Malú Kikuchi
Informador Público, 24-7-16
“Por si éramos pocos…”, decía mi abuela cuando los
problemas se sumaban. El gobierno de Cambiemos heredó una situación peor de lo
que intuía. Hoy la economía es imprevisible, la pobreza crece, la inflación
sigue, las tarifas suben, se judicializan, se paralizan, todo a prueba y error.
El gobierno se equivoca, lo reconoce, se disculpa, con
indiscutible buena voluntad, pero sin soluciones a corto plazo, y ahora se va a
sumar un problema más. Gratuito. En parte culpa de la República Oriental del
Uruguay y en parte culpa de los seudo ambientalistas de Gualeguaychú, provincia
de Entre Ríos. Es una larga historia, que vuelve a repetirse.
En 2005, la finlandesa Botnia (después de algunos
penosos desencuentros monetarios con Entre Ríos), decidió instalar una planta
de celulosa en Fray Bentos, ROU, sobre el río Uruguay. Del lado argentino, a
28km del río, está la ciudad de Gualegaychú. Los habitantes, en pie de guerra,
decidieron que les estropeaba el paisaje de su playa (lo que es cierto) y que
iba a contaminar.
Finlandia está entre los países mejor calificados en
tema ambiental y son expertos en fábricas de celulosa. Para evitar la
instalación de la “pastera”, la gente de Gualeguaychú cortó el puente
internacional Gral San Martín incontables veces, cuestión de arruinar el
turismo que iba a la ROU por tierra. Lo consiguió. Durante años cortó puentes y
más puentes. Todo ello con apoyo K.
Es más, instigado por Néstor K presidente, que en el
corsódromo de Gualeguachú, casi todos los gobernadores, senadores y diputados
nacionales (más Entre Ríos), declanaron que la guerra contra la planta era una
misión nacional. Botnia continuó su construcción y la ROU tuvo su pastera.
Hasta hoy los mínimos índices de contaminación del río Uruguay no se deben a la
ex Botnia, hoy UPM.
Argentina llevó el caso a La Corte Internacional de La
Haya. Ésta falló que la ROU debería haber consultado a la Argentina, y que de
entonces en más, los dos países se consultaran ante un emprendimiento que
pudiera contaminar u obstaculizar al otro de alguna manera. Y eso fue todo.
Fray Bentos funciona desde 2007, produce 1.300.000tn
de celulosa por año. En 2013 Pepe Mujica autorizó a UPM a fabricar un 10% más,
y se lo comunicó a CristinaK. Ella amenazó con La Haya. No pasó. En 2014 la
empresa sueco/finlandesa Stora Enso, con la chilena Arauco, construyeron la 2°
pastera “Montes del Plata” en el departamento de Conchillas, sobre el Río de la
Plata. Avisaron.
Argentina no contestó. En Montes del Plata se fabrica
la misma cantidad de celulosa que en Fray Bentos; se ha construido un puerto
desde donde se embarca el producto hacia su destino. Está a unos 50km de
Colonia del Sacramento. Estas pasteras no sólo dan trabajo a los que trabajan
en ellas, generan trabajo en actividades externas. El Uruguay necesita trabajo
y lo encuentra.
El año pasado la exportación de celulosa fue la 2°
exportación del Uruguay y le reportó US$ 1.266 millones, mucho para el Uruguay.
Un país que previendo el futuro, forestó todo lo que pudo forestar. Hoy recoge
lo que sembró. El 15/7/2016, Jaakko Sarantola, de UPM, anunció la instalación
de la 3° pastera, doble de la de Fray Bentos, con una inversión de US$ 4.000
millones y 800 puestos de trabajo; en el centro de la ROU, sobre el río Negro.
El río Negro es el mayor afluente del río Uruguay. Los ambientalistas de
Gualeguaychú ya están en pie de guerra.
Es más, el municipio de Gualeguaychú exige que no se
construya la pastera. Esperan que ambientalistas argentinos y uruguayos se les
sumen. Cancillería argentina, con prudencia, medita cómo se puede preguntarle
al Uruguay, sin molestar, sobre el proyecto de la planta de celulosa. El
embajador argentino en Montevideo, Guillermo Montenegro, aclara: “no nos metemos
con la soberanía del Uruguay, pero…sería un gesto de buena vecindad”. Política
exterior inteligente.
La Comisión Administradora del Río Uruguay, CARU, no
ha dicho nada hasta ahora. Su nuevo presidente, argentino, Héctor Vazón,
abogado especializado en derecho internacional, docente y de Concepción del
Uruguay (sobre el río Uruguay a 78 km al norte de Gualeguaychú), y el vice,
también argentino, embajador de carrera Eduardo Villalba, no han opinado
todavía. Hay que esperar.
La ministra de industria de la ROU, Carolina Cosse,
dice que los de Gualeguaychú “le buscan la 5°, la 6°pata al gato” “Se olvidan
que el Uruguay es un país serio”. Y en cuanto al cuidado ambiental el más serio
de América Latina, un país “verde”. El ministro del interior Eduardo Bonomi, poco
amable con los argentinos (¿por qué será?) dijo: “Sus pasteras tienen muchos
más problemas que las nuestras”. Cierto, muchísimos más. Contaminan y mucho.
Un problema más que avanza y es difícil de predecir cómo
y sobre todo cuando va a terminar. Pero cómo explicarles a los seudo
ambientalistas de Gualeguaychú que el progreso no se puede detener, lo que hay
que hacer es progresar limpiamente. En el lugar, o en fotos, el humo que sale
de las chimeneas de las pasteras uruguayas, es blanco. Quiere decir que han
sido tratados los elementos contaminantes o sólo sucios. El humo blanco que
sale de las chimeneas es vapor.
Si el humo es negro, contamina. Es tan simple como
eso. Pero parece que no es tan simple de explicarles a personas que se niegan a
entender razones. ¿Será que como los describen a los seudo ambientalistas de
cualquier lugar del planeta, son “sandías”, verdes por fuera y rojos por
dentro?