El documento que reproducimos a continuación, nos parece demasiado breve y poco objetivo, como análisis de un momento complejo de nuestro pasado como sociedad. Por eso agregamos conceptos de otro documento del mismo Episcopado, emitido en plena guerra subversiva contra un gobierno constitucional, dos años antes del golpe de estado de 1976.
Una fecha para no olvidar
Conferencia Episcopal Argentina
14 y 15-Marzo 2016
El próximo 24 de marzo se cumplen cuarenta años de la
ruptura del orden constitucional y del estado de derecho. Un hecho que nunca
más se debe repetir ni podemos olvidar.
Era un momento complejo y difícil para toda la
sociedad. Argentina vivía una escalada de violencia que culminó en el
terrorismo de estado, protagonista de crímenes de diversa índole, entre ellos:
la tortura, el asesinato, la desaparición de personas y el secuestro de niños.
Los argentinos no podemos dejar de preguntarnos cómo
se pudo llegar al período más oscuro de nuestra historia. Sus consecuencias de
enfrentamientos, dolor y muerte aún permanecen y se nos presentan como un
pasado que tenemos que afrontar y sanar.
La vuelta a la democracia marcó el inicio de un camino
de verdad, de justicia y de encuentro entre todos, que urge seguir transitando,
para alcanzar la concordia y la amistad social.
El reconocimiento del valor de la vida, de la dignidad
y de los derechos inalienables de la persona constituye la base indispensable
de toda convivencia humana y del destino feliz de un pueblo.
La memoria del 24 de marzo, este año, coincide con la
celebración del Jueves santo, día de dolor y de traición, pero también día en
que Jesús manifestó su amor hasta el fin entregando la vida por nosotros. En su
Sangre hemos sido reconciliados. “Cristo es nuestra paz” (Ef 2,14) y el
fundamento de una esperanza que nos impulsa a construir una sociedad
auténticamente humana.
Su ejemplo nos ayuda a cicatrizar nuestras heridas en
la verdad, el arrepentimiento, la reparación en justicia y el anhelo de
alcanzar misericordia.
173º reunión de la Comisión Permanente
Reflexión del Episcopado
Argentino sobre la violencia
24-5-1974
“Nuestro Mensaje Pastoral llega a vosotros en medio de
las esperanzas renovadoras del Año Santo y en vísperas de nuestra gran fiesta
nacional, pero apesadumbrados por el cruento y doloroso camino que ha
emprendido la violencia”.
“El egoísmo que tiene sus formas propias de violencia,
de dura avaricia y de ambición desmedida, debe dar lugar mediante el cambio
interior a una nueva posibilidad que asegure las esperanzas de los muchos que
esperan y merecen un mañana mejor.
Pero la reacción de tipo insurreccional que puede
darse ante esta realidad de pecado, conducirá también, por su parte,
necesariamente, a una mayor confusión y a un acentuado desencuentro entre los
argentinos.”
“Existen ideologías que incluyen la violencia en sus
esquemas, como instrumento necesario para su concreción y para la consecución
de los fines preestablecidos.”
“Por otra parte, cuando desaparecen la paz y la unión,
como resultados de odios y luchas sangrientas, son enormes los peligros y los
males que sobrevienen para todos. Por eso no podemos considerar como
patrióticos los ideales que pudieran pregonarse en este aspecto.”
“La vigilancia, el control y la liberación de las
formas indebidas de dependencia, no autorizan a usar sistemas de violencia, que
por ser importados o foráneos, pueden estar favoreciendo una nueva y
desgraciada manera de sumisión.”
“La violencia, por ser la expresión radicalizada de
una doctrina, genera a su vez una drástica represalia o represión por parte de
sectores afectados. Este estado de cosas, cualquiera sea su signo, produce una
serie de sospechas, delaciones, venganzas y diversas formas de persecuciones.
Por eso debemos señalar que resultan igualmente
dolorosas ciertas denuncias de procedimientos que lesionan principios de
elemental humanidad, como torturas y muertes que no siempre se esclarecen
debidamente a la opinión pública.”