por Guillermo Cherashny
Informador Público, 19-4-17
Todos recuerdan cuando el presidente dijo que cuando
llegara al poder se desataría una "lluvia de inversiones". Pero en
cuanto a inversiones productivas, poco o nada vino, pero sí hay una catarata de
capitales golondrina a los cuales se les facilitaron todas las ventajas
posibles, como eliminar los tiempos mínimos, ya que ahora se pueden traer
millones de dólares, cambiarlos a pesos y en 30 días hacer lo contrario y salir
del país. A esto se suma el alto endeudamiento en el exterior para tapar el
alto déficit fiscal que dejó el cristinismo y que fue aumentado por este
gobierno, que dijo que venia a cambiar.
Hace dos semanas, cuando el presidente fue invitado al
reino de Holanda, los principales medios reflejaron el alojamiento del
presidente y su espora en el palacio real y se hicieron anuncios sobre futuras
inversiones holandesas en la Argentina, especialmente en lo que atañe a las
inundaciones que se produjeron últimamente y que los holandeses tienen un gran
expertise para solucionarlo.
Pero el diablo metió la cola, ya que la reina Máxima,
que nació en nuestro país, le pidió al presidente Macri que YPF compre las
estaciones de servicio de Shell que pertenecen a la corona, con lo cual, hasta
ahora, en lugar de inversiones holandesas, en realidad hay un intento de
desinversión. Pero lo más grave es que el presidente desconoce la ley nacional
de defensa de la competencia, que impide a cualquier empresa tener mas del 50%
del mercado. En efecto, YPF tiene el 48% del mercado de venta de combustibles y
Shell entre el 18 y 20%; por tanto, pasaría a tener una posición dominante en
el mercado, lo cual está prohibido expresamente por la ley.
Así como el presidente no sabe cuánto ganan los
jubilados, también desconoce la ley de defensa de la competencia, y se supone
que la reina Máxima también conoce esa limitación. Sin embargo, YPF ofertó para
comprar la red estaciones de servicios de Shell, lo cual es completamente
ilegal.