Laura Serra
LA NACION, 04 DE OCTUBRE DE 2015
Esta nota bien podría titularse "empleo público para todos y todas". Sería una exageración si no fuera por el crecimiento exponencial que tuvo el plantel de empleados de la administración central a lo largo de los 12 años de gobierno kirchnerista, que llegó al 55% desde 2003. Pero a tono con este jubileo, la presidenta Cristina Kirchner quiere incorporar, antes de abandonar el poder en diciembre próximo, 14.985 nuevos empleados públicos a las plantas permanente y transitoria de la administración. Así lo dispuso en el proyecto de ley de presupuesto 2016, en debate en el Congreso.
El aumento del empleo público es, junto con el crecimiento del déficit fiscal -que trepará al 7% del PBI-, la brecha cambiaria del 70% y la sostenida caída en las reservas, parte de la "pesada herencia" que Cristina Kirchner dejará como legado a su sucesor. Para 2016, el presupuesto prevé un plantel de 427.255 empleados permanentes y transitorios para desempeñarse tanto en la administración central como en los organismos descentralizados e instituciones de la seguridad social. En esta cifra se incluyen otros entes del sector público, como la AFIP y el Instituto de Cine (Incaa).
En la actualidad ese plantel alcanza los 412.270 agentes, por lo que la diferencia de un año a otro será de casi 15.000 nuevos empleados que se sumarán a las plantas permanente y transitoria. "Representa una suba del 3,6%, un número importante. No obstante, hay que decir que el pago de las remuneraciones correspondientes no significa un porcentaje relevante dentro del total del gasto, sólo del 10,4%", indicó a LA NACION el presidente de la Asociación Argentina de Presupuesto, Rafael Flores (ASAP).
Es que el problema no es económico, sino más bien político: quien asuma la presidencia en diciembre próximo heredará una estructura sembrada de empleados afines y militantes del kirchnerismo incorporados por el Gobierno en los últimos años. Entre ellos, familiares y amigos de importantes funcionarios públicos.
Los candidatos presidenciales de la oposición ya tomaron nota del asunto: Mauricio Macri (Cambiemos) tiene en mente una reasignación de funciones para optimizar la labor en el Estado, en un plan similar al que instrumentó en la Ciudad (que mantuvo relativamente estable el plantel de empleados).
Sergio Massa, su rival del UNA, fue más allá. "Voy a borrar a los «ñoquis» de La Cámpora que nos quieren dejar de parásitos en el Estado", enfatizó el candidato presidencial opositor al lanzar su campaña antes de las primarias de agosto.
"Nuestra intención es revisar todos los contratos. A partir de datos públicos e información que recibimos de los organismos de control, estimamos que existen entre 21.000 y 24.500 contratos que deben ser revisados", continuó el diputado.
Es probable que buena parte de los empleados por incorporarse a la planta del Estado provengan de la nutrida dotación de contratados que nombró el kirchnerismo a lo largo de su gestión y que diseminó en los ministerios y en decenas de organismos públicos.
Hasta diciembre de 2014 -último dato disponible publicado en el Boletín Fiscal del Ministerio de Economía-, se contabilizaban 70.190 empleados en estas condiciones, en su mayoría con contratos de hasta un año de duración y monotributistas que le facturan sus servicios, por ejemplo, a alguna universidad pública del conurbano bonaerense. El pase a planta permanente o transitoria de la administración pública les otorgaría a estos miles de empleados la estabilidad laboral tan ansiada.
Contratados, bajo la lupa
El lote de contratados creció a ritmo acelerado durante el gobierno kirchnerista. A diciembre de 2003, sumaban 17.807 agentes, un 6,7% del total del plantel. A diciembre de 2014, con poco más de 70.000 contratados, trepó al 17% del total.
Pero si del universo de empleados públicos se descuentan aquellos que prestan servicios en las Fuerzas Armadas y en las de Seguridad (que necesariamente deben gozar de estabilidad laboral), el porcentaje de contratados se eleva ya al 42%. Así lo denunció la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y publicó LA NACION en mayo pasado.
Los ministerios de Salud y de Desarrollo Social encabezan el ranking con más de 8000 empleados contratados. Pero el dato más llamativo es que el Ministerio de Trabajo, aquel que precisamente pregona el trabajo en blanco y la estabilidad de los trabajadores, tenga más de un tercio de sus empleados en condición de contratados: 5934 agentes sobre un total de 15.011.
Quien siguió los mismos pasos del gobierno nacional en cuanto a empleo público es el candidato oficialista Daniel Scioli. Desde que asumió la gobernación de Buenos Aires en 2007, la dotación de trabajadores del Estado provincial creció un 52%. Según el presupuesto 2015, la provincia cuenta con una planta de 461.862 empleados, cifra que incluye la administración central, los organismos descentralizados y los organismos descentralizados no consolidados.
Por su parte, su rival de Cambiemos, Mauricio Macri, todavía jefe de gobierno porteño, efectuó una profunda reforma en el plantel de personal de la Ciudad. Redujo la planta administrativa y sumó más agentes en el área de educación y seguridad. El plantel cuenta hoy con 133.937 empleados, un 5% más que en 2007 (127.465 empleados).