Por Javier Blanco
| LA NACION, 29-5-15
El déficit fiscal, es decir, el saldo negativo que el
Gobierno tiene entre sus ingresos y egresos totales (incluyendo los pagos de la
deuda pública), se sextuplicó en el último año, al saltar de 4366,2 millones de
pesos en marzo de 2014 a 27.894,7 millones en marzo de este año, según informó
ayer el Ministerio de Economía.
El salto adquiere especial magnitud porque marzo fue
precisamente el mes en que el Gobierno inició un cronograma regular de
colocaciones de deuda en el mercado local de capitales similar al que llevaban
adelante las distintas administraciones en los años previos al fin de la
convertibilidad. El objetivo es ir alimentando el Tesoro con recursos que usa
para afrontar gastos corrientes en lugar de financiar la inversión pública,
como suele argumentar.
Las cuentas públicas también tuvieron un resultado
fuertemente negativo al medir el resultado primario (ingresos públicos menos
gastos antes de computar los pagos de la deuda), que arrojó en marzo pasado un
saldo negativo de 17.428,6 millones de pesos, mientras que un año atrás había
registrado un superávit de 3569 millones.
El rojo en las cuentas públicas casi se cuadriplicó en
el primer trimestre del año en curso (trepó de $ 17.179 millones a $ 57.751
millones entre el año pasado y éste), lo que tiende a confirmar las previsiones
de los analistas privados que venían advirtiendo de una aceleración que lo
haría crecer de "tres a casi seis puntos del producto" este año.
Las proyecciones toman en cuenta la brecha que se está
abriendo entre ingresos y gastos del sector público. "El empuje del gasto
no sorprende en un año electoral en el que la administración Kirchner juega
todo a un esquema que le permita dejar el Gobierno sin dejar el poder. Pero lo
que inquieta es que se da más fuego al gasto, en momentos en que los ingresos
tributarios (de acuerdo con lo que mostraron los datos de abril) desaceleran
cada vez más", señaló Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica.
Aludía al aumento de apenas 21,5% que reportó la AFIP
para la recaudación de abril, muy lejos del ritmo de expansión que mostraban
los recursos públicos hasta el año pasado y de la inflación anual que miden las
consultoras privadas.
El bache fiscal se produjo pese a los constantes
auxilios recibidos del Banco Central (BCRA), la Anses y otros organismos
descentralizados, aportes que alcanzaron los $ 13.239,5 millones entre enero y
marzo. La entidad monetaria le gira al Tesoro adelantos llamados
"transitorios" y le transfiere utilidades al límite de lo que le
permite su Carta Orgánica, mientras que el organismo previsional lo asiste
financieramente.
De no haber contado con estos refuerzos, el déficit
hubiera trepado a $ 70.989,9 millones en el trimestre, es decir, un promedio de
$ 788 millones por día o $ 35 millones por hora.
En un comunicado, el Ministerio de Economía destacó
que en marzo los ingresos por aportes y contribuciones a la seguridad social se
vieron reforzados porque crecieron 38,5% en el año . En tanto, el gasto
primario se expandió 44,1%, "por los aumentos automáticos previstos en la
ley de movilidad jubilatoria y la moratoria que extendió el beneficio a otras
450.000 personas", buscando atribuirlo a políticas de estímulo al consumo
para sostener la actividad.
A su vez, los intereses de la deuda subieron 32%, a
tono con una administración que cambió la política de desendeudamiento por un
verdadero festival de bonos.
En tanto, los gastos de capital se incrementaron en $
5361 millones (75,3%), aunque Economía lo adjudicó en especial "a
inversiones en infraestructura energética a través del Gasoducto del Noreste
Argentino".
El deterioro fiscal no sorprende a los analistas,
aunque sí su tendencia a agravarse. "El problema es que los ingresos
desaceleran y los egresos aceleran casi a fondo", describe Nicolás Alonzo,
de Ferreres & Asociados.
"En el acumulado trimestral, los ingresos
(excluyendo rentas) crecieron al 27% anual, mientras que el gasto primario lo
hizo al 40%. Todo hace presumir que esto se agravará en los próximos meses, en
especial por la manera en que los ingresos asociados al comercio exterior están
golpeando la recaudación", alertó Nicolás Bridger, de la consultora
Prefinex.
Para Julián Folgar, de ACM, los datos de marzo sólo
reafirman "el agravamiento de la situación fiscal que comenzamos a ver en
febrero. El gasto aceleró en casi la totalidad de sus rubros, aunque sobresalen
dos: los subsidios (a la energía y el transporte) y los gastos de capital
(básicamente, en infraestructura energética), que crecieron en marzo al 40 y
75% anual, respectivamente".
Para la lectura trimestral, Folgar observa que, bien
leído (es decir, sin aportes extras), "el resultado es el peor para un
período enero-marzo de los últimos 20 años", lo que describe por la
magnitud que ha alcanzado.
Con este nivel de desequilibrio, y dada su dinámica,
los analistas creen que el nuevo gobierno asumirá con un déficit fiscal
superior ya a los 6 puntos del producto.