Por
Ricardo Aure
La
Nueva, 10/05/2015
El
sábado 4 de este mes, convocada mundialmente, la Marcha por la Marihuana
reclamó el reconocimiento de los derechos de los consumidores y cultivadores de
cannabis. La movilización, que en Bahía Blanca no tuvo gran magnitud y que
reunió a gran mayoría de adolescentes, propuso la despenalización del consumo,
modificando la ley 23.737 que lo prohíbe y lo sanciona.
Una de
las firmes voces que se alza en contra de la legalización es la de Vanesa
Troncozo, responsable del Centro Preventivo La Misión (matricula 41.100),
organización no gubernamental que nació el 1 de octubre de 1999 y que funciona
en el primer piso del Mercado Municipal (Donado 151).
Socialmente
cada vez más tolerado entre adolescentes y jóvenes, Troncozo afirma que el
consumo de la marihuana se admite bajo el concepto erróneo de que no tiene
consecuencias adversas para la salud. Considera que se trata de una droga de
iniciación, como el alcohol y el tabaco, que conduce hacia otras sustancias
tóxicas mucho más perjudiciales.
--Los
intentos por la legalización se expanden por diversos países. ¿Quiénes los
potencian?
--Intereses
económicos mundiales que argumentan que no es adictiva, que no daña al cerebro
y que es menos nociva que el tabaco.
--¿Y
cuál es la verdad científica?
--La
marihuana genera mareo, irritabilidad, taquicardia, ojos rojos, boca seca y
reacciones adversas caracterizadas por crisis de ansiedad y síntomas
psicóticos. Además, la fumada es más cancerígena que el tabaco. El Informe
Mundial sobre Drogas precisa severas consecuencias asociadas con el uso del
cannabis que incluyen riesgos de dependencia, precipitación y agravamiento de
psicosis. Estos riesgos parecen ser más altos en quienes comienzan a consumir
en la adolescencia. Algunos de los síntomas de psicosis inducida por marihuana
son agitación, violencia, fuga de ideas, afecto ansioso con tendencia al pánico,
comportamiento bizarro, trastornos del pensamiento, hipomanía, aplanamiento
afectivo, lenguaje incoherente, alucinaciones, delirios persecutorios y
alucinaciones. Los mentores del movimiento legalizador desestiman esta realidad
con el único objeto de obtener mayores ganancias de su comercialización.
--¿El
narcotráfico podría atacarse más profundamente con la despenalización?
--Esa
es una idea que los mismos narcotraficantes impulsan. A través de la
legalización lograrían ampliar el mercado y ganar respetabilidad. Espero que
prevalezca la cordura de los legisladores y nunca den un paso semejante, del
que van a tener que rendir cuentas. En los países en los que se intentó
liberarla, como Holanda, aumentaron los consumos de la marihuana, la cocaína,
el éxtasis y LSD.
--¿Qué
efectos tendría la despenalización en el tratamiento de los consumidores?
--Los
adictos deben ser ayudados con tratamientos que los incluyan en el circuito
médico asistencial, lo cual es imposible si se despenaliza su consumo.
--¿El
drogarse es un acto privado que no afecta a terceros?
--No.
Todo adicto hace, consciente o inconscientemente, apología del consumo de
drogas. En segundo lugar, muchos se ven forzados a robar o a hurtar para
drogarse. El 78% de los adictos ha delinquido fuera del ámbito familiar y el
92% incluyendo el ámbito familiar. Además, el adicto causa más accidentes de
tránsito, laborales y hogareños que una persona en su sano juicio.
--¿La
prohibición hace más atractivo el consumo de drogas?
--El
atractivo reside en la necesidad de pertenecer a un grupo, de evadirse o de
obtener placer inmediato. Legalizando su consumo no disminuiría el número de
adictos. Todo lo contrario. Debemos despertar ante tanta confusión que se
presta en torno a este debate buscando las verdaderas fuentes de información y
abriendo los ojos ante tantas consecuencias del consumo de drogas que hoy
padecemos: robos, violencia escolar, de género y accidentes de tránsito, nunca
tan frecuentes como en los últimos tiempos.