martes, 10 de junio de 2014

PENSAR EN NACIONAL






por CARLOS DANIEL LASA

Publicado en: FUERA LOS METAFÍSICOS!, 9-6-14

Mediante el Decreto Presidencial N° 837 con fecha 3 de junio de 2014, la Presidente de la República Argentina designó al Dr. Ricardo Forster como Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional.

Podemos advertir, como primera aproximación, que el sustantivo “pensamiento” está modificado por el adjetivo “nacional”; es precisamente el adjetivo el que marca al sustantivo pensamiento y lo circunscribe, le fija un determinado contenido: lo nacional, precisamente. Pero es necesario hacer una pregunta previa, ¿qué entendemos por “pensamiento”?

Todo pensamiento es el resultado de una acción cual es la de pensar. Esta acción, sustentada por la pregunta y la respuesta, tiene por finalidad dilucidar el interrogante formulado. Se llega a la aclaración mediante la respuesta que responde de manera adecuada a lo preguntado. Y esa respuesta constituirá la urdimbre de aquello que denominamos pensamiento. En efecto, toda respuesta, en tanto resultado, está llamada a conformar, con aquellas otras que residen en el alma, una unidad de sentido denominada pensamiento.

Pues bien: el pensamiento que deberá promover el Secretario Forster no es un pensamiento cualquiera sino un “pensamiento nacional”. Esto está indicando, entonces, que la propuesta presidencial supone la existencia de un campo conceptual bien delimitado que da cuenta de “lo nacional”. Para “pensar en nacional” será preciso que toda pregunta se formule dentro del estricto campo delimitado por el concepto de lo nacional. Toda pregunta que se arriesgue no respetando cuidadosamente los límites fijados por el referido concepto, no tendrá cabida ya que ese camino conduciría, posiblemente, a cuestionar el mismo concepto de “lo nacional”.

La existencia de un ejercicio del pensamiento nacional, en consecuencia, exigirá la prohibición de determinadas preguntas. Consecuentemente, la vigilancia sobre las preguntas será una tarea que el Secretario deberá realizar con sumo cuidado.

Si nuestro razonamiento es correcto, nos parece que la propuesta presidencial tiene como finalidad el adoctrinamiento de los argentinos. Precisamente, todo adoctrinamiento se caracteriza por el control ejercido sobre el acto de preguntar propio de la mente humana.

Pero entonces, ¿es compatible esta propuesta con la existencia de un estado constitucional democrático como supuestamente pretende ser el argentino?; ¿puede este estado proponer como uno de sus fines el adoctrinamiento de los ciudadanos?

La configuración del estado constitucional democrático es un producto del hombre, una realidad en la que el hombre va dejando plasmada su experiencia acumulada en tanto ser político. El ethos propio de este estado está signado por la búsqueda de la paz, de la libertad y de la justicia, renunciando a todo ideal de vida buena, a toda forma de virtud. Es precisamente en este punto en el cual advertimos la causa del conflicto con la concepción peronista propia de este gobierno: para el gobierno actual, pensamiento nacional es sinónimo de virtud y, por eso mismo, deberá ser asumido por cada ciudadano argentino.

Esta lógica conduce, indefectiblemente, a la existencia de dos Argentinas: la de los justos y la de los réprobos, la de los nacionales y la de los cipayos. El ethos peronista se aparta del ethos propio del estado constitucional democrático y, por eso, genera una permanente tensión entre el orden institucional y sus prácticas políticas.

En honor a la verdad, pareciera que la intención del flamante Secretario no se inscribe dentro de esta lógica de adoctrinamiento. Más bien, el Dr. Forster pareciera no querer cercenar el acto de pensar ya que no se propondría, aparentemente, llevar adelante un contralor de las preguntas. En una entrevista otorgada al Diario Página 12, en la edición del día 5 de junio de 2014, expresó que su elección “da cuenta de que el proyecto es absolutamente abierto”. Pero entonces nos preguntamos: si la cuestión del pensamiento nacional permanece “absolutamente” abierta y sus límites, en consecuencia, no han sido determinados, ¿cómo le será posible promover la existencia y la articulación de un pensamiento nacional?, ¿cómo alentar una realidad sin saber, previamente, qué cosa sea?

Si bien Forster no parece vivir esta contradicción en su reflexión habitual, sí la ha comenzado a transitar desde el momento en que aceptó integrar una Secretaría cuya finalidad principal es la de fomentar un pensamiento nacional ya configurado de antemano.


Esta nueva propuesta del gobierno nacional es una muestra más de aquello que expresáramos en la nota titulada La insalvable incompatibilidad entre el peronismo y la república.