LOS QUE NO VOTAMOS
¿QUE APORTAMOS AL BIEN COMUN?
Por
Fernando Romero Moreno
Red Patriotica
Argentina, 9-6-14
Depende. Hay quien
puede no votar por indiferencia hacia la cosa pública y en ese sentido, no
aporta nada o mejor dicho, es alguien contrario al bien colectivo. Pero somos
muchos los que no votamos por una doble convicción: 1.a) que el sistema
democrático moderno no es representativo; 1.b) esconde una realidad oligárquica
(“el gobierno de los partidos” o partidocracia, o directamente el de un grupo
que se hace con el poder y en nombre de la mayoría viola los principios
republicanos que se supone tendría que defender); 1.c) tiene una gran facilidad
para encumbrar corruptos o mediocres; 1.d) atenta contra la ley natural y la Tradición ; 1.e) para los
católicos, es cristianofóbico “in nuce” ; 1.f) y para cualquier argentino
realmente patriota es la herramienta política del Régimen cipayo para que
sigamos siendo una colonia de hecho, ayer de Inglaterra, y hoy de la ONU o de los EE. UU, según
cuál sea el gerente de turno que elegimos; 2.a) Hay un régimen mejor que
debemos proponer, compatible con una forma de gobierno republicana -
Aristóteles enseñaba que la democracia es la corrupción de la república-; 2.b)
un régimen que es verdaderamente representativo, 2.c) meritocrático y
jerárquico; 2.d) respetuoso de la religión y la ley natural; 2.f) compatible
con la Tradición
y los intereses nacionales.
El sistema deseado:
Patriótico, Social y Orgánico
El régimen que
proponemos se apoya en la familia y el municipio como los dos pilares de la
vida social y política; garantiza la representación por cuerpos intermedios,
con mandato imperativo para los representantes; exige responsabilidad de los
candidatos antes, durante y después de ocupar un cargo; exige requisitos de
idoneidad concretos para postularse a un cargo; supone un régimen electoral de
sufragio indirecto y corporativo; reconoce que hay valores, principios e
instituciones no susceptibles de ser sometidos a la dictadura de las mayorías
(populares o parlamentarias); controla el poder político con una efectiva
descentralización y con contrapoderes reales (corporaciones como los gremios
profesionales, asociaciones culturales, entidades educativas, la Iglesia , las Fuerzas
Armadas y un Senado en el que estén los representantes de las Provincias y los
Notables de la República );
y pone el Estado (fuerte pero no grande) al servicio de la Patria y no al revés, como
sucede desde 1853 en la Argentina ,
con la particularidad de que los que alcanzan las altas magistraturas han sido
– con excepciones parciales – servidores del Imperialismo Internacional del
Dinero y de los colonialismos de turno.
¿Esto es una utopía o un proyecto que
se puede concretar? Antes que nada, este fue – en casi todos sus aspectos – el
régimen que nuestra Patria tuvo, bajo regímenes monárquicos o republicanos,
desde el siglo XVI hasta 1853; fue el vivido o el propuesto – elemento más,
elemento menos- por los verdaderos Padres de la Patria como Hernandarias,
Ramírez de Velasco, el Virrey Ceballos, Don Santiago de Liniers, Cornelio
Saavedra, San Martín, Belgrano, los Congresales de Tucumán, los Caudillos,
Tomás Manuel de Anchorena, Juan Manuel de Rosas, Facundo de Zuviría o Mariano
Fragueiro; y puede restaurarse en el futuro, con las adaptaciones que sean
necesarias.
Como llgar a él
Pero no puede
imponerse por la fuerza, pues un gobierno autoritario sólo sirve para casos
excepcionales de anarquía, guerra civil o revolución, nunca para imponer desde
arriba un régimen nuevo al estilo jacobino o leninista. Debe ser el fruto de
una paulatina y creciente convicción de todo o de la mayoría del pueblo
argentino. ¿Qué hacer entonces? Lo siguiente:
a) fomentar una reforma cultural
y educativa que explique por qué un régimen republicano corporativo y
descentralizado es mejor que la democracia de masas o que la democracia
individualista; b) trabajar para revitalizar el tejido social, fortaleciendo la
familia, los municipios, los gremios profesionales, las asociaciones
culturales, las instituciones educativas, etc; c) formar de modo integral a las
personas, sabiendo que la mejora personal tiene prioridad sobre la
institucional; d) comprometerse en la recristianización de la sociedad, de modo
que el régimen político y económico respete el Orden Natural y Cristiano; e)
seguir mostrando los instrumentos políticos, culturales, sociales y económicos
mediante los cuales se ha generado la mentalidad colonial y cipaya en el pueblo
argentino, sobre todo en su clase dirigente; f) sentar las bases de un
Movimiento Nacional anti-sistema, que presione sobre el poder político y que
sea el referente de todos aquellos que compartimos los lemas “Dios- Patria-
Hogar” y “Patria sí, Colonia no”.
Todo esto implica una tarea en la que hay
objetivos, pero no plazos, porque no se puede desandar en un día los errores
que se han cometido en la Civilización Occidental desde el siglo XIV o en la Argentina desde 1853.
Pero hay que hacerlo