Por Silvia Otero y José Guaderrama
El Universal /
México/ GDA
Algo está cambiando en el continente. Si bien
la migración hacia los países del Norte sigue liderando la tendencia, la
Argentina se transformó en un imán para ciudadanos de países vecinos: según
datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en la última
década, de los 700.000 sudamericanos que salieron de sus países, 500.000
llegaron a la Argentina. Los paraguayos y los bolivianos encabezan la llegada
de extranjeros al país.
Según datos de la
Dirección General de Migraciones, entre 2004 y 2012, alrededor de 1.579.000
extranjeros solicitaron la residencia argentina. De los 5000 permisos que se
otorgaron en 2004 a ciudadanos paraguayos, se pasó en 2006 a 177.593. Los
permisos solicitados por bolivianos pasaron de 10.496 a 86.509 en el mismo
período.
También ha sido
significativa la llegada de europeos: en 2004, unos 312 españoles y otros 202
italianos solicitaron la radicación. En 2011, la cifra llegó a 2279 y 1800,
respectivamente. Los colombianos, en tanto, en ocho años hicieron 47.758
solicitudes de residencia.
Las cifras de la OIM
confirman que la Argentina se consolida como destino de la migración
intrarregional. De esta forma, aunque los Estados Unidos y Canadá siguen siendo
los países que más americanos atraen (casi siete veces más que la Argentina,
Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, México y Uruguay juntos), la migración
interregional en América del Sur comienza a tomar auge.
"Ocurre por un
conjunto de factores que incluyen mayores oportunidades en América del Sur en
un momento más difícil para conseguir trabajo o para migrar hacia Europa o
Estados Unidos", precisó el funcionario de la OIM, el uruguayo Juan
Artola.
LOS MÁS BUSCADOS
La Argentina, Brasil,
Chile y Uruguay son los países más buscados y hacia los que se dirige el mayor
flujo migratorio. En cambio, las dificultades para obtener la visa y la crisis
económica han hecho que disminuya la cantidad de personas que buscan mudarse a
los Estados Unidos, por ejemplo.
La crisis económica
de los Estados Unidos ha afectado las industrias de la construcción, de
servicios y las áreas agrícolas, donde trabajaban los inmigrantes. El flujo de
mexicanos repatriados desde ese país ha registrado un descenso constante, desde
808.000 casos en 2000 a 278.000 en los primeros nueve meses de 2012.
Uruguay es otro de
los países que lideran la migración dentro del continente. Entre 2000 y 2011,
recibió a 25.000 extranjeros. Del total, 35% son argentinos; luego los siguen
los brasileños y los españoles, empatados en 16%. Los italianos representan 7%
de los extranjeros, y los peruanos, 4%. En Chile, la más reciente oleada
inmigratoria ha casi duplicado el número de extranjeros registrados. En 2002 la
cifra era de 184.464 y hoy es de 370.000, con un 66% de sudamericanos. Entre
ellos, unos 61.873 argentinos.
Venezuela vivió un
verdadero éxodo en 2012. La Oficina de Migración de Colombia registró la
entrada de 181.674 venezolanos para residir en el país, de manera permanente.
El mismo año, el
Instituto Nacional de Estadística de España contabilizó 3881 solicitudes para
abandonar Venezuela. En 2010, unos 215.023 venezolanos llenaron una solicitud
para radicarse en los Estados Unidos. No existe una cifra oficial sobre la
cantidad de personas que han llegado a Venezuela en los últimos 14 años.
En el caso de Puerto
Rico, la situación no es diferente de la de Venezuela: en la última década han
emigrado 576.000 personas.
Aunque la crisis
económica de Estados Unidos y la mejoría en las economías de la región
representan factores que economistas y analistas presentan como claves para que
disminuya la migración hacia ese país, la criminalidad y el riesgo que
representa llegar al destino es sin duda otro de los datos a los que más
importancia se les asigna.
La Organización
Internacional para las Migraciones estima que por lo menos 150.000 personas
ingresan cada año de forma ilegal a México a través de la frontera sur, y que
unos 350.000 mexicanos salieron en 2011 hacia Estados Unidos.
Las migraciones
forzosas y la trata de personas aparecen como contracara del incremento del
movimiento migratorio de la región.
Este fenómeno, que
derivó en acusaciones entre países, obligó a los gobiernos de México y América
Central a firmar acuerdos y prometer acciones.
En Ecuador, las
mafias de "coyoteros"' [traficantes de seres humanos] ofrecen viajes
al extranjero con visa a los Estados Unidos y estafan a las personas, que
acaban siendo deportadas y en muchos casos, con un proceso judicial en su
contra.
En 2012 se registró
en Colombia el segundo año con más casos de extranjeros víctimas de trata de
personas detectados, después del 2010.
Sergio Bueno,
director de Migraciones de ese país, señaló que se han incrementado las
acciones de control en las rutas usadas para el tráfico y, además, que se han
firmado convenios para fortalecer la investigación criminal.
EL TRÁFICO DE
PERSONAS NO HACE DISTINCIONES
En la región también
se registra una abundante llegada de inmigrantes chinos sin documentos, movidos
por traficantes de personas. En Perú solamente, por ejemplo, hay 5533
inmigrantes que se desempeñan en el sector servicios y comercio.
Pero ésa es apenas la
cara formal de esta comunidad extranjera. Tanto la policía como la Dirección
General de Migraciones y Naturalización alertaron que desde que Ecuador eliminó
la visa de turismo para todos los extranjeros, en 2008, la poco controlada
frontera norte se convirtió en la principal ruta de acceso a Perú de
inmigrantes chinos indocumentados. Y una investigación de la organización
Capital Humano y Social (CHS) sobre 17 casos de inmigrantes chinos ilegales
permitió conocer que la mayoría paga entre 40.000 y 70.000 dólares a los
traficantes, que no sólo se encargan de trasladarlos, sino también de
conseguirles el alojamiento y un empleo. La tarifa incluye también la gestión
de un nuevo documento que los acredita como ciudadanos peruanos.
En diciembre pasado,
la policía uruguaya desarticuló una red integrada por ciudadanos argentinos y
uruguayos que traficaban personas de origen chino. Los responsables eran
policías argentinos y funcionarios de la Dirección Nacional de Migraciones de
Uruguay. El propósito era la explotación laboral de los chinos en la Argentina.
Uruguay servía como país de tránsito.
En cuanto al gigante
brasileño, hay traficantes que llenan el autobús de ciudadanos bolivianos con
la promesa de mejores condiciones de vida. Todos acaban confinados en
departamentos pequeños, según informó la senadora Lídice da Mata, relatora de
la Comisión Parlamentaria de Investigaciones del Tráfico Nacional e
Internacional de Personas del Senado brasileño.
Los asiáticos llegan
a San Pablo para intentar alcanzar una vida no tan pobre como en su país. Lo
mismo buscan los colombianos. Las mujeres, famosas por los concursos de
belleza, disputan salarios de empleadas asistentes aun con un título de
psicóloga o ingeniera. Los africanos arriban a El Salvador en grandes barcos y
de manera clandestina. Algunos mueren en la travesía.
En cambio, los árabes
prefieren instalarse en el centro oeste de Brasil. Los haitianos tomaron
ciudades del norte de ese país, pero refuerzos de seguridad en la frontera
hicieron que los traficantes desviaran a los inmigrantes, que ahora cruzan
desde Bolivia hacia el Mato Grosso.
La Nación, 18-3-13