jueves, 22 de agosto de 2013

COMPARACIONES INCONVENIENTES


Por FABIÁN BOSOER


En su discurso de ayer en Río Gallegos, con audiencia de empresarios, sindicalistas y funcionarios, la Presidenta hizo un breve ensayo comparativo, al cotejar algunas cifras e indicadores macroeconómicos de la Argentina con los de Australia y Canadá, para indicar que estamos mejor que esos países.

El ejercicio que propuso es interesante, no por que sea “más cool”, como deslizó con el mismo tono de aquel “esto no es la Universidad de La Matanza” frente a los alumnos de Harvard, si no por que ayuda a develar algunos interrogantes sobre los eslabones perdidos en nuestra historia. Desde hace décadas han sido muchos los economistas, historiadores y gente en general que tuvo la oportunidad de recorrer el mundo, que se plantearon una pregunta que siempre vuelve: ¿Porqué no fuimos como Australia y Canadá, países que contando con dotación de recursos naturales, condiciones climáticas y posiciones en el mundo parecidas hacia fines del siglo XIX y hasta los años 30 del XX, despegaron mientras nosotros nos quedamos atrás o al costado de los procesos de desarrollo? Los resultados se reflejan en el Indice de Desarrollo Humano 2013 (PNUD): Australia está en 2° lugar (es el segundo país más desarrollado del mundo), Canadá en el 11° y la Argentina en el 45° .

Julio Godio lo explicó en La anomalía argentina, revisando el fracaso de un proyecto de país y observando que en nuestra historia siempre pugnaron dos culturas, la rentística y la productiva. Daniel Muchnik, en Tres países, tres destinos sostiene que la Argentina quedó atrás de Canadá y Australia porque su sociedad fracasó en su intento de consolidar instituciones y una estructura política que organizara los intereses divergentes de sus regiones, de sus clases sociales, de sus movimientos partidarios. Antes de que la actual mandataria iniciara su primer mandato, el economista Pablo Gerchunoff, autor junto a Pablo Fajgelbaum de ¿Por qué la Argentina no fue Australia”, le respondió a quien esto firma, con un indicador inapelable “En la Argentina, el 15% de la población vive con dos dólares o menos diarios; en Australia no hay una sola persona que pueda vivir con dos dólares al día.

Aun creciendo, un país que excluye al 20 o 30% de su población no puede aspirar a nada sólido”. Siete años después las condiciones no han variado demasiado: a pesar de las nuevas oportunidades de convergencia con aquellas economías emergentes, seguimos bien lejos de los estándares de desarrollo y calidad de vida de Canadá y Australia. No porque no crecimos lo suficiente, sino por el modo en que se aprovechó ese crecimiento para hacer otras cosas; inversión, distribución del ingreso, desarrollo institucional y calidad democrática.


Clarín, 22-8-13