¡El pueblo quiere
saber de qué se trata!
Javier Llorens y
Mario Cafiero (Ingeniero Industrial - Diputado MC)
[Este trabajo se
publica sin gráficos]
Introducción
Quienes apoyan el convenio, dicen que en él no hay
pérdida alguna de soberanía. Y al mismo tiempo contradiciéndose flagrantemente,
dicen que por razones de confidencialidad y en cumplimiento de las reglas de la SEC (Securities and Exchange
Commission) norteamericana, el contrato no se puede dar a conocer a los
argentinos. Vulnerando así el principio básico de la democracia de la
publicidad de los actos de gobierno, establecido desde nuestros orígenes bajo
la advocación ¡El pueblo quiere saber de qué se trata!
Así no solo se ha prorrogado la jurisdicción a favor
de tribunales franceses y estadounidenses, como ha trascendido, sino también a
favor de una mera comisión dependiente del gobierno de Estados Unidos.
¿Pero es solo el
cumplimiento de las supuestas normas de confidencialidad de un soberano
extranjero, por la que el contrato no se da a conocer a los argentinos? ¿O es
solo una excusa para evitar dar a
conocer la letra chica y pormenores de un convenio enormemente ruinoso para el
país?
Lamentablemente, si
uno tira algunos números en base a la dispersa información disponible, el
interrogante acertado parece ser este último. Tal como se desprende de las dos
planillas anexas, cuyos áridos números nos brindan datos a cual más elocuentes
para decirnos que se trataría de un descomunal negociado, que le reportará
enormes ganancias a Chevron. Que además heriría de muerte a la competitividad
de la economía argentina, por los altísimos precios que tendrá la energía, que
es uno de los principales insumos de una economía moderna.
Análisis de la
rentabilidad en base a los datos de YPF
De acuerdo a las cifras publicadas en el portal de
YPF, en los 12.450 km2 de extensión de su concesión en Vaca Muerta, existen
recursos técnicamente recuperables de 25.000 millones de barriles de petróleo,
y 240 trillones de pies cúbicos de gas natural.
http://www.ypf.com/EnergiaYPF/Paginas/vaca-muerta.html
Valuados a precios de mercado, como se puede ver en la Planilla I , estos
recursos ascenderían a la suma de nada menos 4,38 billones de dólares en
términos europeos. O sea 4,3 Millones de
millones de dólares (u$s 4.381.042.006.856), equivalentes a 10 veces el PBI
argentino actual.
O sea que cada
argentino tendría 109.526 dólares de patrimonio enterrado en el subsuelo neuquino
que detenta YPF en Vaca Muerta. Y que de cada km2 del mismo sería posible extraer 352 millones de dólares
de gas y petróleo no convencional (u$s 351.890.924).
Si se extrapolan estos datos a toda la superficie de
Vaca Muerta, que según YPF se extiende a 30.000 Km2, existirían en ella
recursos recuperables por 10,6 billones de
dólares. O sea 10,6 millones de millones de dólares (u$s
10.556.727.000.000) equivalente a 24 veces el actual PBI argentino. Y por ende cada argentino tendría un patrimonio enterrado en el subsuelo de Vaca
Muerta de u$s 263.000.
YPF firmó un acuerdo
inicial con Chevron para explotar solo 20 km2, lo que representaría un ingreso
bruto de u$s 7.037 millones, a cambio de una inversión por parte de Chevron de
u$s 1.146 millones, o sea un 16,3 % de dicho ingreso. Lo que arroja un margen
bruto de u$s 5.891 millones de los cuales la mitad, u$s 2.495 millones irían a
parar al bolsillo de Chevron, obteniendo así una rentabilidad bruta del 257 %
sobre lo invertido.
Si el análisis se
entiende a los 593 km2 cuadrados finales que prevé el convenio, correspondiente
al área situada en Añelo, a la vera del Rio Neuquén, que la Presidenta denominó
“General Mosconi”, según el decreto 1208 del Gobierno de Neuquén, se van a
invertir en ella u$ 16.506 millones de dólares en un concesión que se prorroga
hasta el año 2048, de los cuales el 50 %, u$s 8.253 millones corresponderían a
Chevron.
La cual depararía
ingresos brutos por u$s 139.996 millones, representando la inversión de Chevron
un 5,9 % de este monto. Que a su vez arrojaría un margen bruto de u$s 122.490
millones, de los cuales el 50 % u$s 61.245 millones irían a parar al bolsillo
de Chevron, obteniendo así una rentabilidad bruta del 742 % sobre lo invertido.
Pero estos resultados más que preocupantes en relación al inusitado regalo de
los recursos naturales que se habría hecho a favor de Chevron, están muy lejos
de acabar allí.
Análisis de la
rentabilidad en base a los datos de Reuters y AIE
De acuerdo a sendas
notas publicadas por Ámbito Financiero (“YPF trabajará en Vaca Muerta un campo
con 316.000 M de barriles de petróleo”, 24-7-13; “YPF II: las apuestas sobre
Vaca Muerta”, 25-7-13) basadas en un cable de la agencia REUTERS fundamentado
en información interna proveniente de YPF, en Vaca Muerta existirían recursos
de hidrocarburos no convencionales, por 661.000 millones de barriles de
petróleo, y 1.181 trillones de pies cúbicos de gas natural, concentrados en un
área de 740 mil hectáreas, o sea 7.400 km2, de los cuales 3.000 km2
corresponderían a YPF.
http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=698961
http://www.ambito.com/noticia.asp?id=698892 )
Esas notas también
informan que la tasa de recuperación del petróleo que estima YPF es del 10 %. O
sea que los recursos recuperables allí existentes treparían a u$s 66.100
millones de barriles. Respecto la recuperación del gas natural dice que YPF no
brinda datos, pero por su parte la
AIE (Agencia Internacional de Energía) estima que en Vaca
Muerta habría recursos recuperables de gas natural equivalentes a 700 trillones
de pies cúbicos, que representaría 300 años del actual consumo argentino.
Valuados a precios de
mercado, como se puede ver en la
Planilla II ; esos
recursos ascenderían a la sideral suma de
12,1 billones de dólares. O sea 12,1 millones de millones de dólares
(u$s 12.115.202.500.000). Equivalente a 28 veces el actual PBI argentino.
Según esa información
publicada por Ambito, cada argentino tendría u$s 302.880 dólares de patrimonio
enterrado en el subsuelo neuquino. Y conforme la extensión de la formación Vaca
Muerta consignada por Reuters y Ambito, de cada km2 sería posible extraer 1.637
millones de dólares de gas y petróleo no convencional (u$s 1.637.189.527).
Como se ve, los
resultados totales de Vaca Muerta que surgen de la extrapolación de los datos
de YPF, solo difieren en un 15 % respecto a los datos que informa Ambito y
Reuters. Siendo la diferencia sustancial entre ambos la superficie donde se
encontrarían esos recursos, que YPF la extiende a 30 mil Km2, y Ambito -
Reuters la acotan a 7.400 Km2.
En base a los datos
de Ambito – Reuters consignados, el acuerdo inicial con Chevron, que contempla
la explotación de 20 Km2, arrojaría los siguientes resultados. Su ingreso bruto
treparía a u$s 32.743 millones, por lo cual la inversión de Chevron de u$s
1.146 millones solo representaría el 3,5 % de ese monto. Su margen bruto treparía a su vez a u$s 31.597
millones, del cual correspondería un 50 % a Chevron, o sea u$s 15.798 millones.
Que obtendría así una rentabilidad bruta del 1.379 % sobre lo invertido.
Con respecto al
objetivo final de explotar 395 Km2, el ingreso bruto treparía a los u$s 646.689
millones, con lo cual la inversión neta de Chevron de u$s 8.253 millones solo
representaría un 1,28 % de dicho monto. El margen bruto treparía a u$s 630.183 millones, del cual el 50 %, u$s
315.091 millones correspondería a Chevron, obteniendo así una rentabilidad
bruta de 3.868 % de lo invertido.
Las lamentables
sospechas que inspira el CEO de YPF Miguel Gallucio
Al analizar estos
fabulosos números, ante los cuales el rey Creso famoso por su riqueza parece un pordiosero, surge la vehemente
sospecha si el CEO de YPF Miguel Gallucio, ex ejecutivo de la multinacional
prestadora de servicios petroleros Schulemberger, que fue importado por el
actual gobierno desde Inglaterra tras la reestatización parcial de YPF a
principios del años pasado, está al servicio de los intereses de YPF y el país. O de Chevron y
las grandes petroleras extranjeras.
La sospecha se
agiganta si uno coteja quienes son los accionistas principales de ambas
compañías. Encontrándose, conforme se puede ver en la Planilla III adjunta,
que son casi los mismos para ambas compañías. Revelando así una comunidad de
intereses que pone en tela de juicio la compatibilidad de Gallucio, ex alto
ejecutivo de Schulemberger, para intervenir en este descomunal negocio.
De la tabla surge
que los accionistas comunes de ambas
compañías detentan un valor accionario de u$s 91.048 millones. Que equivale al
82 % del valor accionario de los principales accionistas de ambas compañías,
que trepa a u$s 111.134 millones. En el caso de Chevron, con accionistas
comunes con Schulemberger por un valor accionario de u$s 63.248 millones, ello
representa el 83 % de los principales accionistas de Chevron, cuyo valor
accionario trepa a u$s 75.834.
A su vez en el caso
de Schulemberger, con accionistas comunes con Chevron por un valor accionario
de u$s 27.800 millones, ello representa el 79 % de los principales accionistas
de Schulemberger, cuyo valor accionario trepa a u$s 35.299 millones. Como si
ello no resultara suficiente, estos accionistas son los mismos de otras
compañías que están dedicadas intensamente a la actividad extractiva en
Argentina, y en la zona en disputa de Malvinas. Desde Mosanto hasta la
megamineras, pasando por las petroleras. Como si dijeran, todo, todo, queda en
casa.
Perón decía que las empresas mixtas consistían en que
el Estado pone la vaca, y el privado un pollo, y al final el privado se queda
con la vaca, y el estado con el pollo. Cualquiera diría que Perón estaba
pensando en Vaca Muerta. Pese a que este caso gracias a los afanes de
Galluccio, el intercambio parece ser de vacas por gallos.
Estos escandalosos
interrogantes que surgen respecto el convenio firmado con Chevron, que se
anuncia que solo es un convenio piloto de otros muchos que vendrán después
relacionados con Vaca Muerta, tienen como única salida que el gobierno haga
público dicho convenio, y las bases en la que se fundamentó YPF para
concretarlo.
Este descomunal
negocio que se está facilitando a las megacompañías petroleras norteamericanas
e inglesas, plantea además el interrogante si la súbita desaparición del gas
natural convencional de Loma de la
Lata , y la fortísima caída que se registró en la producción y
las reservas tanto de gas como petróleo, que hoy se refleja en ruinosas
importaciones que desbalancean la balanza de pagos, no tuvieron en realidad por
objetivo el forzar a la explotación de los hidrocarburos no convencionales de
Vaca Muerta.
A la que se reputa
como la segunda reserva más grande del mundo, cuya tecnología hasta ahora solo
dominan esas megacompañías, pero que cuenta en el mundo con serios reparos
ambientales. De esa manera, con la inusitada caída de la producción
convencional, dichas megacompañías que también detentan las concesiones de
estos yacimientos, habrían logrado abrir
el descomunal nicho de negocios de Vaca Muerta, que ponen en evidencia
los números antes consignados. En cuya apertura Gallucio parece haber puesto
todos sus afanes, conforme los planes de esas compañías.
Chevron “yo, la peor
de todas”
Esta situación se ve
refrendada por la actuación de la misma Chevron Argentina, que podría emular la
frase de Sor Juana Inés de la
Cruz , “Yo, la peor de todas”. Conforme se puede visualizar en
el gráfico adjunto, que evidencia como la producción de Chevron en Argentina se
hundió en un abismo desde el 2003 en adelante, en coincidencia con el arribo al
poder del kirchnerismo.
En él se observa que
Chevron fue una gran contribuyente al actual déficit energético, al pasar su
producción de petróleo de 4,64 millones de m3 en el año 2001, a solo 736 mil m3
en el año 2012, con una caída del 84 %. Y en cuanto al gas natural los
registros son aun peores, ya que pasó de 1.370 millones de m3 en el año 2003, a
solo 131 millones de m3 en el 2012, con una caída del 87 %. Esta descomunal
caída en la producción en sus concesiones, no solo descalifica a Chevron para
cualquier clase de convenio, sino que también descalifica la errática política
energética del actual gobierno. O mejor dicho la total ausencia de ella en
función de las necesidades del país.
Si a ello se le suma los antecedentes que
arrastra Chevron por los desastres ambientales de los que es responsable en
Ecuador, resulta evidente que no existen razones ni de merito ni conveniencia
para que parte de la enorme riqueza pública
vaya a parar a los bolsillos sin fondos de Chevron.
Por último, el hecho de que la Presidenta haya
denominado al área otorgada a Chevron “General Mosconi”, para encubrir con un
barniz nacionalista este descomunal negociado en contra del país, constituye
una tremenda injuria a dicha notable y
honesta personalidad. Que lejos de firmar convenios con la Standar Oil , hoy
Chevron y Exxon, llevó adelante una durísima y audaz guerra comercial contra
esas compañías norteamericanas, y la
SHELL inglesa. Las mismas que hoy se preparan junto con otras
compañías vinculadas, para hacerse un festín en Vaca Muerta.-
Javier Llorens
Mario Cafiero
(Ingeniero Industrial - Diputado MC)
Julio del 2013