Elecciones, servicio al bien común
El pueblo argentino vive un año de especial
significación cívica con una agenda electoral intensa que representa el
ejercicio soberano de la voluntad popular. Se expresa así la “Nación que
queremos”.
La democracia, que tanto esfuerzo nos ha costado
alcanzar y preservar, es una conquista que no puede ponerse en riesgo por la
existencia de prácticas que puedan socavar su legitimidad. Nos interesa la
consolidación y desarrollo de nuestro sistema democrático en paz.
Lamentablemente hemos asistido a un clima de agravios, sospechas y denuncias
que debilitan la credibilidad de personas e instituciones.
Frente a ello sólo cabe recomponer una actitud de
respeto, de diálogo sincero y de participación comprometida. Es necesario
retomar el camino de los valores éticos y promover, como nos invita el Papa
Francisco, una cultura del encuentro que facilite la amistad social. Así
podremos vivir las elecciones como un acontecimiento esperanzador, que refleje
el nivel cívico de un pueblo que va a las urnas con la convicción de que es el
mejor modo de expresar la voluntad de ser una Nación cada vez más inclusiva
para todos los argentinos.
De este acontecimiento, que debe ser una auténtica
fiesta cívica en el marco de la Constitución Nacional, son garantes el Estado,
los Partidos Políticos y los Ciudadanos. A cada uno le corresponde un papel y
una responsabilidad que hacen al bien de la República. Todos somos
responsables, nadie puede sentirse ajeno:
Al Estado en sus diversos poderes le corresponde crear
las condiciones objetivas que aseguren un desarrollo transparente, dando
garantías al acto eleccionario;
Los candidatos y Partidos Políticos deben presentar
con claridad sus plataformas, propuestas e ideas; como así también ser
respetuosos ante los ocasionales adversarios.
Los ciudadanos, en el ejercicio de nuestra libertad y
derechos, tenemos que conocer y discernir sobre las propuestas que mejor
respondan a nuestros principios y convicciones, como así también sobre la
idoneidad y coherencia de las personas que buscan nuestro voto. Todos tenemos
derecho a desear un país mejor.
Una democracia sin valores y sin ejemplaridad se
empobrece. Por lo tanto, no deberían escatimarse esfuerzos en orden a mejorar
los procedimientos, asegurar la transparencia y evitar todo tipo de sospechas
que terminen provocando desconfianza y acentúen las divisiones entre los
argentinos. Que ningún signo de violencia o intolerancia ensombrezca el acto
eleccionario y, al mismo tiempo, esperamos actitudes de nobleza para reconocer
y respetar la legítima y soberana voluntad popular.
En camino a la celebración del Bicentenario de la
Independencia Nacional anhelamos que estas elecciones honren el sacrificio y la
entrega de nuestros mayores, por eso ponemos estas reflexiones en las manos de
Nuestra Madre de Luján que siempre nos ha acompañado a lo largo de la historia,
y elevamos juntos la oración por la Patria:
Queremos ser nación, una nación
cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso con el bien común….
Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no
defrauda.
(Aica, 1-10-15)