POR DANIEL SANTORO
La secretaría de
Programación para la
Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico
(SEDRONAR) quedó vaciada de poder de policía a fines de la primera presidencia
de Cristina Kirchner. Aníbal Fernández, actual senador, entonces ministro de
Justicia y luego jefe de Gabinete, mantuvo una durísima pelea con el titular de
entonces del SEDRONAR y ex vicegobernador desarrollista Santa Cruz, José
Granero.
En 2008 se cruzaron
porque el crimen de Sebastián Forza desnudó una “guerra” por el control de la
efedrina. Luego Aníbal le sacó a Granero la facultad de coordinación de la
represión y prohibió a las fuerzas de seguridad darle información. Granero, con
buenos vínculos con la DEA ,
solo pudo conservar el área de control de los precursores químicos usados para
fabricar drogas y los subsidios para financiar centros de tratamientos de
adictos.
Finalmente, en el
2011 renunció pero antes tiró una estocada: “Escuché personalmente a Aníbal
mentirle a la Presidenta
de que en Argentina no había muertos por sobredosis. A la semana siguiente voy
a la agrupación nuestra y la primera acción que hacen es rendirle homenaje a un
compañero muerto por sobredosis. Parecía un chiste negro armado”.
Por esto es
que el gesto de Capitanich busca involucrar a la Iglesia con la prevención,
luego del histórico documento en que advirtió sobre el avance narco. Antes de
la llegada del chaqueño -quien tiene excelentes vínculos con EE.UU.-, el
Gobierno desalentó la cooperación con la
DEA , habrá que ver si ahora puede dar marcha atrás con
anacrónica medida.
Clarín, 30-11-13