Por Salvador Treber*
La Voz del Interior, 9 de junio de 2017
La más castigada es la región Noroeste, pues los
pobres alcanzan el 31,6%. A ellos se les debe sumar el 11% de indigentes.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec)
publicó los datos sobre la pobreza correspondientes al segundo semestre de
2016, y advirtió que no son comparables con otros precedentes por su muy
diversa metodología de elaboración, pero que son muy preocupantes.
Los
datos oficiales relativos a esta problemática –basados en la denominada
Encuesta Permanente de Hogares, que contiene información surgida de los 31
mayores conglomerados urbanos de todo el territorio nacional– permiten apreciar
que se elevó nada menos que a 13,3 millones de habitantes (el 32,2% del país).
Dentro de este colectivo, un escalón aún más abajo, 2,6 millones (6,3%)
aparecen como “indigentes”, es decir, ni siquiera cubren la canasta básica
alimentaria.
En 2015 –último año de gestión del gobierno anterior–,
tal información emanó del Instituto especializado de la Universidad Católica
Argentina (UCA), que entonces estimó ambos indicadores en 29% y 5%,
respectivamente. Por lo tanto, se habría producido un cierto grado de
agravamiento. Pero, de todas maneras, siempre constituyó un problema muy serio
e irresuelto.
El titular del Observatorio de la UCA subrayó:
“Seguimos marcando que hay un piso estructural que no se perfora, y esa es una
gran preocupación. La pobreza podrá bajar algunos puntos, pero requiere algo
más que crecimiento para cambiar algo de los segmentos informales”.
Situación internacional
Según
el anuario estadístico del Banco Mundial, este tan penoso índice de pobreza
asume su más alta expresión del planeta en Ruanda y en Mozambique (África), con
espeluznantes 90,3% y 90%, respectivamente, y 90,4% en Malasia (Asia
sudoriental); pero en ambos continentes, en especial en el primero, se detecta
una situación semejante en todo el área subsahariana.
En América, según cifras de 2008, Honduras aparece con
29,7%; México, con 14,4%; Paraguay, con 14,2%, y Brasil, 12,7%. Los datos más
recientes son muy retaceados, sin duda porque los pocos accesibles permiten
verificar que en algunos países hasta se ha duplicado la desocupación, aunque
no son suficientes para dar por generalizada esa tendencia. Estados Unidos y
los principales países integrantes de la Unión Europea no aportan dicha
información de forma regular.
En Europa se ha agudizado la situación con un
prolongado período plurianual recesivo que todavía no fue superado, y se
muestran muy reticentes para estimar cuándo esa tendencia podrá revertirse. El
más caro testimonio de las angustias que están viviendo es la reiterada
declaración de que se trata de la más prolongada y severa crisis desde la
década de 1930, que llevó al estallido de la Segunda Guerra Mundial.
En Estados Unidos –que presenta índices de
crecimientos inferiores al 2% anual– se los exhibe como si fueran exitosos; y
algo muy semejante se advierte con Alemania, que, con indicadores más bajos, se
siente a la vanguardia de una Europa jaqueada por la recesión.
Provincias argentinas
Según el estudio que abarca todo nuestro país, el
total general de pobres e indigentes puede ser evaluado por región.
En tal sentido, surge como la más castigada la región
Noroeste, pues los pobres alcanzan el 31,6%. A ellos se debe sumar otro 11% de
indigentes. Pero si se opta por hacer la evaluación según su cantidad absoluta,
esa penosa condición se diluye, pues es menor su población total. Con esta
faceta, es holgadamente superada por las provincias del Nordeste, con 445.400
pobres y 68.300 indigentes.
Sólo en el Gran Buenos Aires en esas dos condiciones
hay, en los mismos órdenes, 4,37 millones y 950.700; razón por la cual, según
su número, encabeza dicha estadística muy lejos del resto. Luego se alinean los
que viven en la región Pampeana, donde los pobres suman 1,81 millones y los
ingentes, 394.700.
Las zonas menos afectadas son Cuyo, que tiene 590.700
pobres y 70.700 indigentes; la región patagónica, con 236.800 pobres y tres
mil indigentes, que representan 23,7% y 3,3%, respectivamente.
* Economista