Por José Antonio
Riesco
Las masas no piensan,
aunque estén llenas de personas pensantes; por eso, urge que se constituya un
liderazgo, y con ello una cierta
capacidad de “decisión y acción”, o sea un plan de operaciones, dentro de la
ley y “con voluntad de poderío”. De otro modo la impresionante cantidad de
hombres, mujeres, veteranos y jóvenes, que se dieron presencia en las plazas y
calles de la República ,
carecerá de efectividad en sus objetivos si aquello no se produce. Es la hora
de superar cualquier asomo de frigidez cívica.
Alguien bien pensante
acaba de afirmar que, de lo contrario, “la señora presidente seguirá lo más
campante con sus designios mientras no haya quién o quiénes se le
opongan.”(*) El enfrentar al oficialismo
que gana las elecciones comprando votantes y punteros con los dineros del
Estado, aparece hoy como una hipoteca que la oposición debe resolver, no en
función de sus intereses personales y partidarios sino de los “supremos de la Nación ”. De ahí que, como agrega el autor citado, sus
gestos y gritos meramente simbólicos “no salvan a la dirigencia “opositora” de
su responsabilidad frente a la desolación producida por la marabunta
kirchnerista. Pero tampoco a quienes la han elegido”.(*)
Estoy convencido que
la historia enseña más que un recetario teorético, y viene al caso el jugoso
relato que André Maurois hizo de las vísperas del golpe de Estado que, en 1851,
dio Louis Bonaparte (Napoleón III) para fundar su autocracia :
El príncipe “pudo
completar sus planes tranquila y cínicamente. Servirse de los monárquicos para
aplastar a la república; desarmar luego a los monárquicos para imponer el
imperio. La operación parecía temeraria,
pero todo le es fácil a quien no encuentra a nadie que se le oponga”. “Los demás partidos,
divididos, se observaban celosamente y se anulaban unos a otros”.(p. 382 .
Historia de Francia)
Con este antecedente,
y mirando hacia lo que le ocurre a la Argentina , vale recordar aquello de Marx : “La
historia se repite, la primera vez como drama, la segunda como farsa”. A esta
altura buena parte de la comedia en que está sumergida nuestra política –tan
costosa moralmente además de lo material--
seguramente está madura para que ciertos actores ya obsoletos hagan
“mutis por el foro”. Es tiempo de renovar el elenco.
Los que frenan el
agrupamiento de las fuerzas en oposición son los que llevan en el bajo fondo de
las pasiones baratas, en el Ello, diría Freud, los viejos apetitos por los
oropeles de lata. Pero bastaría que en el horizonte de la lucha asome el
comienzo de hecho de una acción enérgica de reclutamiento y organización, y en
el acto se disiparán los egoísmos comiteriles. Se dará en el acto la prioridad
de los valores nacionales.-
(*) – Juan Salinas
Bohil : “El todo opositor no es igual a la suma de sus partes” – (cf.
www.correodebuenosaires.com.ar)