y las cabezas de Casal y Larcher
Por: Guillermo Cherashny
A nueve meses de iniciada su gestión como Ministro de Seguridad de la Nación, Nilda Garré sólo puede mostrar en su haber la formidable purga realizada en la Policía Federal, que sólo habría debilitado a la institución y fortalecido a la delincuencia. Ahora, el resultado trágico del secuestro de Candela Rodríguez habría acelerado el desgaste de la ministro, que intentó distraer criticando a los medios de comunicación y la difusión de escuchas telefónicas, mientras ponía en marcha una operación para tratar de aprovechar las circunstancias. Tomando la iniciativa, Garré se reunió con CFK y le pidió el descabezamiento del hombre fuerte de la SI (ex SIDE), el Subsecretario de Inteligencia Francisco Larcher, y la intervención de la policía bonaerense. Esto último apuntaría a que el actual jefe, Comisario Juan Carlos Paggi, sea reemplazado por un civil, volviéndose así al esquema de la era Arslanián. Como es obvio, esta purga tendría como justificativo la falta de profesionalismo que se puso en evidencia en la investigación fallida del caso Candela, ya que hasta hoy ni siquiera hay pistas firmes sobre quiénes la secuestraron y asesinaron.
No pasarán
Resulta sugestivo que Garré parezca desconocer que la Secretaría de Inteligencia nunca fue consultada ni pedida su colaboración en la investigación. También sería extraño que el ataque no tenga como blanco al titular de la SI, sino a su segundo. De bajo perfil, Icazuriaga, no se priva, sin embargo, de habitar en la misma torre de Puerto Madero donde residía José Pedraza hasta su detención. CFK, según una fuente gubernamental, no estaría dispuesta a destituir a Francisco Larcher, que en los últimos tiempos se habría ganado su confianza. Todo sin perjuicio de que la presidente se maneja también directamente con otro personaje clave, Sonia Fornasero, la Directora de Finanzas, y con el Director de Inteligencia Interior, Fernando Pocino. Ambiciosa, Garré tendría en mira avanzar sobre los fondos reservados de la SI, una caja que Néstor Kirchner custodiaba celosamente, costumbre que habría heredado Cristina.
Más próxima, en cambio, estaría Garré de obtener su objetivo en el territorio bonaerense. La caída de Ricardo Casal es desde hace tiempo una idea fija de la ministro, que impulsaría para jefe de la policía bonaerense al ex juez Martín Arias Duval, ex Director Nacional de Migraciones y ex Viceministro de León Arslanián, cuando éste dirigía la seguridad provincial. El autor intelectual de la ofensiva de Garré no sería otro que Horacio Verbitsky, cuya influencia sobre Cristina creció en los últimos meses. Verbitsky tiene varios motivos para atacar a Casal, que está estrechamente ligado a su enemigo, el ex Procurador del Tesoro Joaquín “Chango” da Rocha. Por lo que trascendió, Daniel Scioli estaría estudiando realizar él mismo la purga antes de que se la impongan desde Olivos. Así es que estaría cerca el relevo de Paggi y de su subjefe Hugo Matzkin, este último famoso por atesorar escuchas telefónicas de gente poderosa y uno de los pocos oficiales superiores que le quedan a Arslanián en la fuerza. Pero la realidad es que ni Paggi ni Matzkin pasaron en su carrera por las comisarías y son considerados hombres de escritorio. Scioli estudia también la situación de Casal y, en caso de pedirle la renuncia, intentaría ocupar ese cargo con un hombre de su estrecha confianza, para evitar una intromisión de Olivos. “Conmigo no, Garré”, habría advertido en una reunión con sus asesores.
Informador Público, 4-9-11