Urgente24, 05/10/2015
El próximo 27 de noviembre, en Tandil, el país
despedirá a sus aviones Mirage, íconos de la Guerra de las Malvinas que
prestaron servicios por 43 años ininterrumpidos, y la defensa aérea de los casi
2.780.000 km2 del territorio argentino quedará a cargo de tan sólo siete jets
de combate.
Para citar algunos ejemplos, Chile, con poco más de un
cuarto del territorio, tiene en operaciones más de 30 F16, y Brasil, que
triplica en superficie a nuestro país, cuenta con más de cien aviones modernos
de combate.
Según publica el sitio 'Perfil', el gobierno de
Cristina Fernández dejará así el mando del país, con solo esos pocos jets A4AR
Fightinghawk, que fueron adquiridos por el gobierno de Carlos Menem a los
Estados Unidos en 1997, como los únicos aviones a propulsión de combate de la
Fuerza Aérea.
Se trata de aeronaves de segunda mano repotenciadas
por la firma norteamericana Loockeed Martin especialmente para la FAA. La
adquisición original era de 36 unidades. Pero el uso, los accidentes y la falta
de repuestos han hecho descender ese número.
Una vez que se desactiven los Mirage, en noviembre, la
única base aérea que tendrá aviones a propulsión de guerra será Villa Reynolds
en San Luis. La VI Brigada Aérea, con base en Tandil, reemplazará los aviones
de combate retirados con unidades de entrenamiento Pampa II, como ocurrió con
otras estaciones como la de Plumerillo, en Mendoza.
Tras numerosas gestiones y viajes de funcionarios y
militares, los esfuerzos para reemplazar los Mirage no han dado frutos.
Tampoco el plan anunciado para comprar aviones Gripen GR a Brasil y Suecia,
anunciado por el ministro Agustín Rossi el año pasado.
En el primer caso, la falta de presupuesto fue el
factor clave. En el segundo, el veto británico a la transferencia de elementos
tecnológicos que integran el sistema Gripen.