Por Héctor GIULIANO
(6.5.2016)
El nuevo gobierno
Macri está agravando la crisis financiera estructural del Banco Central (BCRA)
heredada de la administración Kirchner.
En base a los datos
del último Estado resumido de Activos y Pasivos de la entidad – al 30.4 pasado
– pueden identificarse algunos puntos clave que fundamentan esta aseveración:
a) El
BCRA no posee, en la práctica, reservas propias: si a las Reservas Brutas (de 34.400
MD-Millones de Dólares) se le restan los 8.400 MD de Encajes bancarios en
moneda extranjera y los 10.800 MD de Otros Pasivos (subtotal 19.200 MD) tenemos
que el saldo neto se reduce a 15.200 MD.
b) Desde
el punto de vista de su disponibilidad, a este saldo habría que descontarle los
5.000 MD del préstamo del grupo de bancos internacionales liderado por la banca
Morgan, del 29.1 - dado bajo términos que se mantienen en secreto – porque los
mismos están computados dentro de las reservas pero no han sido efectivizados
sino que figuran todavía como Pase Pasivo.
c) Pero,
además, el BCRA tiene otro rubro de deuda cuasi-fiscal – el más relevante
dentro de sus pasivos con terceros - por 570.000 M$ (Millones de Pesos), que corresponde
al stock de Lebac y cuyo monto equivale a 40.000 MD (al tipo de cambio mayorista
de referencia de 14.2582 $/US$).
d) Esta
enorme masa de pasivos a cortísimo plazo – aproximadamente la mitad tendría hoy
una vida media de 30 días – se renueva totalmente a medida que se producen sus
vencimientos cada semana (los días martes); y, como agravante, se toma sistemáticamente
deuda adicional por este concepto.
e) El
stock de las Lebacs era de 346.300 M$ al 7.12.2015 y ha tenido un aumento del
65 % hasta la fecha (los 570.000 M$ citados).
f) El
BCRA no tiene solvencia ni liquidez demostrada para cumplir con esta masa de
endeudamiento de cortísimo plazo; como no sea emitiendo más deuda o más dinero
sin respaldo.
g) Para
atraer estos capitales financieros que se colocan en lebacs el nuevo Directorio
del BCRA ha incrementado en forma extraordinaria las tasas de interés
implícitas que paga por esta deuda, llevándolas al récord del 38 % anual a 35
días y con curva de rendimientos invertida, esto es, que – al contrario de la
lógica tradicional – las tasas de más corto plazo son más elevadas que las de
largo.
h) Estimando
una tasa promedio del 34 % - sobre la masa de Lebac de 570.000 M$ - esto
representa una pérdida por Intereses Pagados de casi 200.000 M$ (194.000) en un
año para el BCRA.
i) Aunque
la gran mayoría de las Lebacs están en pesos – sólo 3.800 MD están en moneda extranjera (equivalentes a 54.350 M$)
– esta impresionante masa de dinero es retenida por el BCRA, a costa de las
altísimas tasas de interés de referencia, que paga por una deuda que no es
propiamente voluntaria sino que se
utiliza para evitar que los capitales colocados en letras no se transfieran a
la compra de dólares.
j) Dicho
con otras palabras: que la extraordinaria deuda por Lebacs muestra el costo de
la política cambiaria en función del tradicional arbitraje financiero entre
tipos de cambio y tasas de interés: pago de altas tasas para que los fondos no
se vayan al dólar. Lo que, a su vez, alienta la entrada de capitales golondrina o especulativos de muy corto plazo, que
obtienen altísimas ganancias a través del diferencial entre tasas locales e internacionales
bajo un esquema de dólar estable e incluso retrasado frente a la inflación
real.
k) Por
esta razón, las Lebacs debieran ser descontadas también de las reservas netas –
calculadas en el punto a) – ya que si el BCRA no las remunerara de esta manera
los fondos no absorbidos dejarían de tomarlas, aumentando así la Base Monetaria
(BM) y acentuando consecuentemente las presiones inflacionarias por emisiones
sin correlato en incremento del PBI. Quedando de este modo un saldo de reservas
netas negativo que llegaría a unos
25.000 MD.
l) Todas
las semanas – los días martes – el oligopolio de la decena de grandes bancos
tomadores de Lebac se presenta ante el BCRA con la carta de juego extorsiva de
pasar por el escritorio a renovar las
letras que vencen o pasar por la caja
a cobrarlas; y el BCRA responde con la aceptación virtualmente total de las ofertas recibidas para renovar dichos
vencimientos y colocar incluso obligaciones adicionales.
m) Hoy
se da así en la Argentina el despropósito financiero de que el BCRA tiene un
stock acumulado de Lebacs igual a la Base Monetaria (569.700 contra 572.600 M$
respectivamente) o, dicho de otro modo: que del total del dinero emitido, la
mitad está retenido por el propio banco emisor pagando por ese dinero tasas de
interés altísimas.
n) El
extinto Dr. Esteban Cottely – un experto en materia monetaria y cambiaria –
sostenía hace ya muchos años y con total
fundamento el principio de que era un absurdo que el BCRA pagase interés por su
propio dinero, es decir, por el dinero emitido (como era entonces el caso de la Cuenta de
Regulación Monetaria, en la época de Martínez de Hoz). Lo que hoy se vuelve a
dar bajo el mecanismo de colocación sistemática de Lebacs como forma de
contracción monetaria – que tiene análogos efectos recesivos - en lugar de
aumentar (si fuese el caso) los niveles de encaje bancarios, que no tienen
costo para el Banco.
o) Con
este procedimiento el BCRA estimula y subsidia el negocio financiero bancario –
al que se agrega la colocación diaria permanente de una masa de letras overnight, con las que se
remuneran los saldos de caja de todos los bancos desde la hora de cierre de
cada jornada hasta la mañana del día siguiente (!) – subsidia el dinero ocioso
de las entidades financieras y retrae la masa prestable de los bancos para el crédito al Sector Privado de la
Economía.
p) De
esta manera, el gobierno Macri – a través del BCRA - contribuye a generar estanflación –
estancamiento o recesión con alta inflación – ya que al traslado a precios de
la mega-devaluación de Diciembre y al tarifazo
en precios/tarifas de servicios públicos, se suma el factor determinante del
aumento extraordinario de la tasa de interés, que es también un factor de
inflación: un factor que se traslada a precios a través del costo financiero de
las empresas y que lo hace más rápidamente que los costos
económicos/comerciales.
Toda esta combinación
de medidas financieras del BCRA forma parte de la política de ajuste fiscal
seguida por la administración Macri, destinada decididamente a gobernar con Deuda Externa:
- Bajo
el rótulo de una reinserción de la
Argentina en el Mundo, el gobierno Macri confiere prioridad absoluta a
su nueva ola de endeudamiento externo, comenzada con el aumento de la
deuda cuasi-fiscal del BCRA por Lebacs, con el préstamo secreto de la
banca internacional de los 5.000 MD por la operación de repo (venta de bonos con compromiso
de recompra) y con la colocación de
nuevos bonos del Tesoro Nacional por 16.500 MD para pago a los holdouts;
que forma parte del programa de aumento de la Deuda Pública Argentina por
36.000 MD durante el corriente año.
- Continuando
la política de sostenimiento de reservas del BCRA con Deuda – iniciada en
gran escala por la administración Kirchner y seguida por la actual
administración Macri – el Banco pierde cada vez más su posible autonomía
de decisión para sostener en forma genuina la estabilidad cambiaria y
promover el desarrollo económico, porque el BCRA deviene condicionado así
al poder de los acreedores de las deudas que contrae, como un remedo – o
una parodia – de la denominada autonomía
del BCRA puesta al servicio de su banca acreedora.
- Después
del negociado conjunto Kirchner-Macri
por los contratos de dólar futuro – que le costarían al BCRA la pérdida de
unos 70.000 M$ - el Banco sigue atándose a compromisos de estabilidad
cambiaria difíciles de cumplir (15.26 $/US$ según Rofex al 29.7), comprando
reservas con deuda (préstamo repo y masa de lebacs) para sostener el tipo
de cambio, subsidiando al sector financiero-bancario con elevadísimas
tasas de interés y su operatoria de letras
overnight, asistiendo al Tesoro a través de Adelantos Transitorios que
se materializan con emisión monetaria (160.000 M$ previstos para todo el
2016) y manteniendo una ilógica relación 1:1 entre Base Monetaria y stock
de Lebacs.
Lo que pasa es que,
en el fondo, el BCRA no busca sostener el valor de peso sino la cotización del
dólar – que no es lo mismo – y que para ello esta cotización es mantenida bajo
control y con tendencia al retraso cambiario (bajo la ecuación de tasas de interés
superiores a la inflación e inflación superior a la devaluación real) para que
el gobierno Macri pueda garantizar el pago de los servicios de la creciente
deuda externa: de la deuda existente, de las nuevas obligaciones que se están tomando
– por parte del BCRA, del Tesoro, de las Provincias y de las Empresas Públicas
- y de las que se prevé tomar en el mercado internacional de capitales para
sostener su objetivo declarado de reinsertarse
en el mundo para gobernar la
Argentina con Deuda Externa.