ustedes ya me entienden–, y etcétera.
El terrorismo vasco nunca logrará su propósito porque no lo tiene, o mejor dicho: el único que tiene es prolongarse en el tiempo hasta que las ranas críen cola; y a seguir viviendo del crimen organizado, que es su empresa. Como la mafia siciliana, como la Ndrangheta calabresa, el objetivo de esta gente no es el poder.

¿Qué harían con él? ¿Someter a toda la ciudadanía a la ley sangrienta del abertzalismo? Tampoco la independencia es un fin al que aspiren con sincera intención. ¿Para qué? ¿Para ser tiranuelos en Cantabria del Sur cuando pueden vivir del matonismo a costa de países como Francia y España? Lo que esta gente quiere es tiempo y tiempo, todo el tiempo del mundo dando vueltas al rustidor, dorándose la vida bajo el lema embustero de “patria y libertad” mientras se queman los demás, tanto metafórica como fácticamente. Es su modus vivendi, y en el trabajo hay que ser serio, aplicado y, sobre todo, tenaz.
Para mantener esa ficción política necesitan la cobertura de algún que otro Sastre, invitados que de vez en cuando aviven el simulacro de un debate ideológico sobre “El asesinato considerado como una de las bellas artes”, ya puestos a citar a De Quincey. O en versión abertzale: “El asesinato considerado como forma decorosa de ganarse la vida”.
¿Debatir con ellos? Sí, en los tribunales. Lo dijo hace muchos años el argentino Aníbal Ponce, por más que se refiriera a un movimiento muerto hace sesenta y cinco años y cuya invocación se ha convertido en una utilísima momia: “Al fascismo –dijo– no se le discute, se le combate”. Al crimen organizado idem de lo mismo. Si quieren discutir, que monten un cine forum en el penal del Puerto.

© La Opinión de Granada