Carlos Vilchez
Navamuel
Informador Público
Como se sabe, el escritor uruguayo Eduardo Galeano
murió recientemente. Se hizo famoso por haber escrito en 1971 el libro Las
venas abiertas de América Latina. En este ensayo, según Wikipedia, “Galeano
analiza la historia de América Latina desde la colonización europea de América
hasta la América Latina contemporánea, argumentando con crónicas y narraciones
el constante saqueo de los recursos naturales de la región por parte de los
imperios coloniales, entre los siglos XVI y XIX, y los Estados imperialistas,
el Reino Unido y los Estados Unidos principalmente, desde el siglo XIX en
adelante”.
La obra -por décadas- se convirtió para muchos
intelectuales y políticos en una especie de Biblia, los escritores Álvaro
Vargas Llosa, Montaner y Mendoza la llamaron la “Biblia del Idiota”. Nuestro
atraso y nuestra pobreza se debían únicamente al saqueo y a la explotación
extranjera, sin embargo quienes coinciden con él omiten también comentar
nuestras responsabilidades, por ejemplo la mayoría de estos intelectuales y
políticos nunca se refieren a lo que la historia nos dice, América Latina se
adelantó 100 años en educación al “imperialismo yanqui” fue en Latinoamérica
donde se fundaron las primeras universidades de todo el continente americano,
no en EEUU. El único gobernante al que le hemos escuchado pronunciarse al
respecto públicamente ha sido al ex presidente de Costa Rica, Oscar Arias en
Trinidad y Tobago en la Cumbre de Las Américas del 2009 quien en su discurso se
preguntó: “Qué hicimos mal?
Nosotros nos preguntamos “¿Qué fue lo que pasó? ¿Dónde
nos perdimos? ¿Por qué no aprovechamos esos 100 años de adelanto que teníamos
en educación y lo explotamos para nuestros propios beneficios? ¿Acaso no fue la
educación y la democracia con libertad los grandes motores de los EEUU? Por
último y lo más importante ¿Cómo no culpar entonces a los gobernantes pasados y
presentes de ser los responsables de todo el atraso que tenemos? ¿Cómo podríamos
culpar a sus ciudadanos si los gobernantes de los últimos 80 o 100 años idearon
un sistema para adoctrinar a la gente? Estos gobernantes le negaron la
prosperidad a sus ciudadanos por intereses propios, por ignorancia y por un
fanatismo ideológico incomprensible, la historia de los últimos 60 años en Cuba
y los últimos 15 años de Venezuela son solo el peor ejemplo de ello, mientras
EEUU prosperaba en democracia y libertad en los últimos 100 años, América
Latina era gobernada por dictadores o estatistas como fue el caso de Costa Rica
contagiados por las ideas socialistas con algunas libertades civiles, pero con
un adoctrinamiento que ha impedido que avancemos más rápidamente. Para dicha de
todos y gracias a Internet la gente está despertando y empieza poco a poco a
entender lo que ha pasado.
La explotación de los recursos por parte de las
compañías extranjeras no siempre fue negativa, un claro ejemplo es lo que
ocurrió en Venezuela, un país que funcionó mejor cuando sus recursos
petrolíferos eran explotados por firmas extranjeras que cuando se
nacionalizaron tal y como lo comentamos en un artículo anterior titulado “El
mito de la explotación del petróleo por las grandes compañías extranjeras en
Venezuela”.
Seamos sinceros, el libro Las venas abiertas de
América Latina, fue convertido en el manual perfecto para una clase política
que se aprovechó -y lo continúa haciendo- de la ignorancia de la mayoría de las
personas para culpar a otros, evadir sus propias responsabilidades y utilizar
modelos políticos como las dictaduras y los sistemas estatistas clientelistas
para sus propios intereses, produciendo a su vez niveles de corrupción
inimaginables en pleno siglo XXI, como lo podemos ver hoy día en Argentina,
Brasil, México y Venezuela.
Por lo anterior, estamos seguros que si los
historiadores hicieran un recuento pormenorizado sobre esto, encontrarían la
verdad por la cual Latinoamérica no ha prosperado ni prospera de la misma forma
que sí lo hicieron y lo hacen EEUU y Canadá.
Suponemos que algo de esto tendrá que haber escuchado
el conocido escritor porque muchos años después, en Brasil, Galeano, hablando
sobre su famoso ensayo dijo: “yo no sería capaz de leer el libro de nuevo. Para
mí esa prosa de izquierda tradicional es pesadísima”. Bien por él que lo
reconoció. Además agregó que “intentó ser una obra de economía política, solo
que yo no tenía la formación necesaria”.