Eduardo Duhalde
propone hacerle un "retoque" a la Constitución para moderar el
"hiperpresidencialismo"
Por Facundo Chaves
Rodríguez
El ex presidente
Eduardo Duhalde consideró que la Constitución Nacional debería ser reformada
para moderar el hiperpresidencialismo que se generó en la Argentina tras la
gestión de Néstor y Cristina Kirchner y aclaró que esa modificación -a la que
definió como "retoque"- debería ser consensuada entre los principales
candidatos presidenciales, bajo "inspiración" de la Iglesia Católica
y el papa Francisco.
En una entrevista
exclusiva con LA NACION en su casa de Lomas de Zamora, el ex primer mandatario
advirtió que en la Argentina hay "subdesarrollo democrático" y alertó
sobre "baches normativos" que tiene la Carta Magna y que deberían ser
corregidos mediante un acuerdo entre los presidenciables, entre los que nombró
a Sergio Massa, Daniel Scioli, Mauricio Macri, José Manuel De la Sota y Hermes
Binner.
Según Eduardo
Duhalde, el ámbito para la discusión de "cinco o seis políticas de
Estado" debería ser similar al de la Mesa del Diálogo, espacio en el que
en 2001 y 2002 -durante su gestión en la Casa Rosada- se debatieron políticas
para salir del crack de la convertibilidad. "Yo no soy candidato a
nada", aclaró.
¿A qué se refiere
cuando afirma que en la Argentina existe un subdesarrollo democrático?
Tenemos un problema,
que es la idea de que se necesitan presidentes fuertes, cuando lo que se
necesitan son democracias fuertes. Debemos despejar esa idea de que necesitamos
un presidente fuerte porque hay crisis . En la Argentina, a diferencia de otros
países sudamericanos, es posible crear y progresar en acuerdos y consensos,
porque las fuerzas políticas históricas, que son el socialismo, el radicalismo
y el justicialismo, tienen muy pocas diferencias. Cuando aparece la matemática
del egoísmo entre quienes gobiernan y quienes no -decir yo me llevo los
laurales y hago, en vez de una ley, un decreto- esas mezquindades hacen que
tengamos dificultades.
Lo básico es que
tenemos que convencernos que necesitamos imperiosamente una democracia sólida,
moderna y no en la que estamos, por el contrario, el Gobierno convierte todo en
un ámbito de ilicitud y la democracia se perjudica por eso.
Pero la Constitución
Nacional vigente tiene sistemas de contrapeso más o menos firmes...
Esa es la respuesta.
Son más o menos firmes , pero quedan baches normativos. Lo que sucede es que,
aprovechando esos baches normativos, se pretende convertir en hiperpresidente a
un presidente. Esto pasa con la cesión de facultades extraordinarias, que no
deben ocurrir o deben ocurrir en situaciones de crisis con mayorías muy
importantes...
Con mayorías en el
Congreso agravadas...
Claro, y también por
un tiempo muy corto. Además, tenemos otra dificultad muy seria, que es que nos
rige un sistema federal y no se respeta en lo más mínimo el federalismo.
Necesitamos ir modificando eso, con una serie de normas que tienen que ponerse
de acuerdo, en mi criterio, los que aparecen -y seguramente serán- los
candidatos presidenciales para dentro de dos años. Ellos tienen que ponerse de
acuerdo porque todos ellos, sin ninguna excepción, proclaman la necesidad de
políticas de Estado. Ellos tienen que demostrar que son capaces de hacerlo.
¿Cómo y en qué ámbito
se debería dar ese acuerdo?
Creo que habiendo
tenido un éxito tan grande el Diálogo Argentino, que se hizo bajo la protección
no solo física, en el lugar, sino también bajo una protección espiritual de la
Iglesia, creo que tendrían que pedirle a la Iglesia que reabra el Diálogo
Argentino, para debatir allí cinco o seis temas para construir una democracia
sólida.
Una democracia sólida
debe dejar de lado el hiperpresidencialismo , dar autarquía y autonomía en su
funcionamiento para el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. No debe
permitirse un relacionamiento directo del Estado Nacional con los Estados
municipales, sin pasar por el Estado provincial, porque eso es en detrimento
del federalismo. El financiamiento de las provincias, para que se dirima cómo
se reparten los ingresos nacionales, entre otros puntos.
LA CONSTITUCIÓN, EN
DISCUSIÓN
¿Pero esos temas
involucran una modificación de la Constitución Nacional?
Creo que la
Constitución Nacional nuestra es buena, pero requiere de algunos retoques , que
contemple lo que ha pasado y cómo se han transformado las cosas. Uno de los
aspectos que faltaban mencionar es el tema de los controles. El nuestro es un
país descontrolado porque -en general- los que controlan son empleados o amigos
de los que deben ser controlados. Debemos utilizar herramientas modernas para
avanzar con el gobierno electrónico. Eso ya avanzó en los Estados Unidos, en
Canadá, en Europa. Necesitamos construir una democracia sólida y sacarnos la
idea de que necesitamos presidentes fuertes, cuando lo que tiene que ser fuerte
es la democracia.
En los últimos días
se sancionaron en el Congreso leyes como la emergencia económica o el impuesto
al cheque...
Esas son leyes que desvirtúan
el funcionamiento democrático...
¿En un debate
constitucional esas facultades se deberían eliminar?
En el ámbito del
Diálogo Argentino, debería existir un compromiso, como los pactos
preconstitucionales del pasado, para que, asumido el nuevo presidente,
modifiquemos, le demos una refrescada o un pequeño retoque para evitar estas
situaciones, que son malas para el país. También, se debería incluir que no
pueden haber más de dos períodos constitucionales .
Uno de los problemas
o cuestionamientos que surgen cuando se habla de una reforma de la Constitución
es que abre la puerta a habilitar la reelección indefinida...
Gobernar hoy es mucho
más difícil que hace 30 o 50 años. Está sometido a una presión enorme quien
está gobernando y no hay cuerpo que aguante. Para mí deben ser ocho años:
juntos o separados, consecutivos o alternados y nunca más; ocho años como tope.
Si se permite más, se genera el problema de que algunos se creen salvadores de
la Patria o que vienen a refundar Buenos Aires. Yo coincido en que hay que
refundar el país, pero hay que refundarlo sobre la ley y la Constitución. Hay
que ir a una Segunda República, modificar algunos aspectos para ponernos a tono
con las democracias en el mundo, que avanzaron, porque este mundo es mucho más difícil.
Está en ciernes una guerra económica y por eso se requiere que los países
puedan tener unificado su frente interno político.
Nombró a la UCR, el
PJ y el socialismo y los candidatos de 2015, ¿quiénes piensa que deberían
participar de esa mesa de Diálogo Argentino?
Los que
potencialmente son candidatos y ya aparecieron, se pueden agregar otros. No
creo que se pueda inventar muchos más, aunque no sería mal visto que aparezca
alguno más o uno menos. Ellos tendrían que demostrar a la sociedad que hablaron
tanto y con razón de que no se puede estar sin consensuar. Hay que hacerlo. Hay
que acordar. Todos dicen que están de acuerdo, pero por eso hablo de la Iglesia
y, por sobre todo, de Francisco. En la Argentina no nos damos cuenta de la
importancia que puede tener el Papa para el mundo y para nosotros, para los
sudamericanos en particular, porque su palabra es muy escuchada. Por lo que hay
que abogar es que, si alguien tiene la tentación de convertirse en un mandón,
no pueda hacerlo.
¿Por qué un gobernante
como Cristina o Néstor Kirchner ampliaron esas facultades?
Porque se creen
revolucionarios y no lo son. El mundo entró en una fase de evolución, no de
revolución. Evolución, de evolucionar, porque la única revolución que quedó en
Iberoamérica es la cubana, lo demás es evolución, un progreso permanente, con
políticas que se continúan en los años.
Habló usted de que el
Poder Judicial sea independiente del Ejecutivo y recuerdo que la Presidenta
hace muy poco dijo que ella era la "gila que juntaba la plata".
Ese concepto hay que
modificarlo. Los presidentes no son dueños de nada, ni deben ser presidentes fuertes.
Inclusive, creo que las constituciones sudamericanas deben establecer la
revocación de poder por mayoría del 75 por ciento.
Al no estar
preparados ni maduros para gobiernos parlamentarios, que es lo que yo he
sostenido siempre, hay que plantearnos la posibilidad de revocación, cuando lo
decide el 75 por ciento de las cámaras, como pasa en el sistema parlamentario.
Quizás haya que analizarlos, como ideas, que se planteen en un ámbito de
discusión. Pero por sobre todo no hay que olvidarse de Francisco...
¿A qué se refiere...?
El Papa es un hombre
que está llamado a hacer muchas modificaciones que tienen que bajar también a
la política, como puede ser la forma en que él se maneja, la austeridad, la
sensibilidad, todo esto debe hacerse carne en la sociedad, porque todos dicen
qué macanudo Francisco, qué va a hacer por nosotros ... nosotros tenemos que
difundir su ideario. No yo, pero sí los candidatos o frentes que se conformen,
deberían pedir a la Iglesia que reabra el diálogo. No hay ámbito mejor. La
Argentina no salía del 2001 sin ese ámbito.
¿Usted se ve en esa
Mesa de Diálogo para discutir una reforma constitucional?
Yo no participo
porque yo no soy candidato . Puedo colaborar con ideas, pero no. Tengo una
experiencia enorme.
¿Usted no va a ser candidato
a nada?
Nooo. No voy a ser
candidato a nada . Estoy dedicado a otra cosa. Estuve con (Luiz Inacio) Lula Da
Silva, con (Fernando Hernique) Cardoso y escribiendo un libro sobre la Unasur.
UNA MESA CON NOMBRES
PROPIOS
Cuando usted dice los
candidatos, ¿a quiénes tiene en la cabeza, con nombre y apellido...?
Puede haber más, pero
hoy indudablemente son Mauricio Macri, Hermes Binner, José Manuel De la Sota,
Daniel Scioli y Sergio Massa. Hoy no aparecen más, pero pueden aparecer otros.
Sin embargo, en la historia de la democracia recuperada, nunca, quien terminó
electo presidente era candidato fijo dos años antes, algunos ni existían, y
ahora puede pasar lo mismo. Igual, los candidatos, los cinco, son importantes.
¿Cómo ve el resultado
de la elección y la proyección de Massa para 2015?
Sergio Massa viene a
representar una opción generacional muy importante. Es un hombre muy joven, muy
capacitado, pero está jugando en una cancha chiquita y ahora va al Monumental a
jugar en la políltica grande: la política nacional. De su habilidad para tejer
acuerdos y llegarle a la gente de todo el país se van a ir expresando sus
posibilidades. Como le pasa a Scioli, que está acostumbrado a jugar en una
cancha un poco más grande, que es la provincia, pero ahora se verán los pingos.
Igual, tampoco hay que descuidar a un acuerdo radical-socialista,
socialista-radical.
Y puede también
sumarse en el radicalismo Julio Cobos, que ya se anotó...
Sí, puede ser. Pasa
con De la Sota, que para mí es el candidato con más experiencia que tiene el
justicialismo. Pasa con Macri, que veo que va a tener dificultades para armar
lo nacional, pero tampoco hay que sacarlo del casillero, porque demostró en
Capital Federal que, a pesar de las zancadillas permanentes de una oposición
cerril, demostró que si se propone cosas las consigue y avanza. Estos
candidatos tienen la obligación ética y política de ponerse de acuerdo en cinco
o seis temas, si no que no hablen más de políticas de Estado. El que no sea
capaz de juntarse con los otros, mejor que se vaya de la política o que la
gente no le preste atención. Necesitamos terminar con la idea de la
confrontación, pero no hablando, sino operando.
¿Le pediría usted al
Papa que auspicie este diálogo?
Sí. Absolutamente sí.
Que nos ayude a abrir el diálogo.
La Nación, 4-10-13