Según Héctor Masoero
Por Francisco
Jueguen
La Nación, 27-7-14
"Estamos
cumpliendo", escribió con orgullo en un mail que voló directamente hacia
una casilla en lo más alto del Vaticano. Héctor Masoero, presidente de la
Universidad Argentina de la Empresa (UADE), se sentía satisfecho porque había
dado un primer paso en aquella difícil lucha.
El inicio de aquella
conversación había sido el 3 de junio último, cuando el papa Francisco lo había
recibido en la residencia de Santa Marta. "Nos sentamos uno frente al otro
por 45 minutos para hablar de educación", cuenta el hombre que cerró sus
estudios en Harvard y Stanford, y que desde diciembre es miembro de la Academia
Nacional de Educación. Pero más allá de los libros, la charla se cerró con el
tema que más le preocupa al Pontífice: el desembarco de las drogas en el país.
"El avance del narcotráfico en la Argentina es muy fuerte", confirma
el ex ejecutivo que hace 38 años trabaja en el Grupo Techint.
Una idea inspiradora
nació de esa charla sobre educación y narcotráfico con el Papa: cada materia de
todas las carreras que ofrece la UADE incorporó, de diversas maneras, la
problemática del dinero que proviene de las drogas y la búsqueda de concientizar
a todo el alumnado sobre la importancia de denunciarlo. El proyecto comenzó su
marcha. De allí aquel mail que Masoero envió hace una semanas a Francisco.
-¿Por qué decidieron
encarar la problemática del narcotráfico desde la Universidad?
-El avance del
narcotráfico en la región y en la Argentina es muy fuerte. Después de la
reunión con el papa Francisco nos preguntamos cómo podemos ayudar desde la
educación a combatir este flagelo y peloteamos el tema con los profesores.
Sabemos que es un trabajo de largo plazo. Decidimos enseñarles a los
estudiantes de todas las materias cómo se detecta la plata mal habida del
narcotráfico. Pero no sólo a los que estudian Abogacía o Contabilidad, sino en
todas las carreras. Lo sumamos a Arte, Diseño o Real State. Cuando aprenden a
detectar esto buscamos incorporarles la conciencia de que hay una obligación
moral de denunciar esto temas. Lo que queremos lograr es que con esa
capacitación masiva se pueda asfixiar la plata del narcotráfico.
-¿Qué repercusión
encontró entre los profesores?
-La idea gustó mucho,
pero en un primer momento no sabíamos cómo encararlo. Entonces buscamos gente
que supiera del tema. Hubo un debate muy importante en el consejo académico.
Ahí se decidió incorporar la problemática dentro de todas las materias. Por
ejemplo, en el caso de la gente de Arte o Diseño pedíamos que se tratara cuando
se hablaba de financiamiento. Lo importante es que los chicos estén alerta a
estas cosas. En agosto lo lanzamos. Entre los docentes, la idea además prendió porque
la mayoría son padres y son conscientes de lo que pasa en la escuela secundaria
o en la universidad misma independientemente del estatus social al que
pertenezca cada familia.
-¿Hubo una
diferenciación por carrera en la aplicación?
-Nos dijeron que tengamos
especial cuidado con los alumnos de Ingeniería Química. Yo nunca había pensado
en eso...
-¿No vio Breaking
Bad?
(Risas) -No. Ahora sé
que a esas carreras van a buscar chicos para mejorar los procesos de
precursores químicos y que cuando los cooptan es muy difícil recuperarlos.
-¿Cree que esta idea
puede traspasar las fronteras de la universidad que dirige?
-Estamos trabajando
con varias universidades. Hicimos una reunión. Con la Universidad de Belgrano,
la Di Tella, la UCES y la UCA. A todas les gustó el tema. Estamos pensando en
armar un evento importante para sumar a la gente del exterior. Esto que está
pasando acá ya pasó afuera y lo están arreglando. Acá lamentablemente está
empezando.
-¿Hubo algún contacto
con algún gobierno o con la UBA?
-Por ahora no hay
ningún gobierno. Fue una iniciativa que surgió de esa charla con Francisco. Con
la UBA no nos juntamos, pero nos gustaría incluirlos. Por ahora empezamos los
chicos, que tenemos la ventaja de movernos más rápido.
-¿Cómo ve la
situación de la educación en el país?
-En la Argentina
todos sabemos lo qué está mal. Las pruebas Pisa no dan bien, hay mucha
deserción escolar o los chicos no estudian. Se gastaron muchos recursos en el
análisis de lo que pasa y hay pocas diferencias en el diagnóstico. Acá hay que
hacer. Y se puede hacer sin grandes modificaciones estructurales. Y lo que hay
que hacer, hay que hacerlo bien. Por ejemplo, hoy no hay un Ministerio de
Educación, hay 25 y así es imposible ponerse de acuerdo. La educación debería
estar centralizada. Por otro lado, tanto la primaria como la secundaria pierden
estudiantes en todos los segmentos sociales. Tanto ricos como pobres, cualquier
padre que puede pagar una escuela privada no muy cara saca a su hijo de la
escuela pública y lo manda a una privada.
-¿Por qué pasa eso?
-Porque hay clases,
orden, disciplina y se hacen bien las cosas.
-¿Cómo se cambia eso?
-Hay que proponer,
planificar e instrumentar, y hacerlo bien. Es preciso revalorizar la función
del docente. Hay que capacitarlo para enseñarle a los chicos de hoy, que no son
los de antes. Hoy son multitasking y no tienen paciencia. A los docentes hay
que capacitarlos. Hay que pagarles bien y exigirles.
-¿Cómo llegan los
chicos del secundario a la Universidad?
-Vienen con falta de
preparación. Pero el problema está desde la primaria. Como base es preciso
hacer un pacto educativo entre los padres, los alumnos y la escuela.
-¿Qué establecería
ese pacto?
-Que los chicos
tienen que ir al colegio a estudiar y aprender. Y en una segunda instancia debe
aparecer la contención social. El docente, en cambio, tiene que estar todos los
días en la clase y enseñar. No puede rotar a cada rato por licencia. Los padres
tienen que respetar al docente. Este pacto que parece simple hoy en la práctica
no funciona. Haciendo esto bien tenemos que apostar a recuperar el liderazgo de
la educación en América latina.
-¿Por qué cree que el
país perdió esa carrera en la región?
-En Brasil hicieron
un acuerdo entre empresarios, sindicatos y gobierno. Midieron inversión y
calidad de cada una de las escuelas. A la que funciona le dan presupuesto y lo
administra. A la que le va mal le ponen interventor. Nosotros no estamos
escalando esa pendiente.