sábado, 13 de diciembre de 2014

EL EMBAJADOR SADOUS IRÁ A JUICIO EN EL REINO DEL REVÉS



La Nación, Editorial, 13-12-14

No puede calificarse más que de una verdadera vergüenza la causa judicial contra el embajador Eduardo Sadous, procesado y elevado a juicio por presunto falso testimonio agravado luego de haber alertado sobre turbios manejos en las millonarias operaciones de exportación entre la Argentina y Venezuela, en el marco del contrato de fideicomiso constituido con intervención de ambos países.

Sadous era el embajador argentino en Caracas para la época en que, con activa intervención del Ministerio de Planificación Federal, se promocionó ante empresarios locales la posibilidad de exportar maquinaria agrícola y otros productos a Venezuela. En 2004 y 2005 fue testigo de las visitas del titular de Planificación, Julio De Vido, y varios de sus funcionarios, como Claudio Uberti, director Ejecutivo del Órgano de Control de Concesiones Viales (Occovi), quien adquirió notoriedad a raíz de la valija repleta de dólares secuestrada en el Aeroparque al ciudadano venezolano Guido Antonini Wilson.

La intervención directa del Ministerio de Planificación, que se efectuaba sin coordinación alguna con los diplomáticos de carrera, dio origen a lo que pasó a llamarse la "embajada paralela" en Caracas.

Años después, Sadous fue citado por la Justicia para dar testimonio sobre los hechos que rodearon las exportaciones a Venezuela y la intervención de los funcionarios del Ministerio de Planificación. Allí señaló que no le constaba que Uberti tuviera algún cargo formal en ese ministerio, puesto que la Cancillería, de quien dependen jerárquicamente los embajadores, ninguna comunicación oficial le había hecho al respecto. Sadous también explicó que no tenía conocimiento de ningún acto administrativo que hubiera formalizado esa designación, aun cuando sabía que había sido asignado para tratar la relación con Venezuela, y señaló que en la sede de la embajada no se recibía el Boletín Oficial, donde una designación de ese tenor hubiera podido constar.

Sadous irá a juicio tras ser procesado por el escandaloso juez federal Rodolfo Canicoba Corral por falso testimonio agravado por haber hecho esa manifestación, en lo que constituye una medida tan arbitraria como descabellada.

En este caso, el testigo fue convertido en imputado, decisión que puede interpretarse como una advertencia o amenaza a futuros testigos en causas similares.

Otros diplomáticos señalaron que a ellos tampoco les constaba que Uberti tuviera una designación formal, pero como contradijeron otras afirmaciones de Sadous, no fueron imputados en la causa.

El ex embajador argentino en Venezuela tuvo, además, la valentía de mencionar qué comentarios habían llegado a sus oídos sobre el pago de comisiones sospechosas, y refirió dichos de algunos empresarios al respecto. La respuesta oficial no se hizo esperar y Sadous fue denunciado por De Vido. Citados a declarar, los cobardes empresarios rápidamente se desdijeron y negaron haber formulado las manifestaciones relatadas.

A su vez, los empresarios que ingresaron en el régimen de las exportaciones, previo pago presunto de comisiones requeridas en beneficio de una empresa que proveería servicios de logística, buscaron justificarlas con utilización de un falaz libreto recitado de manera uniforme: las comisiones en cuestión, del orden del 15% del monto de las exportaciones, eran "razonables".


Las tristes enseñanzas de lo ocurrido con Sadous son reveladoras del estado crítico en que se halla nuestra sociedad. El pago de ilegales comisiones seguirá siendo un hecho aceptado por muchos empresarios. Quien tenga la valentía de mencionar actos de corrupción será procesado en soledad. Los gobernantes abusarán de su poder para asegurarse de que eso suceda y, por lo menos hasta ahora, los únicos testimonios que serán objeto de escrutinio por algunos jueces serán los que se opongan al relato oficial. Como en la célebre canción de María Elena Walsh, estamos ante el mundo del revés.