La Nación, editorial,
09 DE ABRIL DE 2017
La foto es paradigmática. Muestra al Presidente
flanqueado por José Luis Lingeri, titular del gremio de Obras Sanitarias;
Gerardo Martínez, secretario general de la Unión Obrera de la Construcción, y
el empresario Carlos Wagner, que fue presidente de la Cámara Argentina de la
Construcción durante el gobierno kirchnerista. La imagen, tomada en el Salón
Blanco de la Casa Rosada durante un acto en el que Mauricio Macri presentó el
Acuerdo Federal para la Construcción, simboliza el presente y el futuro,
representado por el Presidente, y un pasado turbio, encarnado en las otras tres
figuras. Un pasado que se resiste a irse, pugna por permanecer e ilustra la
falta de renovación de la dirigencia sindical y empresarial. La vieja Argentina
de las corporaciones.
Con ese pasado tiene que lidiar el Presidente para
poder gobernar, intentando desbloquear la economía y acordando con quienes
procuran ponerle freno para demostrar su poder. El día de la foto había
afirmado que es preciso "combatir los comportamientos mafiosos".
Martínez y Lingeri representan la añeja dirigencia
sindical que se eterniza y se enriquece en las cúpulas de los sindicatos,
verdaderos feudos. Martínez está al frente del suyo desde 1990. Lingeri, que
conduce su gremio desde 1986, ha reconocido que la relación con Macri "es
abierta, pero vamos a seguir con los planteos". El año pasado estaba en
primera fila con Martínez cuando el Presidente anunció el reintegro de fondos
adeudados a las obras sociales. La empresa constructora Esuco SA, del
cuestionado Wagner, fue una de las que más contratos de obra pública
suscribieron con el Estado durante el kirchnerismo. Las numerosas
investigaciones judiciales que jaquean a Cristina Kirchner y su entorno
muestran a la obra pública de su período como un foco de corrupción.
La foto debería ser una imagen bisagra que se abre al
futuro mientras deja en el pasado a quienes simbolizan la vieja Argentina.