La Nación, 11 DE OCTUBRE DE 2015
La fortuna del grupo jihadista Estado Islámico (EI)
asciende ya a 2200 millones de dólares, amasada principalmente a través de la
colecta de impuestos y las exportaciones petroleras, según el Centro de
Análisis del Terrorismo de Francia, con sede en París.
La cifra, publicada ayer por la revista económica
francesa Challenges, eleva en 200 millones de dólares el dato que ofreció hace
un año ese centro de estudios.
El incremento en sus finanzas se debe, en parte, a que
aumentó su capacidad para recaudar impuestos, pasando de 600 millones de
dólares hace un año a 1000 millones en la actualidad.
"EI tiene cada vez más acceso a impuestos
forzosos y extorsiones de fondos. En la provincia de Nínive [Irak], donde está
Mosul, Estado Islámico se queda con el 50 % del salario de 60.000 funcionarios
de la región", lo que supone entre 500 y 600 millones de dólares anuales,
precisa el estudio.
Por el contrario, los bombardeos sobre refinerías y
pozos petroleros mermaron los ingresos por hidrocarburos de esa organización
terrorista, que factura 600 millones de euros gracias al oro negro, frente a
los 1000 millones de hace un año.
EI, siempre según el Centro de Análisis del
Terrorismo, controla el 80 % de la producción petrolera siria y menos del 10 %
de la producción iraquí, que comercializan a través de contrabandistas jordanos
y kurdos en Turquía.
Los jihadistas disponen, además, de nuevas fuentes de
ingresos, como el comercio del algodón en Turquía, donde entre el 5 y el 10 %
de las importaciones de ese material provienen de zonas controladas al 90 % por
EI, por lo que perciben al menos 20 millones de dólares, precisó Challenges.
Los terroristas, que controlan 130 entidades
bancarias, completan sus ingresos a través del gas, el cemento, el cereal, las
donaciones, el tráfico de droga, los secuestros, la trata de mujeres o el
tráfico de órganos humanos.
Sin embargo, el grupo que llegó al poder con la
promesa de defender a los ciudadanos más pobres enfrenta un complejo problema
poblacional con sus ocho millones de habitantes.
El grupo aplicó leyes restrictivas para las mujeres en
el lugar de trabajo, lo que obligó a hordas de mujeres profesionales a huir del
país. Lo mismo ocurrió con las multitudes de refugiados que escapan hacia otros
países y que restan a EI mano de obra e ingresos.
La capital económica
En un intento por mantener el dinero fuera de las
manos del grupo extremista, el gobierno iraquí dejó de pagar a los empleados
que trabajan en las zonas controladas por EI, lo que también marca una
significativa merma en sus ingresos.
Frente a esta necesidad de incrementar sus ingresos
resulta entonces clave la actual disputa de todos los grupos que combaten en
Siria por la ciudad de Aleppo, la otrora capital económica del país y la ciudad
más poblada, con más de dos millones de habitantes.
Ayer los grupos rebeldes sirios moderados intentaban
recuperar terreno frente a EI en Aleppo, luego que anteayer los jihadistas
lograran, en pocas horas, situarse a unos 10 kilómetros de la periferia norte
de la ciudad y a tres kilómetros de la zona industrial de Sheij Najar, en manos
del gobierno.
El avance de los jihadistas cerca de Aleppo podría
complicar aún más la situación de la ciudad, que se encuentra dividida desde
julio de 2012 entre los sectores controlados por el régimen al Oeste y el Este
en manos de varios grupos insurgentes, entre ellos el Frente Al-Nusra, sus
aliados islamistas y rebeldes locales.
En otras partes de esta provincia norteña siguen los
enfrentamientos y los jihadistas continúan la ofensiva lanzada contra el
principal aeropuerto militar local, Kweyris, mientras las tropas de Damasco
siguen la estrategia de atacar al grupo en las localidades aledañas para
aflojar el cerco.
Estos avances de EI en la provincia de Aleppo se
producen pese a la campaña aérea iniciada por Rusia el 30 de septiembre.
Damasco y Moscú afirman que la campaña rusa tiene como
objetivo frenar a EI y a otros grupos jihadistas, pero algunas organizaciones
opositoras al gobierno sirio afirman que se ha centrado más en los rebeldes
moderados.