Por Yanina Passero
Alfil, 29-5-14
El único objetivo
confeso del histórico dirigente del Suoem es asegurar la efectivización de casi
tres mil contratados por artículo 8 y 9. Rubén Daniele no duda en hacer
manifiesta la pretensión, cuando la novedad reciente de la gestión de Ramón
Mestre apunta a una “revolución” en la modalidad de ingreso. La “dedocracia”
sería parte del pasado si la iniciativa se implementa como prometió el equipo
radical.
Hasta allí, Ejecutivo
y gremio están en un abierto acuerdo. Ahora bien, la tradicional bandera
sindical del economista de la
Lista Verde no sería arriada; menos en un año electoral en el
que pretende graduarse con honores con sus afiliados y sin un gesto altruista
con la ciudadanía que paga los sueldos a los municipales. Es quizás en este
contexto que debería leerse el intento de Daniele de imponer algunas
consideraciones sobre los concursos, especialmente para tranquilidad de su
frente interno.
En una conferencia de
prensa, el sindicalista realizó una diferenciación clave. Los concursos masivos
que abrió el municipio -cuya primera convocatoria reunión a más de 30 mil
aspirantes- tienen como única finalidad generar un orden de mérito al que
deberá recurrir sin excepción el intendente de turno para habilitar nuevas
contrataciones de personal. Es por esto que se abrirán distintos llamados en
todas las áreas del municipio, incluidas las operativas.
La herramienta
generada ofrecerá los nombres de los ciudadanos que aspiran a obtener un puesto
por primera vez en el Estado municipal y de los contratados que resolvieron
participar del proceso. De esta manera, el Ejecutivo y gremio quedarían
blindados para la sugerencia de amigos o familiares para ocupar una vacante.
Daniele no disimuló ante los medios la conformidad con este proceso, al tiempo
que dijo desconocer las famosas “comisiones de padres” formadas para tal fin.
Ahora bien, el
secretario general del Suoem se mostró particularmente interesado en remarcar
que “contratados” y “aspirantes foráneos” no compiten por nada. Los
interrogantes se precipitan porque hay factores que comienzan a hacer ruido.
Daniele se encargó de remarcar la diferencia existente entre un ingreso por
concurso al municipio y un ingreso a la planta permanente del municipio.
La referencia
inevitablemente apunta a los empleados transitorios y a los temporales
(artículo 8). ¿Cómo es posible que no compitan en un concurso público y
abierto? Al fin y al cabo, la gestión mestrista había accedido a reconocer con
un puntaje extra a los empleados públicos que accedieran a participar de la
pugna conforme a lo que marca la Carta Orgánica. Y como si esto fuera poco,
aquellos que no quisieran demostrar sus conocimientos conservarían su puesto.
Claro, que la llegada de su efectivización se dilataría o no se produciría.
La respuesta: para
Daniele, sencillamente unos y otros no compiten entre sí porque los concursos
que tanto dieron qué hablar no definirían un orden de mérito para ingresar a la
planta permanente. Sólo terminaría con la contratación de nuevo personal que
hiciera uso de sus buenos contactos.
El contratado,
contratado está, según la visión de Daniele. Así también lo entiende la
gestión. Si se generan las vacantes en la planta permanente el agente que
concurse como exigen las nuevas reglas de juego del municipio tendría
prioridad, independientemente de que se ubique primero, al medio o último en el
orden de mérito general, según el Suoem.
“Si alguien cree que
un aspirante va a llegar a la
Municipalidad para que se vaya un contratado, no cuente con
nosotros para respaldar la medida”, explicó Daniele. Y agregó: “El concurso es
una condición necesaria, pero no suficiente para ingresar a la planta permanente
del municipio. Cuando los contratados rindan, nadie les podrá decir que no
cumplieron con la ley. El ingreso a planta es una discusión para más adelante,
que se desarrolla de manera independiente a los concursos”.
Las citas explican
que, para el cabecilla del Suoem, es central que los contratados participen de
los concursos para no quedar atado de pie y manos con el Ejecutivo en la
negociación por las efectivizaciones porque las ordenanzas son claras. “No se
trata de una carrera entre aspirantes y contratados. El orden de mérito es la
piedra fundamental para que los ingresos al Estado se lleven a cabo como ocurre
en Educación”, completó Daniele.
Contrapunto oficial
El secretario
general, Alberto Giménez, no avaló la interpretación de Daniele. En diálogo con
Alfil, aseguró que el orden de mérito resultante de los concursos será la única
herramienta a la que podrá apelarse para nuevas contrataciones de personal o
para cubrir vacantes o cargos detallados en el Presupuesto. Lógicamente, el
Ejecutivo no podrá convocar aleatoriamente a los aspirantes que concursaron
cargos. Si hay una vacante, el mejor posicionado -ya sea ciudadano o empleado-
será su acreedor.
El funcionario aclaró
inmediatamente que esto no implica que estén previstas caídas de contrato. En
otras palabras, ratificó la continuidad laboral de los agentes contratados y
transitorios. Por último, invitó a revisar la información detallada en el
portal de los concursos.
“Las ordenanzas son
claras. Me sorprende que Daniele no tenga en cuenta esta realidad, era tema
conversado y superado”, remarcó Giménez. Lo cierto es que, según se desprende
de las interpretaciones de ambos referentes, todo parece indicar que el
contrapunto derivará un nuevo conflicto.
Alfil, 29-5-14