que
hay que terminar con la corrupción en la obra pública
Guillermo
Cherashny
Informador Público, 8-5-16
Muy valiente la declaración del presidente Macri
cuando dijo que se terminó la época en que la obra pública era sinónimo de
corrupción.
Y es probable -suponemos- que, para que esto ocurra, su padre
Franco, sus primos Calcaterra y su amigo Nicolás Caputo abandonen esa práctica
familiar ya que, si hay empresas que vivieron de la corrupción de la obra
pública fueron Socma, IECSA, Caputo Construcciones y CES SA, que hicieron gran
obras en la ciudad de Buenos Aires durante su mandato y, si bien no son Lázaro
Báez, les comprenden las generales de la ley como a Techint, y a Chediak, actual presidente
de la Cámara Argentina de la Construcción, porque esta corrupción viene de hace
tiempo y fue el ex ministro Roberto Lavagna quien en 2005 dijo que había
cartelización de la obra pública.
Néstor y Cristina lo echaron pero las
empresas de la CAC siguieron haciendo negocios. Entre ellas -como dijimos- se
encuentran familiares y amigos íntimos porque, si se refiriera a los demás y no
a sus parientes y amigos, serían poco creíbles sus declaraciones de ayer.
Hay que pensar en positivo y creerle al presidente,
que está trabajando para el bronce y no para intereses sectoriales. Pero en
nuestro país los empresarios de ese rubro fueron prebendarios toda la historia
y costará mucho que acepten la obra pública sin corrupción. Para que esto se
pueda hacer, quienes corrompieron la obra pública sobrefacturando los números
deben ser condenaos por la justicia y no puede haber hijos o entenados porque,
si no fuera, el electorado que lo votó se desilusionará.
Por eso las
declaraciones de Garavano, el Ministro de Justicia, diciendo que CFK no debería
estar presa huelen a un pacto de impunidad que sería una claudicación ética y
moral del nuevo gobierno.