El obispo de La Rioja , monseñor Marcelo
Colombo, presidió por primera vez desde su llegada a la provincia el inicio del
nuevo año con la tradicional celebración del Tinkunaco, o encuentro del Niño
Alcalde y San Nicolás, y en ese marco, sostuvo que la vocación política,
ejercida con nobleza y honestidad, puede cambiar la vida de la gente, a la vez
que criticó el ejercicio de la actividad para el enriquecimiento personal.
El obispo advirtió
que "nadie debe pensar en la función pública como un lugar de
enriquecimiento personal o familiar, sino como aquel espacio concreto donde
darse enteramente" a fin de cambiar la vida de la gente. "Y me
refiero a un cambio positivo, de crecimiento, de auténtico desarrollo, de plena
inclusión", agregó.
La procesión del Niño
Alcalde tuvo inicio pasadas las 20, partiendo desde la catedral, para recorrer
las calles San Nicolás de Bari hasta Avellaneda, y continuar luego hasta la
intersección con Pelagio Luna, 25 de Mayo y tras el encuentro con el patrono de
la diócesis, San Nicolás de Bari, retornar al templo mayor. Como es habitual,
la celebración congregó a miles de fieles.
Monseñor Colombo
convocó a los riojanos a "seguir apostando a la construcción de una
sociedad más justa y fraterna", a no desalentarse por los "sinsabores
del camino que inevitablemente plantean conflictos". “No es justo mirar
desde afuera y verlo todo mal sin jugarse de verdad y limpiamente por el bien
común”, enfatizó Colombo.
El prelado invitó a
las autoridades políticas "a profundizar en el camino del ejercicio de la
gestión de gobierno como un servicio, el cual les pide la generosidad y
abnegación de trabajar para todos los riojanos, sin excepción, con una mirada
preferencial sobre los más pobres y los jóvenes, muchas veces afligidos por la
falta de horizontes y de modelos válidos".
El obispo concluyó
pidiendo a todos los riojanos trabajar "con pasión y sin descanso, por construir
la amistad social". Agregó: