Dr. Indalecio Gómez
Por Martín Güemes Arruabarrena
En 1850, un l4 de Septiembre, nace Indalecio Gómez en
San Pedro Nolasco de los Molinos, en los Valles Calchaquíes, Salta. El ámbito:
la hacienda que perteneciera al último gobernador realista del Virreinato del
Río de la Plata: Don Nicolás Severo de Isasmendi. El lugar: una pequeña casa
colonial del pueblo, que aún se encuentra en pie. Fueron sus padres don
Indalecio Gómez y Ríos, salteño, y Felicidad González del Toro, de procedencia
chilena (de acuerdo a la tradición familiar). Indalecio Gómez y Ríos era hijo
de don Martín Gómez y Agudo y de doña Andrea Ríos y Zuleta, nacido en Molinos
alrededor del año l800. Desde la estatura de sus doce años presenció el
asesinato de su padre, en l862, consecuencia de la lucha entre unitarios y
federales. El joven Indalecio cursa la escuela primaria en la Escuela de la
Patria (fundada por Don Mariano Cabezón), y la secundaria en la Escuela de
Elisa Diez Gómez, trasladándose posteriormente a la ciudad de Sucre, en
Bolivia, a los fines de completar sus estudios de bachiller.
Su maestro de teología en el Seminario Conciliar de
Sucre es Fray Mamerto Esquiú "el orador de la constitución". En sus
enseñanzas le transmitió su fe cristiana. Esta visión teológica, trascendental,
lo acompañó en su madurez para afrontar el signo de los tiempos. Cuentan
memoriosos y testigos, que al realizarse el debate por la ley electoral, antes
de ingresar al recinto, el Dr Indalecio Gómez diariamente escuchaba misa para
fortalecer su convicción republicana. En l870, viaja a Buenos Aires, e inicia
sus estudios de Derecho. En l876, recibido de abogado regresa a su Salta natal,
ingresa a la legislatura y ejerce el profesorado en el Colegio Nacional. El
hecho de estudiar en el interior de nuestro país, y en la actual Bolivia,
produce en el joven Indalecio, un sentido profundo de americanidad, que sumado
a su experiencia universitaria en Bs. As, la gran aldea cosmopolita, imprimen
en su mentalidad criolla la comprensión exacta de la necesidad de aunar el
norte y el sur, el país andino y la pampa gringa, la tradición y el progreso.
La Patria Grande Suramericana
Don Indalecio supo de los rigores del Viento Blanco, y
de los sacrificios de los arrieros en los senderos de la puna. Conoce los
caminos de nuestra tierra norteña como empresario en el comercio de ganado al
puerto de Cobija, en el Pacífico. Estas tareas, estos emprendimientos, la
empresa: "Puch & Gómez y Cia" integrada por Salvador y David
Michel, Martín e Indalecio Gómez y David Puch, a fin de abastecer con mulas y
carne al ejército del Perú, lo promocionan como cónsul argentino en Iquique.
Las funciones consulares lo constituyen en un observador comprometido en la
Guerra del Pacífico, en l879, apoyando a Perú y Bolivia contra la agresión
Chilena que exponía la paz continental. Conoce en esta etapa fundamental de su
vida a Roque Sáenz Peña (quien lucha voluntariamente del lado Peruano -
Boliviano). Juntos escapan de ser fusilados. Solventa de su peculio la manutención
de su amigo, encarcelado después de su heroica resistencia a la ocupación del
morro de Arica. Asesora al futuro presidente argentino José Evaristo Uriburu,
ministro plenipotenciario en la Paz, Bolivia, en las tratativas por la
rendición de Lima, entre el gobierno peruano y el jefe supremo del ejército
chileno Gral. Baquedano. Contrae matrimonio en l883 con Carmen Rosa Tezanos
Pinto, de procedencia jujeña, cuya familia se encontraba exiliada en el Perú.
Se emparentó de esta forma con el Dr José E. Uriburu, casado con la hermana de
Carmen Rosa. En un viaje, de Lima a Salta, regresó con la esposa peruana. La
señora recordaba después, con emoción, el momento en que vió arrodillarse a su
marido al llegar al solar paterno para recibir la bendición de su madre. De
vuelta en su tierra salteña, es elegido senador provincial por el departamento
San Carlos, abarcativo de su suelo natal (Molinos). Años después, asume la
diputación nacional por su provincia (Salta) por dos veces consecutivas
(l886-l900). En esta función legislativa participa de los debates secretos que
se realizan en l893, a causa del protocolo adicional al tratado de l88l con
Chile, asimismo, en otros debates e iniciativas memorables.
1891 es el año de la aparición de la Encíclica Rerum
Novarum, de las cosas nuevas, el anuncio Papal, es una nueva visión de la
revolución industrial, y un cauce distinto para comprender la cuestión obrera.
Entre los pioneros del movimiento social cristiano en la Argentina, se
encuentra Don Indalecio Gómez. Funda la Unión Católica sin renegar de su
conservadorismo raigal (al igual que León XIII). Son sus amigos y maestros:
José Manuel Estrada, Pedro Goyena, y Emilio Lamarca, almas afines que se
encuentran en la lucha por humanizar las relaciones sociales. No es de extrañar,
entonces, que sea Don Indalecio un tenaz opositor de los métodos y las ideas
liberales de la república posible, que encarna el unicato Roquista.
Los Pactos de Mayo: Polémica Gómez - Pellegrini
En l902 se opone a los Pactos de Mayo, o sea al
Tratado General de Arbitraje con Chile. Conforma un movimiento americanista que
integran autoridades en el campo de la diplomacia, la cátedra, el foro, y la
prensa argentina. Pronuncia un memorable discurso en el teatro Victoria de la
Capital Federal, de amplia repercusión popular. Tiene una expresión
superlativa: "Nuestra Patria -dice- jamás había anexado nada a nadie
porque la espada argentina brilló en el exterior para fundar pueblos
independientes", arrebata de entusiasmo a los presentes. Sus efectos en la
ciudadanía obligan al Dr Carlos Pellegrini, testigo presencial, a contestarle
(a través de cartas publicadas en el "País"). Pellegrini, defensor de
la posición de Mitre - Roca, favorable a los pactos con Chile por oportunidad y
conveniencia, es contrariado por Gómez, que aduce: la oportunidad, y la
conveniencia deben ser afirmadas por la legitimidad. Se refiere a la
legitimidad de la causa Sanmartiniana, libertadora de pueblos. La historia
obliga a nuestra Argentina a no desentenderse del Pacífico, repite Gómez.
Atilio Dell' Oro Maini, en su obra: “La Vida Ejemplar del Dr. Indalecio Gómez”
sintetiza la polémica, expresando: Pellegrini transa, Gómez resiste. A
Pellegrini, su adversario ocasional, le expresa que no se puede ser opositor
político en lo interno y compartir una posición errada en lo internacional.
Afirma Gustavo Ferrari, en su documentada obra: "Conflicto y Paz con Chile
1898-1903". El debate de los Pactos de Mayo se insertó en una discusión de
contornos más amplios, cuyo tema era una teoría general de la política exterior
argentina. Sin duda, aquellas acusaciones de Gómez fueron: "la más
terrible requisitoria lanzada en aquellos tiempos contra la Presidencia de
Roca”.
En 1906, con motivo de la muerte de Carlos Pellegrini,
Indalecio Gómez le escribe a Roque Sáenz Peña acerca de la situación argentina:
"… Todavía no hemos salido del período embrionario; todavía caeremos en
faltas análogas a las pasadas; todavía por nuestras malas pasiones e
ignorancias, pondremos, otras veces, a la Patria en peligros tan graves como
los anteriores... Miro hacia la Patria y todo me parece confuso y desolado...
Estoy triste, Roque".
Una opción entre dificultades: El Presidente Manuel
Quintana lo designa Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario en
Alemania, Austria - Hungría, y Rusia (el l9.7.1905) en reemplazo de Vicente G.
Quesada. Molinos, Salta, Sucre, Iquique, Buenos Aires, Berlín… Este salteño
enjuto, distinguido y pausado en el andar por las calles europeas, frecuenta la
amistad del Kaiser Guillermo II, del Zar Francisco José, Leopoldo de Bélgica, y
el Sumo Pontífice. Pocos europeos pueden imaginar que este hombre culto, que
pasea su garbo por las cancillerías europeas, naciera en el corazón de los
Valles Calchaquíes, en Molinos.
El Dr. Indalecio Gómez va auscultando el ritmo que
adoptan los acontecimientos mundiales, y piensa las formas de la transformación
para su país. Mantiene una fluida comunicación con Roque Sáenz Peña, a la sazón
Ministro Plenipotenciario en Italia. Por la entrañable amistad que los une, por
el respeto intelectual que se profesan, por el plan elaborado para iniciar el
camino a la democracia gobernante, no es de asombrar que al asumir la
Presidencia de la Nación, el Dr Roque Sáenz Peña (l2.10.1910) nombre como
Ministro del Interior al Dr. Indalecio Gómez, su compañero de luchas pasadas y
presentes.
El cambio a operar es trascendente: la reforma
política, una verdadera revolución por los comicios que abre al pueblo una gran
puerta de avance es ¡Un acto de fe en la capacidad del pueblo argentino!
Don Indalecio Gómez, expresa: "Pero se me dirá:
ese camino ¿es seguro? Tomar un rumbo del porvenir es siempre difícil e
incierto. Nadie tiene la presciencia. Es siempre una opción entre
dificultades". La mejor definición de la política, encierran esos
conceptos lanzados en el fragor de la lucha electoral. El debate en el Congreso
Nacional fue arduo y complejo, con paciencia, habilidad y principios, supo
Gómez -autor intelectual y defensor de la Ley Sáenz Peña- tejer la trama de la
definición legislativa en ambas cámaras. Al frente, en las bancas, en actitud
leal e inteligente, estaban legisladores de la talla de Joaquín V. González,
los representantes del antiguo régimen. Los radicales, en la calle, esperaban
su oportunidad de representar el cambio electoral. Con Gómez, la ley de voto
secreto, universal, y obligatorio, fue obra de conciliación, de unidad, no fue
obra de un partido, ni de un círculo, ni de una facción, fue el resultado de un
anhelo histórico del pueblo. ¿Es original o auténticamente argentina la reforma
electoral? ¿No reconoce antecedentes en otras partes del mundo civilizado?
Seguramente, como todas las grandes innovaciones, tiene mucho de original y de
experiencia ajena. Ortega y Gassett que visitó nuestro país en l9l6, encontró una
gran semejanza física entre el dirigente regeneracionista español Antonio Maura
y el dirigente reformista conservador Indalecio Gómez. Esta semejanza física se
complementa -según Natalio Botana en “El Orden Conservador”- con un pensamiento
análogo para encarar los problemas de la España de principios de siglo, y la
Argentina del Centenario. En la generación española del 98, en la intención de
realizar la regeneración nacional desde arriba, encontramos la coincidencia del
pensamiento de Gómez y de Maura.
Don Indalecio, como reza el título de un tango de la
época (dedicado por su autor, irónicamente, al Vicepresidente Victorino de la
Plaza), al compás de su dialéctica excepcional, vigoriza el renacimiento del
espíritu popular. La democracia está muerta, pues el pueblo no vota: ¡Quiera el
pueblo votar!
Al Dr. Gómez, su pensamiento católico, su vocación
republicana, y la concreción de la reforma política, le atrajo la mirada
esperanzada de sus compatriotas, pero también reacciones, que veían en este
accionar popular la posibilidad de su proyección electoral (se habla de la
fórmula presidencial: Gómez – Cárcano).
Gómez contestó a las inquinas de sus enemigos:
"las entrañas de este gobierno, han quedado estériles, absolutamente, para
concebir una candidatura oficial" En febrero de 1914 renuncia al
Ministerio del Interior, como consecuencia de la muerte del Presidente Roque
Sáenz Peña. Abandona la vida pública, recluyéndose en su finca de "Pampa
Grande" en el departamento Guachipas, de la provincia de Salta. En una
carta íntima posterior a estos hechos, Don Indalecio Gómez escribe: "La
renuncia del Dr Sáenz Peña fue atacada por sus adversarios, no en sí misma,
sino en mi persona. Retirado ya, queda aquella ilesa —y ya es tarde para
combatirlo— así, por un error de táctica, sus enemigos lo han consagrado. En
cuanto a mí, de esos ataques no me queda ni una lastimadura, ni una contusión;
apenas, si el recuerdo."
Don Indalecio –al asumir la Presidencia de la Nación
Hipólito Yrigoyen- espera, observa y reflexiona sobre los desbordes populistas,
y la ineficiencia administrativa (puesta de manifiesto sobre todo en la segunda
presidencia de Yrigoyen). Piensa por ello, en una nueva opción: participa
activamente en la creación del partido de la Liga del Sur, o sea la Democracia
Progresista, cuyo jefe indiscutido es Lisandro de la Torre. La integran
personalidades de diversa procedencia y trayectoria. Entre otros: los salteños
José Félix Uriburu y Robustiano Patrón Costas. Años más tarde, el primero de
los mencionados, abriría la etapa de los golpes de Estado (6.9.1930), y el
segundo verá frustrada su candidatura Presidencial por otro golpe de estado
(4.6.1943). Esa fórmula transaccional entre la pampa gringa y el norte andino,
entre el país laico y el católico, que representa la Liga del Sur y del Norte,
pergeñada por hombres como Joaquín V. González e Indalecio Gómez, esconde en su
seno la posibilidad de la realización de un partido republicano de centro
popular, auténticamente argentino.
Genio y Figura: Nos faltaría expresar que fue el Dr
Indalecio Gómez un criollo que supo aunar en su personalidad un espíritu
refinado, culto y complejo. En suma: un aristócrata con los pies sobre su
tierra, y la mirada en el mundo. Fallece el Dr. Indalecio Gómez, el l7 de
Agosto de l920, en Buenos Aires, lejos de la tierra que lo viera nacer. Su vida
tuvo un claro destino: aunar la tradición nacional con el progreso, y lograr la
consolidación institucional de la República Argentina. Rendir a este prócer de
la civilidad esta evocación, es rescatar, para Salta y Argentina, la memoria de
uno de sus hijos más dilectos.