pasaron sin trabas
por la Aduana
Hugo Alconada Mon
LA NACION, 15 DE SEPTIEMBRE DE 2016
En los días previos y posteriores al arribo de los 250
kilos de pseudoefedrina que terminaron congelados desde junio de 2011 en el
aeropuerto de Ezeiza y que fueron denunciados por el suspendido titular de la
Aduana, Juan José Gómez Centurión , otros 885 kilos del mismo agente
farmacológico superaron sin problemas los controles aduaneros e ingresaron al
mercado interno, lo que alimenta ahora las sospechas de los investigadores
judiciales.
El operativo con los barriles denunciados por Gómez
Centurión no se repitió en otras ocasiones
El operativo con los barriles denunciados por Gómez
Centurión no se repitió en otras ocasiones. Foto: Archivo
¿Por qué frenaron esos barriles pero no las otras
operaciones? ¿Qué los diferenció? La clave acaso la tenga el agente de transporte
aduanero (ATA, en la jerga) que debió gestionar todos los trámites.
Los 885 kilos de pseudoefedrina que sí ingresaron al
país lo hicieron a través de cuatro importaciones. Dos se registraron antes y
dos después de la fallida operación de la firma Chemo, del empresario Hugo
Sigman, según surge de los registros de la AFIP que cotejó LA NACION.
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La primera importación se registró el 6 de junio de
2011. Ese lunes, Laboratorios Duncan ingresó al país, sin problemas, los
primeros 35 kilos. Dos días después, Laboratorios Phoenix completó la
importación de otros 400 kilos, sin contratiempos.
El viernes 17 de ese mismo mes, sólo seis días después
del freno impuesto a los 250 kilos de pseudoefedrina de Sigman, Laboratorios
Casasco tramitó la entrada de otros 150 kilos. Tampoco afrontó turbulencias. Y
el jueves 23 fue el turno de la firma Monte Verde SA, que ingresó los 300 kilos
restantes, también sin problemas.
¿Qué pasó con la operación de Chemo, el sábado 11 de
junio? ¿Por qué no superó los controles aduaneros? ¿Acaso el agente de
transporte aduanero no le informó a la Sedronar, como impone el artículo 9 del
decreto 1095/96? ¿Por qué si los funcionarios sospecharon algún ilícito no lo
denunciaron ante la Justicia? Eso es lo que ahora se investiga, con cuatro
hipótesis.
La primera es la más sencilla: los documentos que
acompañaban la pseudoefedrina estaban incompletos o redactados de manera
errónea o el agente ATA no informó a la Sedronar, por lo que Aduana detuvo la
operación, lo que llevó al equipo de Sigman a desentenderse de la mercadería.
Ésa es, de hecho, la versión del empresario.
"¿Qué sentido tenía retirar la mercadería? Habíamos pagado 16.250 dólares,
pero sólo a los abogados había que pagarles más", indicó anteayer a LA
NACION desde España, donde reside. "Hubo una compra totalmente legal,
están todos los papeles a disposición de la Justicia", añadió.
En rigor, no debió ser Sigman quien convocara a sus
abogados, sino la firma destinataria de la pseudoefedrina en Paraguay, el
laboratorio Comfar, y llegado el caso debió movilizarlos en Asunción, más allá
de la eventual responsabilidad en Buenos Aires del agente de transporte
aduanero.
La segunda hipótesis, sin embargo, sí involucra a los
aduaneros. ¿Acaso pidieron una coima para destrabar la mercadería? ¿Pidieron
demasiado? ¿Tanto, acaso, que a los importadores dejó de resultarles redituable
los 250 kilos de pseudoefedrina?
La tercera hipótesis también coloca a los aduaneros en
la mira. ¿Trabaron la mercadería con el objetivo de quedarse con ella y
filtrarla -al menos en parte- en el mercado negro? Porque esa pseudoefedrina
valía US$ 16.250 en el circuito legal, pero podía superar el millón de dólares
en el paralelo.
"A los fines de cocinar metanfetamina, la
pseudoefedrina es igual de peligrosa que la efedrina", planteó uno de los
investigadores, que apuntó a su uso como precursor químico.
Sigman clarificó, sin embargo, sus diferencias:
"La pseudoefedrina es cuatro veces menos activa que la efedrina, y tiene
un efecto terapéutico mucho menos adictivo", afirmó, para luego aventar
las sospechas sobre la Aduana.
"No creo que haya habido un problema de mala fe
en la Aduana, sino negligencia. Fue una indecisión de qué medida tomar cuando
apareció pseudoefedrina en la Argentina en tránsito a Paraguay. Estuvieron
confundidos, no sabían qué hacer y fue quedando ahí", explicó.
La cuarta hipótesis es la más incómoda de todas, pero
también la más improbable. ¿El destino de esos 250 kilos de pseudoefedrina era
Comfar, en Paraguay, como consta en los papeles? ¿O era el mercado argentino?
Hasta ahora, sin embargo, la documentación disponible no aporta indicios en esa
línea.
De los registros que analizó LA NACION sí surgen, en
cambio, diferencias entre las cuatro operaciones que se completaron y la que
intentó la empresa Chemo.
La primera diferencia es que los 885 kilos de
pseudefedrina figuran como provenientes de India. La de Chemo llegó desde
Suiza. La segunda es que las operaciones de los laboratorios Duncan, Phoenix,
Casasco y Monte Verde fueron informadas como "importación a consumo con
documento de transporte". La de Chemo, como en situación de
"transbordo" en Ezeiza.
La tercera diferencia es que las otras cuatro
operaciones no tuvieron como protagonista a Sigman. ¿Fue un mensaje? Él
sostiene que no.