Por Gabriel Osman
Alfil, 6-10-15
Después de su lánguido cuarto puesto en las elecciones
del 13 de septiembre, Luis Juez montó ayer un verdadero show en la Cámara
Segunda del Crimen que juzga al ex intendente Germán Kammerath, quizás
rememorando la fecha conmemorativa de su notable triunfo electoral del 5 de
octubre de 2003, no su presente. Hace exactamente doce años el denuncismo del
hoy senador nacional llegaba al pináculo de la consideración pública, que lo
colocó en el sillón principal del Palacio 6 de Julio con el 58% de los votos,
lejos, lejísimo del 16% de los recientes comicios municipales.
El puñal de sus denuncias, más que mellado es un
verdadero serrucho. Sus estentóreas acusaciones ya casi no gozan de la
credulidad pública ni mediática. Pero aun así tal vez fue un error de los
abogados defensores de los dos imputados -Kammerath y su secretario de
Gobierno, Alejandro Rodríguez de la Puente- al pedir que comparezca ante el
tribunal un personaje que puede moverse como pez en el agua ante un jurado
popular con mayoría de legos sobre jueces profesionales.
La Cámara Segunda del Crimen ventila en audiencias
orales y públicas la única denuncia de Juez contra Kammerath que ha llegado a
juicio, luego de desestimarse y ser archivadas las restantes en distintas
instancias de la Justicia ordinaria. Se trata de la causa denominada
genéricamente como “Radioaviso” y que trata de esclarecer presuntas
irregularidades en el proceso de licitación y adjudicación de un sistema de
seguimiento satelital de la flota de cerca de 200 vehículos municipales.
Hasta ahora, lo que se ha visto y oído en el proceso
son acusaciones con mucho énfasis y poca prueba aunque, justo es decirlo, sí se
ha podido advertir la “construcción de la denuncia” con la designación del
testigo Enrique Eusebio Laso en un cargo en la Legislatura a instancias del
Frente Cívico y el nombramiento de su esposa, Nélida Matilde Patoco de Laso,
como empleada municipal, además de la entrega de una licencia de taxi, que
presumiblemente fue a parar a nombre de un hermano de Laso.
Una rareza adicional que tiene este juicio es que la
jueza de control en lo Penal Económico, Ana María Lucero Offredi, sobreseyó al
tercer imputado, nada menos que Marcos Alvarez, cuñado de Kammerath y principal
beneficiario de la adjudicación del servicio, impugnada por la denuncia por su
parentesco con el entonces intendente. Y algo más: la jueza consideró
beneficioso para el municipio el servicio prestado por la empresa Radioaviso,
que se sustanció nada más que cuatro meses al rescindirle el contrato la
Municipalidad, amparándose en la emergencia económica declarada por el colapso
de la economía en 2001.
Si el canon mensual a Radioaviso era de 5.500
pesos/dólares (regía la Ley de Convertibilidad), las erogaciones totales
llegaron a 22.000, muchísimo menos que lo que ha costado hasta la fecha el
sueldo durante 12 años a Nélida Matilde Patoco de Laso. Esto sin mencionar que
una licencia de taxis se negocia en el mercado negro a no menos de $ 300.000.
Con estas notables desprolijidades como aparente
“incentivo” al denunciante y el testimonio que habría prestado Laso esta
semana, cuando la Cámara se constituyó en su domicilio por su imposibilidad física
de concurrir a Tribunales, el juicio parecía deslizarse a favor de Kammerath.
Pero la irrupción ayer de Luis Juez, con verdaderas arengas que la Cámara
recibió con pasividad, la defensa en silencio y la fiscalía casi con
beneplácito, sobre su “acrisolada honestidad” y otras lindezas que siempre
gusta prodigarse a sí mismo, no queda claro el efecto de estos discursos en el
ánimo de los integrantes del jurado popular.
La audiencia de ayer debía iniciarse a las 9.30 pero
recién comenzó a las 11 y se extendió hasta las 19, luego de lo cual pasó a
receso hasta el martes 13 a las 9.30. Para entonces quedaron pendientes la
proyección de dos grabaciones y filmaciones: la del testigo Supera, primero en
prestar testimonio en la audiencia de ayer, y de Laso. En el primer caso, la
grabación pretendería demostrar que Luis Juez, acompañado de Ernesto Martínez y
Rubén Borello, pretendieron “comprar” un testimonio inculpatorio contra
Kammerath; en el segundo, Laso se habría desdicho de su denuncia, según
trascendidos en Tribunales.