Por Héctor GIULIANO
El agravamiento de la
Crisis de Deuda Pública que sufre la Argentina está determinando una serie de
medidas de emergencia monetaria, cambiaria y financiera por parte de la
administración Kirchner.
Lo que sigue es un intento
de comprender la lógica convergente de esta batería de acciones gubernamentales,
que – improvisadas o no - están destinadas esencialmente a cumplir a ultranza con
los servicios de la Deuda del Estado.
DEUDA Y FINANZAS PÚBLICAS.
El Estado tiene tres
fuentes básicas de financiamiento que son la Emisión de Dinero, la Recaudación
Tributaria y la toma de Deuda Pública; con la importante diferencia que esta
última – la Deuda – conlleva el costo de los servicios de Intereses y Capital.
Cuando el peso de estos
servicios aumenta en forma extraordinaria sobre el presupuesto nacional, los
países deudores – como el caso de la Argentina – pierden la capacidad de repago
de sus obligaciones y entonces las deudas entran a ser refinanciadas
permanentemente bajo un esquema de Deuda Perpetua.
El país – nuestro país –
vive así refinanciando pasivos y además tomando más deuda para cubrir los
costos financieros crecientes de la misma.
Pero para ello debe
afrontar el pago de mayores servicios por intereses y por renovación de las
obligaciones.
La administración Kirchner,
desde sus inicios, está embarcada en una política de cumplir escrupulosamente
con este esquema de pagos y re-endeudamiento.
Pero hoy la magnitud y
gravedad del perfil de vencimientos de Capital e Intereses ha llevado
nuevamente al país a una situación de Crisis de Deuda, esto es, a un riesgo
cierto de default o incumplimiento de sus compromisos.
Esto es lo que ha
determinado que el gobierno – en función de su “vocación pagadora”[1] – haya tenido que apelar a
medidas extra-ordinarias en materia
financiera.
Se verifica así la regla
nefasta que, cuando se agravan las crisis de Deuda no sólo se siguen tomando
más deudas sino que, además, se refuerzan las otras dos fuentes de
financiamiento público – la emisión monetaria y la recaudación fiscal – para
ponerlas también al servicio de la Política de Endeudamiento.
CUADRO DE SITUACIÓN.
La Argentina afronta actualmente
un serio problema en el perfil de vencimientos de su Deuda Pública, que en más
del 60 % del total está constituida por obligaciones en moneda extranjera.
Este año los vencimientos
de Capital son del orden de los 40.100 MD[2] y está previsto por
Presupuesto tomar nuevas deudas por 51.800 MD – producto de refinanciación
total de las obligaciones que vencen más asunción de deuda adicional – lo que significa
un aumento de 11.700 MD en el stock de la Deuda.
No es cierto que la
Argentina se esté “des-endeudando”; por el contrario, el endeudamiento viene creciendo
a un ritmo de más de 10.000 MD por año.
En estos importes no están
comprendidos los pagos de Intereses de la Deuda, que forman parte del Gasto
Corriente del Ejercicio y que representan este año 45.000 M$ (10.200 MD).
Las cifras, en realidad,
son peores porque no toda la Deuda Pública por Capital está registrada en las
estadísticas oficiales: falta computar la Capitalización de Intereses, la
Indexación de Deuda en Pesos ajustada por Inflación y las estimaciones de pago
de los Cupones ligados al PBI.
Tampoco están incluidos
aquí los vencimientos de deuda correspondientes a Empresas del Estado,
Organismos Nacionales y Fondos Fiduciarios, cuyo monto se desconoce pero es
relevante: baste decir que según el Presupuesto 2012 este año está autorizado
tomar en este ámbito 28.000 MD. Se trata de Deuda Pública Indirecta con aval
del Estado.
Igualmente, tampoco se
incluyen aquí la Deuda cuasi-fiscal del BCRA (por Lebac/Nobac) ni la Deuda
consolidada de Provincias y Municipios. Ni la Deuda Contingente por Juicios
contra el Estado externos (CIADI y Holdouts) e internos (ANSES y otros).[3]
En todos los casos, las
proyecciones de pago de Intereses de la Deuda y de vencimientos de Capital son
fuertemente crecientes en los próximos años.
DEUDA PÚBLICA Y MODELO K.
El denominado Modelo K
descansaba en lo concreto sobre un esquema de Superávits gemelos: Fiscal y
Externo.
Pero este “modelo” ha
terminado: hoy la Argentina tiene Déficit Fiscal y un resultado negativo en su
Balanza de Pagos.
El gobierno confunde a la Opinión
Pública mostrando un Superávit Primario pero el Resultado Financiero de su
gestión es deficitario. En 2011 el Déficit Fiscal fue de 30.700 M$ y en lo que
va del corriente año este saldo sigue siendo negativo.
A su vez, la Cuenta
Corriente de la Balanza de Pagos fue prácticamente neutra en 2011: sólo 17 MD a
favor. Dentro de este resultado pesaron especialmente las Rentas de Inversión
por pago de Intereses (Débitos por 5.100 MD y saldo neto de -3.400 MD) y por
transferencias de Utilidades/Dividendos (Débitos por 8.600 MD y saldo neto de
-7.300 MD), lo que dio así un saldo negativo de 10.800 MD por suma de ambos
rubros.
En consecuencia, el
resultado positivo de la Balanza Comercial – 13.600 MD en 2011, producto de
84.300 MD de Exportaciones menos 70.700 MD de Importaciones – quedó
prácticamente neutralizado por el giro de los Servicios Financieros (los 10.800
MD citados).
Dada la fuerte salida de
divisas, el saldo de la Cuenta Capital/Financiera fue negativo de 2.200 MD y la
Variación de Reservas Internacionales (RI) en el año resultó de -6.100 MD.
Tal empeoramiento de los
números en las cuentas nacionales fiscales y externas frente al aumento de los
servicios de Capital e Intereses de la Deuda Pública durante el corriente año
fueron determinantes de las medidas de Emergencia Financiera en curso adoptadas
por el gobierno Kirchner.
DEUDA Y POLÍTICA MONETARIA.
Hoy la causa principal de
la actual política de emisión de dinero del Banco Central (BCRA) es atender el
Gasto Público para el pago de las deudas en pesos del Estado y sostener paralelamente
el costo financiero de la esterilización de moneda usada para comprar dólares,
dólares que se prestan a la Tesorería para pagar Deuda.
La administración Kirchner
está aplicando para ello tres vías de acción simultáneas.
- La primera vía de acción del
BCRA es dar préstamos directos en pesos al Ministerio de Economía para cubrir
las erogaciones presupuestarias; dinero éste que se origina por emisión de
moneda sin respaldo.
Al 30.4.12 el monto de estos
Adelantos Transitorios al Gobierno Nacional era de unos 72.500 M$.
La reciente Ley 26.739
modificó el artículo 20 de la Carta Orgánica del BCRA (CO BCRA) para
posibilitar la duplicación de este tipo de préstamos de corto plazo al Tesoro.
Se trata de importes que,
en la práctica, constituyen una suerte de stock constante para el Banco por
concepto de créditos a corto plazo (un año) ya que los mismos se renuevan
permanentemente a sus fechas de vencimiento.
- Una segunda vía ha sido
despegar la relación cierta entre Reservas y Base Monetaria (BM) para poder
utilizar las divisas en su Política de Pagos de la Deuda Externa con Reservas.
La 26.739 modificó la Ley
de Convertibilidad 23.928, que establecía el respaldo total de la BM con
Reservas Internacionales (RI) y faculta ahora directamente al Directorio del
Banco para fijar el nivel de las Reservas excedentes a la cobertura de la BM o
Reservas de Libre Disponibilidad (RLD), que se utilizan para pagar Deuda Externa
del Tesoro.
El BCRA no ha informado el
criterio que usa para determinar los nuevos niveles de RLD ni el monto en valor
absoluto fijado para las mismas, de modo que se ignora así el grado de respaldo
real con que ha quedado el peso argentino en términos de moneda extranjera (básicamente,
en dólares).
Pese a esta seria
insuficiencia el Banco sigue girando al Gobierno divisas que están comprendidas
en ese cálculo de RLD, aunque – como decimos - dicho cálculo no está explicado
en su metodología ni informado en su monto disponible.
De esta manera, la BM ha dejado
de tener un respaldo cierto en reservas del BCRA.
El levantamiento de tal restricción
Reservas-BM libera legalmente al BCRA de limitaciones para poder aumentar la
masa de dinero en la Economía y, a la vez, para aumentar los giros de reservas
al Tesoro para pagar Deuda Externa.
DEUDA Y BCRA.
Una tercera vía de acción en
materia monetaria, que se deriva de la anterior – el levantamiento de las
restricciones de emisión de dinero - y que se le mantiene abierta al Directorio
del BCRA, es la facultad discrecional de colocar Deuda Cuasi-Fiscal por Letras
y Notas (Lebac/Nobac).
Tal facultad le permite al
BCRA tomar este tipo de obligaciones de Corto y muy Mediano Plazo a los fines
de absorber o esterilizar el dinero emitido; precisamente dinero que fue impreso
para comprar dólares, dólares que pasan a integrar las Reservas y que se usan
para ser prestados al Tesoro para pagar Deuda Externa del Estado.
Ergo, las reservas que se prestan
al Gobierno para pagar Deuda Externa – préstamos en moneda extranjera contra
Letras de la Tesorería a 10 años de plazo - son divisas compradas con Deuda que
fue asumida por el BCRA a través de Lebac/Nobac; de modo que este tipo de
endeudamiento, en principio, aumenta en función de la compra de reservas
internacionales.
O sea, que existe una
correlación entre compra de Reservas, aumento de la emisión monetaria y aumento
de la Deuda Cuasi-fiscal del BCRA.
Como gran parte de estas
reservas – las RLD – se prestan al Gobierno para pagar Deuda Externa, el BCRA
se queda entonces con Letras de Tesorería en el Activo (que son Títulos
Públicos de dudoso cumplimiento) y simultáneamente con una masa creciente de
Deudas por Lebac/Nobac en el Pasivo (que son, en cambio, de cumplimiento cierto
y que implican altos costos de intereses).
El stock de la deuda por
Lebac/Nobac era de 111.600 M$ al 30.4 - equivalente a unos 25.300 MD – devenga
una Tasa de Interés promedio del 13 % anual (14.500 M$ ≡ 3.300 MD por año) y tales obligaciones se renuevan
continuamente en forma semanal pactándolas con un grupo acotado de grandes
bancos (locales y extranjeros) que operan en la Argentina.
Esta práctica del BCRA
mantiene retirada de la circulación una cantidad de dinero equivalente a la
mitad de la BM – que al 30.4 era de 222.900 M$ - remunerando a los bancos
prestamistas por tales sumas, que dejan de prestarse a la actividad económica
productiva del país.
De hecho, sobre una masa
monetaria total de 335.000 M$, las 2/3 partes están en la BM y 1/3 está retenido por Lebac/Nobac del
Banco Central.
La existencia de este
altísimo stock de Letras y Notas del BCRA – que subsidia fondos ociosos de los
bancos – determina el elevado “piso” de las Tasas de Interés de plaza y se
transmite así al Sistema de Precios a través del Costo Financiero de las
Empresas, que es el peor “costo invisible” dentro de la actividad económica y
es también el principal factor de Inflación en la Argentina.
DEUDA E INFLACIÓN.
Dada la gravedad creciente
de la Inflación Argentina el gobierno Kirchner, desde principios de 2007
modificó la metodología del INDEC en relación al Índice de Precios al
Consumidor (IPC o Inflación Minorista) y, por extensión, al de sus coeficientes
derivados o conexos (como Pobreza/Indigencia y aumento del PBI).
Este procedimiento le
permitiría así al gobierno tratar de ocultar el aumento real de los precios y,
a la vez, licuar parte de la Deuda Pública en Pesos que se ajusta por Inflación
(bonos indexados por CER), que al 30.9.11 (último dato disponible) era equivalente
a 37.500 MD.
En la actualidad se estima
que la Inflación Real en la Argentina es de un 22 % anual (entre 20 y 25 %) –
según Índice de Precios Congreso, estimaciones de Consultoras Privadas y
Direcciones Estadísticas de Provincias – mientras que la Inflación Oficial es
del orden de un 10 %.
Los mecanismos de
indexación de deudas están prohibidos en la Argentina por la Ley 23.928 de
Convertibilidad (artículo 10) pero esta restricción no se aplica a los casos de
Deuda Financiera en Bonos del Estado.
Sobre un total de Deuda en
Pesos Indexada equivalente a 37.500 MD esto significa una actualización anual
de 3.800 MD, que es menos de la mitad de la cifra de incremento por año del
Capital que correspondería si se tomara la Inflación Real.[4]
El gobierno Kirchner logra
de este modo atenuar el impacto de la inflación sobre el valor Capital de los
títulos públicos indexados pero hoy en día lo hace con una ambivalencia: que el
efecto de licuación beneficia y afecta al propio Estado porque la gran mayoría
de este tipo de bonos se encuentra en manos de agencias del Sector Público, de
modo que lo que se ahorra la Tesorería lo pierden por lucro cesante las
Agencias del Estado tenedoras de esta Deuda (que estaría mayoritariamente en poder
de la ANSES).
DEUDA Y PRESIÓN TRIBUTARIA
(PT).
La recaudación impositiva y
previsional configura también una vía de ingresos adicionales al Erario Público
gracias a la Inflación de Precios.
La presión fiscal efectiva
es la segunda fuente de financiamiento del Estado que está hoy puesta al
servicio de la recaudación de dinero para el Fisco y del refuerzo a los pagos de la Deuda.
Esta presión real se traduce
aplicando la carga impositiva sobre montos imponibles que se han venido
incrementando por efecto de la inflación a la vez que retrasando la
actualización de las desgravaciones correspondientes.
Es el caso de la incidencia
generalizada del IVA, del Impuesto al Cheque, del Mínimo no Imponible del
Impuesto a las Ganancias, del piso del Impuesto a los Bienes Personales o de la
prohibición de Ajustes por Inflación en el Balance de las Empresas.
Sin contar aquí los
aumentos directos de bases, tasas o alícuotas tributarias, como es el caso de
las Retenciones a las exportaciones agropecuarias o los revalúos de bienes
durables que se trasladan a los impuestos inmobiliarios provinciales y a las
tasas de servicios municipales.
Porque el aumento de esta
presión tributaria es concurrente y potenciada a nivel Nación, Provincias y
Municipios; y está determinada en forma directa por la necesidad de sufragar el
costo financiero del endeudamiento público generalizado del Estado en todos sus
niveles.
Se cumple así la regla que,
en los tiempos de Crisis de Deuda, la función de recaudación fiscal asume un
papel clave porque deviene necesario aumentar la presión tributaria, nominal y
efectiva, para sostener los mayores servicios de la Deuda Pública.
El gobierno puede mostrar
así un aumento relevante en su recaudación pero gran parte de ese aumento no es
producto de una gestión tributaria normal o genuina sino producto del efecto
inflacionario sobre los valores imponibles.
Con la ventaja adicional
para el Fisco que su erosión de ingresos por el Efecto Olivera-Tanzi hoy en día
se ve disminuida porque existe un menor desfasaje entre el momento de
devengamiento y el momento de percepción de los impuestos.
De esta manera, por medio
de la Inflación el Estado licua parcialmente sus deudas en pesos mientras
mejora comparativamente el valor de sus ingresos tributarios en moneda
nacional.
EL ROL DE LA DEUDA
INTRA-ESTADO.
- La tercera vía de financiamiento
público es la Deuda, deuda que en este momento no se toma de los Mercados
Internacionales de Capitales - salvo los Organismos Multilaterales de Crédito
(Banco Mundial, BID y CAF) – sino que se ha venido asumiendo en gran escala con
el propio Sector Estatal.
Este procedimiento consiste
básicamente en tomar prestado fondos de todos los entes oficiales que dispongan
circunstancialmente de excedentes de Caja, de agenciarse créditos provenientes
de fondos administrados por el Estado y/o de transferir al Fisco utilidades
contables de los organismos públicos
Las principales sumas de
estos préstamos provienen del Sistema Previsional – los fondos de los jubilados
administrados por la ANSES – y del uso de las Reservas Internacionales del
Banco Central (RI BCRA); con la importante aclaración que el Tesoro Nacional no
tiene capacidad de repago demostrada para responder a estas obligaciones.
La administración Kirchner
exhibe hoy que casi la mitad de la Deuda Pública está contraída con entidades
del propio Estado, fundamentalmente – como dijimos - con el Fondo de Garantía
del Sistema Jubilatorio de la ANSES y con el BCRA (a través de Adelantos
Transitorios en pesos al Gobierno y del préstamo de Reservas Internacionales
contra entrega de Letras de Tesorería).
Esta conducta ha llevado
actualmente los montos de esta Deuda Intra-Sector Público a niveles muy elevados: más del 50 % de los
fondos de la ANSES – que pasan los 200.000 M$ - están prestados al Estado y las
deudas contraídas por el Fisco con el BCRA son de 72.500 M$ (≡ 16.400 MD) por concepto de Adelantos Transitorios y
de casi 33.000 MD por Títulos Públicos entregados al Banco contra entrega de
reservas).
En total, la Tesorería le
debe así al BCRA unos 49.300 MD: más que el monto de las Reservas, que es de
47.800 MD, y casi tanto como la BM, que equivale a 50.500 MD.
El uso de este mecanismo de
excepción de la Deuda Intra-Estado se ha generalizado por parte del gobierno
Kirchner a toda una serie de organismos públicos: Banco Nación, Lotería/Casinos,
AFIP, PAMI, Fondos Fiduciarios, etc.
Esto configura un riesgo de
“empapelamiento” del Sector Público porque el Estado Argentino no tiene
capacidad de pago para cumplir este cúmulo de obligaciones que sigue
contrayendo.
En la práctica, los fondos
que esas distintas agencias oficiales prestan al Tesoro se usan básicamente
para pagar vencimientos de Deuda con Organismos Financieros Internacionales (los
citados Banco Mundial, BID y CAF) y especialmente deudas con Acreedores
Privados, de modo que el stock total de la deuda pública no disminuye – al
contrario, sigue creciendo - pero cambia a la vez su composición o estructura.
Este procedimiento no es
neutro desde el punto de vista financiero fiscal porque de esta forma el Estado
no sólo altera sus prioridades de Gasto Público sino que se va descapitalizando
y/o desfinanciando en su conjunto ya que la mayoría de esos fondos no son
propios sino de propiedad ajena (caso de la ANSES) o de asignaciones
específicas (como el caso del BCRA y los Fondos Fiduciarios).
El problema es ahora más grave
todavía porque el gobierno Kirchner habría llegado ya al tope de su Deuda
Intra-Estado y por eso ha forzado su ampliación por medio de la modificación de
la Ley de Convertibilidad y la Carta Orgánica del BCRA tanto en materia de
Adelantos Transitorios como de préstamos de Reservas.
DEUDA Y TIPO DE CAMBIO.
El problema de la Deuda
Externa se ha venido agravando en los últimos tiempos y repercutiendo en el
panorama económico y comercial argentino a través del Tipo de Cambio Real (Tipo
de Cambio Nominal menos Inflación Interna).
El ritmo actual de
devaluación del Peso (un 10 %) es menos de la mitad de la Inflación Real
(estimada entre 20-25 %).
La Inflación carcome el
Tipo de Cambio y eso equivale a una apreciación del Peso, por lo que estamos ante el doble problema de
Inflación con Retraso Cambiario.
Esta combinación es
particularmente perjudicial para las exportaciones nacionales porque reduce la
competitividad por precio y afecta a la vez la sustitución de importaciones ya que
abarata la compra de productos extranjeros.
Ello incluye el estímulo de
otros rubros – entre los que está el turismo hacia el exterior - que se ven
subsidiados así por un tipo de cambio barato.
Pero el atraso cambiario tiene
una explicación financiera: posibilitar mayores pagos de servicios de la Deuda
Externa.
El retraso cambiario
mantenido hasta el presente por el gobierno Kirchner es un pre-requisito de los
pagos en moneda extranjera porque de esta forma la recaudación fiscal y las
tenencias en pesos tienen más valor de cambio para el giro de divisas.
Un Tipo de Cambio Bajo –
Dólar barato – facilita el cumplimiento de las obligaciones en moneda
extranjera porque aprecia el peso argentino y entonces la recaudación fiscal en
moneda local permite comprar con esos fondos más dólares destinados a atender
tales compromisos.
Se trata de un caso típico
de contraposición de prioridades e intereses entre la Economía Real o
Productiva – caso del Agro y la Industria – a la que conviene un tipo de cambio
alto y la Economía Financiera ligada a la Deuda Externa, a la que conviene un
tipo de cambio bajo, que facilita el aumento de la cantidad y valor de las
divisas que se giran al exterior para el cumplimiento de los servicios de la
Deuda.
Gracias a esta situación de
rezago cambiario el BCRA puede comprar
dólares más baratos, que después se usan para el pago de la Deuda Externa del
Estado.
El reciente proceso de
devaluación del real brasileño habría sido uno de los detonantes que forzó al
gobierno argentino a incrementar relativamente el ritmo de sus
mini-devaluaciones pero la relación de cambio del peso sigue estando todavía
muy por debajo de las necesidades económicas locales.
Por eso, la administración
Kirchner se encuentra hoy ante el dilema de mantener un
Tipo de Cambio retrasado, o
por lo menos oficialmente frenado, para posibilitar el pago de Deuda Externa o
acelerar el ritmo devaluatorio del Peso facilitando el aumento de nuestras
exportaciones y la protección del mercado interno frente a las importaciones.
EL BALANCE DE DIVISAS.
La Política de Pago de
Deuda Externa con Reservas del BCRA viene determinando no sólo un problema
general de retraso cambiario sino también un desequilibrio en el stock de
divisas del Banco para atender todas las transferencias al exterior.
El BCRA ha pasado a ser una
suerte de abastecedor institucional de moneda extranjera para la Tesorería a
los efectos que ésta pueda cubrir los servicios de la Deuda Externa Argentina.[5]
El Banco vive comprando
dólares que por un lado ingresan a las Reservas y por otro salen prestados al
Gobierno para atender pagos de la Deuda.
Es como usar la “alcancía”
del Estado para privilegiar el pago de compromisos a Organismos Financieros
Internacionales y, especialmente, Acreedores Privados externos a costa de
reponer las divisas que se van gastando.
Como hemos visto más
arriba, estas divisas se giran al Tesoro contra entrega de Letras
Intransferibles a 10 años que tienen muy improbable cobrabilidad por parte del
BCRA.
El Banco, entonces, está forzado
a reponer los dólares que salen de sus reservas, dólares que hoy compra a un
tipo de cambio comparativamente bajo debido a la oferta de exportadores que
liquidan sus ventas y de capitales financieros que ingresan al país para lucrar
con el diferencial de tasas de interés locales versus internacionales,
aprovechando la relativa estabilidad cambiaria y/o su previsibilidad
devaluatoria.
Por otra parte, las
operaciones internacionales en moneda extranjera obviamente no están
prohibidas, de modo que las mismas continúan realizándose, aunque
circunstancialmente no lo hacen en modo normal.
De hecho, el gobierno
Kirchner, necesitado de divisas para atender los pagos de Deuda Externa de este
año[6] está apelando a todas las
vías posibles para procurarse los dólares necesarios para pagar deuda:
corralito cambiario (que afecta principalmente al mercado minorista, que no es
relevante), trabas burocráticas a las importaciones, freno transitorio al giro
de Utilidades/Dividendos, etc.
Tales medidas tienen por
objeto asegurar la disponibilidad de una importante suma de divisas necesaria por
parte del Gobierno para atender los pagos de Deuda Externa y, a la vez,
contener la suba del dólar para que no se dispare el tipo de cambio financiero
“oficial”, que es el que se toma como moneda de cuenta.
El desdoblamiento fáctico
del Mercado Cambiario, con una brecha que se amplió en los últimos días a un
25-30 % y más entre Tipo de Cambio Oficial y Paralelo, pudiera ser transitorio
o tender a nivelarse en la medida que los sectores financiero-bancarios
entiendan que una fuerte devaluación – más allá de las operaciones
especulativas de coyuntura – no convendría al negocio más importante y
permanente del arbitraje entre Tipo de Cambio y Tasas de Interés.
Pero ello corresponde ya al
plano de suposiciones que exceden las posibilidades de este análisis.[7]
Lo único que puede decirse
en firme a este respecto es que, en el actual contexto monetario, cambiario y
financiero – merced a la política oficial del gobierno Kirchner - no es casual
que los Bancos sigan siendo el Sector con mayor rentabilidad de la Economía.
RESERVAS Y DEUDA EXTERNA.
Hemos visto que los fuertes
pagos de servicios derivados del Perfil de Vencimientos de Capital e Intereses
de la Deuda Pública en general, y de la Deuda Externa en particular, explican
las medidas de emergencia financiera que está adoptando la administración
Kirchner para demostrar su “vocación pagadora”.
De hecho, éste es el
Gobierno Argentino que más pagos ha venido efectuando sobre la Deuda del Estado
y uno de los que está usando más recursos extraordinarios para mantener el
cumplimiento de sus compromisos externos, independientemente de todos los
altibajos de relación con los acreedores (caso Holdouts, Club de París, CIADI y
otros).
Pero, por sobre todas las
cosas, es quizás el Gobierno que más lapidariamente ha dado por concluida toda
investigación y/o revisión de la Ilegitimidad de la Deuda Pública que se viene
arrastrando desde la época del Proceso Militar y a través de todos los
gobiernos democráticos sucesores (excepto la efímera presidencia del Dr.
Rodríguez Saá).
La presidenta Cristina
Kirchner fue contundente en su discurso del 4.3.10 y conexos acerca de la
aceptación del sistema de la Deuda, de su no cuestionamiento y de su voluntad
de cumplir al ultranza con los compromisos derivados de la misma.
El problema es que los
pagos que se vienen efectuando y los vencimientos crecientes de servicios de
esta Deuda están comprometiendo seriamente su gestión de Gobierno y el manejo
consecuente de las Finanzas Públicas.
Y el empecinamiento en
mantener esta posición no soluciona la Crisis de Deuda.
Hoy los tres ejes
principales de la política de la administración Kirchner parecen ser:
1. El uso de la Deuda
Intra-Estado como forma de traspaso o rescate de pasivos con terceros a costa
de “empapelar” al propio Estado con títulos sin capacidad de repago.
2. La utilización de
Reservas Internacionales del BCRA – a través del denominado Fondo Argentino de
Desendeudamiento – para el pago a Organismos Financieros Internacionales y
Acreedores Privados.
3. El re-armado de una
estrategia de vuelta a los Mercados Internacionales de Capitales – después del
fracaso del Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005 – a los fines de volver a
endeudarse.
Serían, en el fondo, los lineamientos
vigentes y previsibles de una política económico-financiera que viene poniendo todas
sus herramientas posibles de gobierno en función del sistema de la Deuda
Pública.-
Lic. Héctor L. GIULIANO
Buenos Aires, 25.5.2012
[1] La acertada expresión “pasión” o “vocación
pagadora” es del Dr. Salvador María Lozada.
[2] Las siglas MD/M$ significan Millones de
Dólares/Pesos respectivamente. En todos los casos las cifras están mostradas
con redondeo, por lo que puede haber mínimas diferencias entre totales y
sumatoria de importes parciales.
[3] Aquí debe agregarse la incidencia de la Deuda
Externa Privada, que pesa también sobre la demanda de dólares. Al 30.9.11 –
última información disponible del BCRA – el stock de esta deuda era de 66.100
MD (el 94 % corresponde a Empresas y el 6 % a Bancos); y su vida promedio es de
sólo 1.6 años. Estas cifras corresponden a Deuda Financiera, no Económica ni
comercial.
[4] Estos importes – lo mismo que la Capitalización de
Intereses y los Cupones ligados al PBI – el Ministerio de Economía no los
computa en el stock de Deuda Pública. Es, como se mencionó al comienzo del
artículo, Deuda no Registrada.
[5] El análisis de los Balances del BCRA demuestra que
no existen verdaderas RLD. Al 30.4.12 las Reservas Internacionales eran de
47.800 MD pero si a ellas le restamos los Depósitos en Moneda Extranjera por
6.900 MD, la deuda por Lebac/Nobac por 25.300 y Otros Pasivos (la gran mayoría,
préstamos de divisas de otros Bancos Centrales) por 4.500 MD, tendríamos que
las Reservas Netas quedarían reducidas a 11.000 MD; sin contar el respaldo de
la BM (50.500 MD).
Quien desee
profundizar este tema del BCRA puede consultar los Informes mensuales del Dr.
Carlos Ragonesi, de la Fundación Buenos Aires XXI, en el sitio Web http://www.buenosaires-xxi.org/
[6] Se estima que el Gobierno necesita por lo menos
unos 8 a 9.000 MD para cubrir los compromisos faltantes en moneda extranjera este
año, correspondiendo los principales vencimientos al Boden 2012 – por unos
2.500 MD – en Agosto y entre 3.000 y 6.000 MD a fin de año por Cupones vinculados
al PBI.
Javier Llorens, de
Córdoba, precisa que el monto de estas Unidades Ligadas al Producto (ULPBI) que
vencen en Diciembre próximo, sumando el 5 % que se paga a los tenedores de
bonos y el 5 % comprometido de recompras, llegaría a unos 10.300 MD.
[7] Entre las distintas explicaciones concretas, en lo
inmediato, uno de los disparadores ciertos del actual problema cambiario
argentino – como se viene observando y como ya ha sido dicho en este trabajo – sería
la devaluación en curso del Real brasileño así como, en menor medida, la
revaluación del Dólar contra el Euro.