Dr. César Augusto
Lerena
6-6-14
El Subsecretario de
Pesca Miguel Bustamante se reunió con el
Director del Buró de la Pesca
de China, Zhao Xingwu en el IV Encuentro de Pesca China-Argentina, realizado en
el Ministerio de Agricultura de la
Nación , donde efectuaron declaraciones que demuestran
claramente, la progresiva enajenación de la pesca y el mar argentino y el avance
sostenido de China -con la complacencia de los funcionarios argentinos- por
hacerse de materias primas de bajo valor agregado.
La puerta la abrió,
pese a la resistencia del sector pesquero nacional, la Res. 10/13 dictada en agosto
pasado por el Consejo Federal Pesquero, que permitió el ingreso de buques
chinos a la Zona
Económica Exclusiva Argentina para la captura del calamar;
bajo pretexto de la existencia de excedentes de esta especie.
La política del
actual Subsecretario Bustamante, un abogado originalmente vinculado a la Cámara de Armadores
Pesqueros, no deja de llamar la atención, porque sus entonces representados, se
han opuesto reiteradamente al ingreso de buques extranjeros al mar argentino;
cuya presencia ya es suficientemente grave, a través de los más de cien buques
pesqueros extranjeros que pescan con licencias ilegales otorgadas por Gran
Bretaña en Malvinas y más de 200 que pescan en la zona adyacente las especies
migratorias argentinas o sus asociadas.
Los argumentos de
fondo, para abrir el mar a la pesca extranjera, según Resolución citada, son
que la flota argentina no pudo pescar todo el calamar disponible; alegando,
entre otros argumentos inconsistentes, que por la Res. 11/2006 de ese Consejo,
se había considerado “…que una explotación sustentable de la pesquería de
calamar resultaba compatible con un número de buques poteros que no supere el
promedio de los 104 buques poteros que operaron entre 1996 y 2005…”. Es decir
que a la flota de 62 poteros nacionales se le pretende agregar más buques y aun
se estaría por debajo de los 104 poteros que arbitrariamente el Consejo Federal
Pesquero fijó como tope en el 2006.
Un argumento
inconsistente e insustentable que no tiene en cuenta la biología; la
interrelación entre las especies; las licencias ilegales citadas; la pesca
clandestina; y aún menos, el carácter migratorio del Calamar que desde las
aguas argentinas todos los años migra hacia altamar y a alrededor de Malvinas,
momento en que la flota extranjera lo captura.
La biología no es
matemática, y esta decisión del Consejo Federal Pesquero y la Subsecretaría de
Pesca, demuestra en forma elocuente la falta de políticas pesqueras de la
nación.
Se pretende mostrar
como una decisión beneficiosa, la exigencia de que más del 10% de las capturas
deban procesarse en tierra, y en verdad no se encuentran motivos -salvo
favorecer los procesos extractivos y el bajo valor agregado en la Argentina- para que no
se le exija el procesamiento total (100%) de las capturas en tierra, generando
mayor ocupación de mano de obra argentina o dando fin a este negocio chino.
Además de ello, estas
embarcaciones pescando en la
Argentina , transgreden la Ley 24.922 modificada por la Ley 26.386; ya que hay más de
80 buques chinos pescando en el área
adyacente de la Zona
Económica Exclusiva Argentina o con licencia británica en el
área argentina de Malvinas; por lo que autorizar la captura china supondría una
grave trasgresión del propio gobierno argentino, además de no tener en cuenta
que aquellos buques chinos estarían extrayendo unas 570.000 toneladas de
calamar argentino por año, que congelados a bordo, significan una captura de
recursos argentinos o asociados a éstos, del orden de los 700 millones de dólares
anuales que se extraen al patrimonio nacional.
¿Cuál sería el
beneficio argentino respecto al interés chino de invertir sólo en actividades
extractivas de calamar argentino, teniendo en cuenta que nuestro país es un
exportador de productos pesqueros al mercado asiático y competidor de China en
el mercado internacional?.
Las declaraciones del
Director de Pesca chino, Zhao Xingwu, respecto a estudiar la reducción o
eliminación de los aranceles de ingreso al mercado chino, pueden ser bienvenidas,
pero de ninguna manera justificar el acceso de sus buques al mar argentino o la
eliminación del origen argentino de las capturas realizadas en la Z.E .E. y el mar adyacente de
esta flota, que supone debe tributar los correspondientes derechos de captura y
aduaneros.
No es de extrañar
entonces que este Director manifieste
que es “interés de su país sumar diez
buques poteros al caladero argentino…Cuanto más rápido se resuelva este tema,
mejor (…) Nosotros estamos dispuestos a avanzar. La cooperación entre ambos
países será más grande de lo que imaginamos”. La entrega del recurso a los
competidores chinos en un mismo mercado no parece ser la mejor forma de
cooperar con la Argentina
y los empresarios argentinos; en especial, a los que han invertido en el país
para extraer y procesar en la
Argentina esta especie; una de las tres más importantes del
sector y de cuyo proceso depende el empleo argentino.
Las empresas
vinculadas a China exportan desde Argentina commodities, es decir materias
primas con baja ocupación de mano de obra y escaso valor agregado. Esta
política puede entenderse del funcionario chino Zhao Xingwu, pero no de parte
del Subsecretario Bustamante que lo acompañó a la firma Ardapez considerada la
“Planta Base” de estas operaciones. Los efectos sobre el calamar, sobre los
recursos asociados y los mercados son impredecibles. La competencia
absolutamente desigual en materia impositiva y sanitaria; y sobre este último
aspecto, no podemos dejar de ponderar que los empresarios argentinos han debido
adecuar todos los buques poteros asiáticos incorporados a la flota nacional
para ajustar estas embarcaciones a las normas laborales y sanitarias
establecidas por la legislación vigente de Argentina.
No deja de llamar la
atención que la Autoridad
de Aplicación en conocimiento desde hace años de supuestos excedentes de
calamar no haya promovido la construcción de buques poteros en Argentina en
lugar de propiciar el alquilar de buques chinos para tal captura. Reafirmando
estos dichos, el funcionario chino entiende posible “la construcción de poteros
en los astilleros chinos con condiciones beneficiosas con un plazo de
financiación cercano a los cinco años”;
lo cual además de ser
absolutamente insuficiente para inversiones de esta naturaleza, no
parece “nada beneficiosa” la importación de buques, cuando habría que poner a
la industria naval argentina a construirlos con créditos bancarios y el aval de
las Cuotas de Captura pertinentes, provocando el consecuente empleo argentino.
Esto nos recuerda la importación de trenes chinos en lugar de construirlos
aquí.
La actividad pesquera
de Argentina no necesita de la inversión china. Necesita que China libere sus
aranceles de importación a los productos con alto valor agregado de Argentina y
que sus buques dejen de pescar nuestras especies o las asociadas a éstas, en la Zona Económica
Exclusiva o el área adyacente. Lo demás se parece a un cuento chino o
argentino. Seguir esta política es promover la desocupación. La misma que llevó
a Europa a la situación actual cuando inició la instalación de sus industrias
en Asia con el objeto de reducir sus costos de producción.
Dr. César Augusto Lerena
cesarlerena@gmail.com