sábado, 28 de julio de 2012

LOS OTROS NÉSTOR Y CRISTINA




POR RICARDO ROA


No hay nada más difícil que asumir las historias verdaderas cuando están atravesadas por el dolor. Norma Morandini asume la suya, la de sus dos hermanos desaparecidos que se llamaban, por coincidencia, Néstor y Cristina .

Néstor y Cristina Morandini o “La Pipi” y “El Titón”, fueron desgarrados de los suyos y de la vida por el Estado terrorista de la dictadura. Tuvieron una vida breve y se la jugaron y la perdieron en esos años de sangre y fuego, donde muchos, como ellos, creían que no se podía enfrentar a un sistema que empleaba la violencia sin utilizar la violencia .

El relato de Morandini es como una carta abierta a sus dos hermanos (Ver: El sacrificio de Néstor y Cristina, mis hermanos desaparecidos). Cuenta su dolor sin odio y hay escenas que estremecen: “La que más me cuesta evocar es tu resistencia, Pipi, a ser metida en el ascensor y tu desgarrado grito pidiendo ayuda ” recuerda, cuando Pipi fue secuestrada de su casa en 1977. Y dice que su madre “fue a la Plaza” pero “se negó a entrar en el Palacio, porque siguió fiel al principio de no partidizar los organismos de derechos humanos”.

La tragedia de los hermanos Morandini fue íntima y como señala Norma, “la verdadera intimidad es el dolor”. Pero a la vez es pública: es la tragedia de los desaparecidos y es la tragedia de todos .

En cambio, no es más que una comedia la de los funcionarios de este Gobierno, que compiten por quién pierde antes la dignidad. Un ex ucedeísta como Boudou acaba de decir que Cristina es hoy “la líder espiritual de la Nación” . Una comparación con Evita desmesurada y calculada. Y explicable en alguien acosado por la Justicia, que siente el miedo degradante a quedar afuera, sin el amparo del poder.

El recurso a esa mitología es kirchnerismo puro. Pero es mitología: Cristina Kirchner no es Evita ni Néstor Kirchner fue Perón. Y además, Cristina y Néstor Kirchner no fueron Cristina y Néstor Morandini : vivieron la segunda mitad de los 70 de manera muy diferente. Se recluyeron en el Sur a hacer su vida y sus negocios sin ningún riesgo. Y luego, ya en el poder y sin dejar los negocios, impostaron una militancia que no tuvieron para buscar legitimidad moral. Nunca fueron héroes. Es tan difícil asumir la historia verdadera como fácil falsificarla para beneficio propio.

La astucia mayor de los K fue apropiarse de la bandera de los derechos humanos. Y de una historia compleja y contradictoria, que no admite una lectura lineal, eligieron la parte que creen que más rédito político les da.

Otra es la que cuenta Morandini: “Mi obsesión, mis queridos hermanos, es defenderlos de los que de manera oportunista buscan apropiarse de sus sacrificios , sin saber que ustedes, Néstor y Cristina, mis dos hermanos presos desaparecidos, murieron como tantos otros para que los argentinos aprendiéramos a vivir en libertad, sin tutelas ni autoritarismo”.

Clarín, 28-7-12