viernes, 28 de abril de 2017

PESCA Y SOBERANÍA NACIONAL



por José M. García Rozado
Informador Público, 28-4-17


La flota española está pescando en Malvinas. Entre los que están pescando en Malvinas, con licencias de las Islas, se encuentran buques de las compañías “PESCAPUERTA” y también de “PEREIRA”, y ya son 16 los buques. La industria pesquera de bandera nacional tiene buena facturación, pero pierde competitividad. Ahora, la Casa Rosada avanza con una propuesta de ajuste en un área de menor peso ante los ojos de la sociedad: el Ministerio de Defensa, lo que genera indefensión y pérdida de soberanía. En exclusiva, se accedió al plan de “contribución” al “esfuerzo fiscal” de la cartera. Argentina finalmente logro resultados positivos frente a la Comisión de Limites de la Plataforma Continental de la ONU. A razón de esto, el país logró redefinir sus limites incrementando en unos 1,633 millones de kilómetros cuadrados su territorio marítimo, y por lo tanto, la superficie en la cual debe ejercer control.

Los fríos números del comercio exterior indican que la actividad pesquera tuvo un 2016 con balance positivo, exportaciones por casi US$ 1.700 millones, un saldo de la balanza comercial apenas por debajo de lo exportado, buen volumen de capturas en las especies emblemáticas del mar Argentino (merluza Hubbsi, calamar Illex y langostino) y precios razonablemente buenos. Pero luego de siete años de sobrevivir en la línea flotación entre 2009 y 2015, con un dólar atrasado, inflación, costos operativos crecientes y retenciones entre 5% y 10%, la industria pesquera aún busca recomponerse. Hoy el sector reclama por falta de competitividad y pérdida de mercados, debido a una política oficial que no logra revertir -vía acuerdos comerciales- los aranceles que debe pagar la pesquería nacional en terceros mercados.

Esto sin mencionar el crecimiento de la flota china en aguas argentinas y la de buques españoles en aguas de Malvinas, a las que en sus países les devuelven gastos portuarios y además ingresan la carga con arancel cero, mientras que los barcos nacionales pagan entre 12% y 18% de arancel. El combo se completa con elevados impuestos (Ingresos Brutos y otros), costos de operación en puertos, infraestructura portuaria deficiente, y elevados costos laborales (no salariales), según declaran los empresarios. El tipo de cambio vigente desde fines de 2015 no modificó de modo radical la ecuación económica del negocio, como sí lo hizo en la producción agrícola. Es que además de las cuantiosas inversiones en barcos, reparaciones, repuestos e insumos, todas ellas dolarizadas, también una parte relevante de los salarios del personal embarcado (en el langostino es más del 70% del salario) se paga sobre el valor de la pesca capturada.

“Todo el mundo dice que el sector pesquero facturó el año pasado más de US$ 1.600 millones pero eso fue sólo por el langostino”, señala Antonio Solimeno, empresario pesquero marplatense y vicepresidente de la Cámara de la Industria Pesquera Argentina (CAIPA). Solimeno exporta el 80% de su producción, cuenta con 12 barcos y emplea a 890 personas, entre marineros y personal de tierra. La flota española que está pescando en Malvinas con permisos de los kelpers y el gobierno de las islas y sin la más mínima critica o queja de nuestro gobierno ante España se dedica a las capturas de Calamar que llegan hasta 35 toneladas día por buque, o sea 560 toneladas diarias y más de 101 mil toneladas por temporada de captura. Los 16 buques de la flota española que pescan en Malvinas y que el 27 de febrero iniciaron la temporada 2017, están logrando un extraordinario rendimiento al superar las 500 toneladas de pesca diaria de calamar (Loligo), según lo explico Javier Touza, presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI). España. Entre los que están pescando en Malvinas, con licencias de las Islas, se encuentran buques de las compañías “Pescapuerta” y también de “Pereira”, que además lo hacen en aguas nacionales con permisos de la Secretaria de pesca argentina.

Argentina finalmente logro resultados positivos frente a la Comisión de Limites de la Plataforma Continental de la ONU, el año pasado. A razón de esto, el país logró redefinir sus limites incrementando en unos 1,633 millones de kilómetros cuadrados su territorio marítimo, y por lo tanto, la superficie en la cual debe ejercer control. Este hecho supone no solamente la mejora en la proyección de los intereses argentinos sobre el lecho y el subsuelo de esa porción de mar, sino, un llamado de atención a su propio Estado como a la opinión publica de la capacidad que posee actualmente nuestro país para ejercer un control efectivo sobre las enormes extensiones marítimas con las que se cuenta. Hay que recordar que el año pasado la “CONVEMAR” aprobó el pedido argentino de extensión del limite exterior de la plataforma continental, lo que implicó que el país se hiciera con un 35% de superficie marítima mas, constituyendo un hito tanto para la historia diplomática argentina, como para los funcionarios de carrera que se desempeñan en política exterior.

Esta política “trans-gobierno” (se inició en 1998 y culmino en 2016) de reclamo en la ONU implica un éxito colosal que se transfiere directamente en la posibilidad de explotación de recursos naturales ictícolas e hidrocarburíferos -entre otros- , tanto en una zona exclusiva ampliada como en un lecho y subsuelo con posibilidad de contar con recursos hidrocarburiferos. Es así, como este éxito en cuanto a política diplomática termina marcando un punto paradigmático para otra política que debe ir siempre de la mano de la política diplomática: la defensa. Argentina, con este agregado territorial, debe supeditar sus políticas publicas en defensa a estas nuevas conquistas diplomáticas. Para cumplir con su responsabilidad funcional de controlar los nuevos limites marinos, las instituciones militares deben contar con medios eficaces para desarrollar tareas de control marítimo frente a innumerables flotillas pesqueras sin permiso que depredan los recursos pesqueros y energéticos.

Nuestro país actualmente cuenta con una de las zonas económicas exclusivas más grandes del mundo, con una proporción de superficie marítima similar a la superficie terrestre. La antilogía de esta proporción es que actualmente el territorio marítimo solo es supervisado por una decena de patrulleras entre buques de la Armada Argentina -muy viejos en su gran mayoría, desgraciadamente- y la Prefectura Naval no apta para patrullar y custodiar este tipo de superficie marítima más allá de las 20 millas náuticas desde la costa. “Las políticas públicas de seguridad y defensa en estos casos hacen agua”. A sabiendas de que la política de defensa debe necesariamente confluir con la política exterior, la primera esta siendo relegada permanentemente por la falta de recursos y la indefinición de las esferas decisorias en una planificación acorde para que las distintas instituciones puedan desarrollar sus funciones primarias de una manera correcta.

En el año 2017 no implicará dar el paso superador que la Armada Argentina espera para poder avanzar sobre nuevos medios con el fin de articular una presencia definitiva en el extenso territorio marítimo. Para este año no se esperan definiciones de las altas esferas decisorias en el edificio Libertador para que esta fuerza pueda contar con nuevos medios. Es así que la presencia argentina en el nuevo espacio a controlar quedara encuadrada todavía por los “únicos 3 viejos pero nobles avisos A-69 que prestan tareas en la División de Patrullado Marítimo”. La definición de avanzar sobre nuevo material se tambalea desde hace años con los diversos anuncios sobre patrulleras, que en definitiva no se han terminado de materializar. La búsqueda de buques del tipo OPV ha transitado un camino de al menos 15 años. El diseño adquirido a la compañía alemana Fassmer terminó en el desembolso de divisas extranjeras y ningún buque en grada. Por otro lado, la gran cantidad de reuniones entre funcionarios de ARS y miembros del Ministerio de Defensa quedaron solamente en intenciones de deseo de trabajo conjunto, y en ningún caso se dio un avance serio para que definitivamente la Armada Argentina pueda contar con unidades de este tipo. En cuanto a ofertas foráneas, en los despachos de funcionarios de defensa se han acumulado ofertas de países como Francia, España e incluso China, todos con resultados negativos.

Volviendo al tema pesca, “Hasta mediados de 2016, con la devaluación más o menos estábamos recuperando, pero a partir de septiembre empezamos a perder de nuevo competitividad”, destaca Solimeno. En ese contexto, se pregunta si “en el 2017 los mercados responderán”. Y agrega: “Puedo tener buena facturación pero el problema es de rentabilidad, sólo en reparaciones navales invertimos el año pasado entre US$9 y 10 millones”. Desde el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA), su titular Oscar Fortunato señala que “la economía global no está bien, con el langostino zafamos pero también hay una caída de los precios internacionales”. No obstante, admite que “el 2017 podría ser bueno para el calamar”. El punto que más preocupa es la pérdida de competitividad frente a otros países. A principios de marzo autoridades de CEPA se reunieron con el presidente Macri y funcionarios del área para analizar la coyuntura sectorial. “Hemos hablado de la necesidad de tener acuerdos comerciales con algunos países o la Unión Europea, no digo un TLC pero sí quizás acuerdos contingentes (cuotas de exportación anuales), un instrumento aceptado por la OMC”, explica Fortunato.

Argentina tuvo vigente un acuerdo en el marco del Sistema General de Preferencias (SGP) de la Unión Europea hasta hace tres años. Con la caída del SGP los productos pesqueros nacionales pasaron de pagar 5% de arancel al 12%. En el caso de China el arancel llega al 18% y en México es del 20%. Brasil, por su parte, tiene cerrado su mercado a los productos argentinos, por el fuerte lobby de los productores de camarones, que aducen cuestiones fitosanitarias. Tras la eliminación de reembolsos a los puertos patagónicos en diciembre de 2015, a través de un DNU que derogó el decreto 2.229/15, el Gobierno dispuso reintegros a la pesquería que van del 3% al 6,5%, según las especies exportadas. En la actualidad el Congreso tiene el DNU bajo estudio, para ratificarlo o rechazarlo, y en ese caso reimplantar los reembolsos. Mientras tanto, los productos de todos los puertos tienen los mismos reintegros, aunque los costos difieren sustancialmente según la ubicación.

“El flete sale dos a tres veces más de Puerto Deseado a Madryn que en Mar del Plata, la estiba cuesta tres veces más, y además, tenemos más costos de insumos, víveres y llevar la gente hasta allá, porque no hay marineros en la Patagonia, los tenés que llevar de Mar del Plata o Corrientes”, señala Eduardo Boiero, presidente de la Cámara de Armadores Pesqueros y Congeladores (Capeca), que agrupa en especial a la flota langostinera de la Patagonia. Por eso, añade, “los que operaban calamar en el sur se fueron a Mar del Plata por un tema de costos”. “La pesquería tiene varios problemas graves”, asegura Miguel Glikman, director de Exportación de Newsan Food. Entre ellos, menciona la falta de financiamiento, el costo de las ART, la carga impositiva y cierta obsolescencia de la flota pesquera. Pese a ello, Glikman destaca que “la pesca de calamar vino bien en los primeros meses del año después de un 2016 malo y esperamos una buena campaña de langostino”. Pero el resto de las espeies que brinda el mar argentino y su explotación, muy pobre por cierto, ya que la industria pesquera nacional está muy lejos de parecerse -ni hablemos de competir aunque sea en desventaja- a una industria sudamericana, como la peruana o la ecuatoriana que sin competir con españoles, chinos, japoneses o ploacos están sin embargo a años luz de nuestras flotas pesqueras y por lo tanto de nuestra industria pesquera nacional.

Debemos aclarar que de los 634 buques registrados una gran cantidad son nuestras conocidas lanchas pesqueras amarillas lo que reduce enormemente el número de embarcaciones. Asimismo las 170 empresas mostradas en el gráfico, en muchos casos no son tales ya que son pequeños empresarios dueños de los barcos amarillos y por lo tanto de baja captura y ésta realizada en zonas semicosteras y casi nunca más allá de las 40/60 millas náuticas de la costa nacional. De contar argentina con empresas de envergadura como aquellas española que hoy pescan con permisos kelpers nuestro potencial pesquero debería multiplicarse como mínimo al triple y si se abrieran mercados como debiera ser la propuesta gubernamental y de cancillería las exportaciones podrían con comodidad llegar a los US$ 5 mil millones anuales o sea un cuarto de las agropecuarias. Pero para esto además es imprescindible que nuestra Armada cuente con los elementos indispensables para proteger nuestros intereses en toda la extensión de nuestro mar ahora que logramos su ampliación y el reconocimiento del mismo por la ONU y su organismo especializado.

Llamativamente la Armada Argentina ha difundido un comunicado de prensa titulado “COMPRA DE AERONAVES PARA LA ARMADA ARGENTINA Y SITUACIÓN CAMPAÑA ANTÁRTICA 2016/17” donde señala que ha comenzado un proyecto de “adquisición” de 2 aeronaves, una de transporte y otra en configuración de patrullaje marítimo. Estos dos corresponderían, según la gacetilla, a aviones C-295 de la empresa CASA, informando también que la Fuerza Aérea Argentina se sumaria al pedido.Este proyecto de “adquisición” se enmarca en lo difundido en numerosas oportunidades por medio del Ministerio de Defensa en relación al planeamiento realizado para recambiar sistemas dados de baja o prontos a quedar fuera de servicio, mencionando la intención de dotar a la Armada de la República Argentina con dos aeronaves de transporte C-295 financiadas por el BBVA a un monto total que asciende a un poco mas de 5 mil millones de pesos.

La comunicación oficial por parte de la institución naval se encuadra en un contexto donde priman los anuncios y no necesariamente las decisiones concretas sobre recambio de material, lo que motiva a que las fuerzas se plieguen a comunicados informando intenciones. Hay que tener en cuenta que la difusión de una gacetilla con un titulo decisivo como “compra de aeronaves” no condice específicamente con una etapa de planificación, lo que dista procesalmente del hecho consumado que tanto se espera en la Armada. Por otro lado, se menciona el interés por parte de la Fuerza Aérea Argentina de plegarse al pedido del producto diseñado por EADS, haciéndolo por otras dos unidades mas en versión de transporte. Originalmente, la fuerza había deslizado la intención de adquirir ente 6 a 8 aviones a efectos de recuperar y potenciar una capacidad sumamente disminuida en los últimos años. Este anuncio que involucra al C-295, también se hace a poco de haberse realizado un “demostración de la aeronave C-27 Spartan”, principal competidor del primero, y el cual ya realizo un recorrido sobre el país que finalizo en la Base Marambio.

Sin duda, la necesidad de contar con aeronaves nuevas es imprescindible para las distintas fuerzas para poder realizar las distintas tareas que se estructuran en su misión, es quizá por esto que los distintos comunicados de prensa y gacetillas demuestra mas impaciencia que optimismo para intentar mover con la opinión publica la difícil balanza de las decisiones políticas y públicas. De todas maneras, con una opinión publica ya renuente a seguir escuchando hablar de intenciones o proyectos, todavía se deberá esperar un comunicado en donde la palabra “compra” dentro del titulo sea el resumen del cuerpo de una noticia relacionada a esta. Gacetilla de Prensa N° 22 titulada “COMPRA DE AERONAVES PARA LA ARMADA ARGENTINA Y SITUACIÓN CAMPAÑA ANTÁRTICA 2016/17”.

“La Amada Argentina informa que, ante la necesidad de reemplazar sus aeronaves de transporte mediano, a través del Ministerio de Defensa ha iniciado el proyecto de adquisición de dos aviones C-295 de la empresa CASA, compartiendo este proyecto con la Fuerza Aérea Argentina, quien se ha sumado con dos unidades similares. Una de estas aeronaves estará destinada al transporte de materiales y de personal, mientras que la otra será configurada en versión marítima. Asimismo, se informa que el Comando Naval Antártico puso a disposición del Comando Operacional del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. los transportes navales ARA “Bahía San Blas” y ARA “Canal Beagle” (este último como puente logístico hasta Ushuaia), los recientemente incorporados avisos con capacidad polar ARA “Puerto Argentino”, ARA “Estrecho San Carlos” y ARA “Islas Malvinas” (este último en coordinación con el Área Naval Austral por estar cubriendo la Patrulla Antártica Naval Combinada con Chile), y el Buque Oceanográfico ARA “Puerto Deseado”, los cuales trasladarán personal y reabastecerán a la mayoría de las bases permanentes y transitorias”, siendo el recurso logístico principal de la actual campaña antártica 2016/17. El aviso ARA “Puerto Argentino”, que zarpó el pasado 6 de diciembre de la dársena “E” del Puerto de Buenos Aires dando inicio a la campaña antártica, está arribando a la base permanente de la Armada Argentina “Orcadas” el viernes 16 del corriente.”

Pero desgraciadamente la realidad es otra muy distinta, ya que por medios oficiosos nos hemos enterado de duros recortes de presupuesto para las Fuerzas Armadas Argentinas. Se cancela de manera definitiva la remotorización de los Pucara. Se van de Baja 90 blindados M-113. Cancelación de las reparaciones del submarino ARA Santa hasta el 2023. Se cancela modernización de radares Westinghouse de la Fuerza Aérea. Baja de 527 vehículos (principalmente camiones ). Se cancela compra de radares nuevos a Invap. Se cancela el proyecto de fabricar un cañon de 105mm de fabricacion nacional. Baja de aeronaves de enlace de la Fuerza Aérea (Piper y Cessna). Cierre de la VII Brigada Aérea y traslado de su grupo aéreo y de los comandos del GOE a la Base Morón. Cancelación de obras de modernización e infraestructura a realizarse en CITEDEF. No se ejecutarán las obras de mantenimiento del Buque Hidrográfico Comodoro Rivadavia. Reducir el déficit fiscal es una de las obsesiones de Mauricio Macri. Y esa fijación ha llevado a su gobierno a cometer “errores no forzados”, cuya factura se complica pagar en el marco de un año electoral y socialmente conflictivo. Un claro ejemplo de ello fue la resolución que recortó las jubilaciones, con el fin de ahorrar $ 3000 millones. La medida generó una crisis política en el Ejecutivo, que por enésima vez tuvo que dar “marcha atrás”.

Ahora, la Casa Rosada avanza con una propuesta de ajuste en un área de menor peso ante los ojos de la sociedad: el Ministerio de Defensa. En exclusiva, se accedió al plan de “contribución” al “esfuerzo fiscal” de la cartera. Según consta en el documento, durante 2016 el ministerio que conduce el radical Julio César Martínez ahorró $ 4.615 millones. ¿De dónde? $ 3.883 millones estaban destinados al proyecto de remotorización de Pucará, que se llevaba a cabo en la Fábrica Argentina de Aeronaves (FADEA). También hubo una “racionalización” del Plan Anual de Comisiones al Exterior –agregadurías y comisiones– que significó un ajuste de $ 400 millones en el gasto. Con la modificación de los coeficientes por cambio de destino, que es la compensación que reciben oficiales, suboficiales y soldados voluntarios cuando cambian de organismos que disten a más de 20km, en tanto, se ahorraron $ 381,8 millones. “El repliegue de 1800 efectivos desplegados en el marco del plan antidrogas “Escudo Norte”, en tanto, equivalió a $ 160 millones”, una verdadera barbaridad en época de lucha con el narcotráfico y el narcoterrorismo”.

Ahora el plan de ajuste promete profundizarse, mientras el personal es distraído con aumentos salariales que no son otra cosa que una etapa más del postergado blanqueo de haberes. Con el propósito de ahorrar $ 4.346,23 millones, programas, operaciones y obras quedarán suspendidas. También se reducirá el personal de organismos del Ministerio (FADEA, Tandanor) y la plantilla de oficiales y suboficiales. Pero eso no es todo. La propuesta, que ya cuenta con el visto bueno de Macri según confirmó el periodista Edgardo Aguilera en “Ámbito Web”, contempla además la venta de 12 inmuebles por U$S 335 millones. El encargado de presentarla fue el titular del Estado Mayor Conjunto (EMC), teniente general Bari del Valle Sosa, quien al parecer tiró la perinola y le salió “toma todo”. Esta política de vaciamiento responde a la inacción de la cúpula de las FFAA, que ante las demandas de la Casa Rosada priorizó su comodidad por sobre su deber institucional. El año pasado, el Presidente había marcado las pautas: colaboración en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, y apoyo a la comunidad. “Necesito tanques”, le planteó entonces el Teniente General Diego Suñer, jefe del Ejército. ¡La respuesta fue achique sin derecho a protesta!

Arq. José M. García Rozado

Ex Subsecretario de Estado 1973/1976 y 1989/1993