por CARLOS DANIEL
LASA
Publicado en: FUERA LOS
METAFÍSICOS!, 9-6-14
Mediante el Decreto
Presidencial N° 837 con fecha 3 de junio de 2014, la Presidente de la República
Argentina designó al Dr. Ricardo Forster como Secretario de Coordinación
Estratégica para el Pensamiento Nacional.
Podemos advertir,
como primera aproximación, que el sustantivo “pensamiento” está modificado por
el adjetivo “nacional”; es precisamente el adjetivo el que marca al sustantivo
pensamiento y lo circunscribe, le fija un determinado contenido: lo nacional,
precisamente. Pero es necesario hacer una pregunta previa, ¿qué entendemos por
“pensamiento”?
Todo pensamiento es
el resultado de una acción cual es la de pensar. Esta acción, sustentada por la
pregunta y la respuesta, tiene por finalidad dilucidar el interrogante
formulado. Se llega a la aclaración mediante la respuesta que responde de
manera adecuada a lo preguntado. Y esa respuesta constituirá la urdimbre de
aquello que denominamos pensamiento. En efecto, toda respuesta, en tanto
resultado, está llamada a conformar, con aquellas otras que residen en el alma,
una unidad de sentido denominada pensamiento.
Pues bien: el
pensamiento que deberá promover el Secretario Forster no es un pensamiento
cualquiera sino un “pensamiento nacional”. Esto está indicando, entonces, que
la propuesta presidencial supone la existencia de un campo conceptual bien
delimitado que da cuenta de “lo nacional”. Para “pensar en nacional” será
preciso que toda pregunta se formule dentro del estricto campo delimitado por
el concepto de lo nacional. Toda pregunta que se arriesgue no respetando
cuidadosamente los límites fijados por el referido concepto, no tendrá cabida
ya que ese camino conduciría, posiblemente, a cuestionar el mismo concepto de
“lo nacional”.
La existencia de un
ejercicio del pensamiento nacional, en consecuencia, exigirá la prohibición de
determinadas preguntas. Consecuentemente, la vigilancia sobre las preguntas
será una tarea que el Secretario deberá realizar con sumo cuidado.
Si nuestro
razonamiento es correcto, nos parece que la propuesta presidencial tiene como
finalidad el adoctrinamiento de los argentinos. Precisamente, todo
adoctrinamiento se caracteriza por el control ejercido sobre el acto de
preguntar propio de la mente humana.
Pero entonces, ¿es
compatible esta propuesta con la existencia de un estado constitucional
democrático como supuestamente pretende ser el argentino?; ¿puede este estado
proponer como uno de sus fines el adoctrinamiento de los ciudadanos?
La configuración del
estado constitucional democrático es un producto del hombre, una realidad en la
que el hombre va dejando plasmada su experiencia acumulada en tanto ser
político. El ethos propio de este estado está signado por la búsqueda de la
paz, de la libertad y de la justicia, renunciando a todo ideal de vida buena, a
toda forma de virtud. Es precisamente en este punto en el cual advertimos la
causa del conflicto con la concepción peronista propia de este gobierno: para
el gobierno actual, pensamiento nacional es sinónimo de virtud y, por eso
mismo, deberá ser asumido por cada ciudadano argentino.
Esta lógica conduce,
indefectiblemente, a la existencia de dos Argentinas: la de los justos y la de
los réprobos, la de los nacionales y la de los cipayos. El ethos peronista se
aparta del ethos propio del estado constitucional democrático y, por eso,
genera una permanente tensión entre el orden institucional y sus prácticas
políticas.
En honor a la verdad,
pareciera que la intención del flamante Secretario no se inscribe dentro de
esta lógica de adoctrinamiento. Más bien, el Dr. Forster pareciera no querer
cercenar el acto de pensar ya que no se propondría, aparentemente, llevar
adelante un contralor de las preguntas. En una entrevista otorgada al Diario Página
12, en la edición del día 5 de junio de 2014, expresó que su elección “da cuenta
de que el proyecto es absolutamente abierto”. Pero entonces nos preguntamos: si
la cuestión del pensamiento nacional permanece “absolutamente” abierta y sus
límites, en consecuencia, no han sido determinados, ¿cómo le será posible
promover la existencia y la articulación de un pensamiento nacional?, ¿cómo
alentar una realidad sin saber, previamente, qué cosa sea?
Si bien Forster no
parece vivir esta contradicción en su reflexión habitual, sí la ha comenzado a
transitar desde el momento en que aceptó integrar una Secretaría cuya finalidad
principal es la de fomentar un pensamiento nacional ya configurado de antemano.
Esta nueva propuesta
del gobierno nacional es una muestra más de aquello que expresáramos en la nota
titulada La insalvable incompatibilidad entre el peronismo y la república.