Por Héctor GIULIANO
(19.8.2017)
La votación de las PASO del 13.8 – una encuesta
pre-electoral obligatoria donde no se elegía básicamente nada – dio lugar a una
maniobra financiera que le ha costado muy caro a la Argentina.
El costo directo de estas supuestas elecciones
internas se ha estimado en unos 2.800 M$ (Millones de Pesos) pero la
movilización total de la ciudadanía y todos los servicios conexos inherentes a
la jornada electoral es probable que eleven esa cifra mucho más arriba todavía.
Sin embargo, este costo directo no resulta tan
relevante comparado con el negociado financiero que estas PASO han servido para
inducir y enmascarar.
Con el falso argumento de un pánico o temor
inexistente los grandes operadores financiero-bancarios y cambiarios – en el
marco de una verdadera acción psicológica colectiva - consolidaron uno de los
zarpazos especulativos más grandes de los últimos tiempos y, lo que es peor, lo
hicieron en connivencia fáctica con el Banco Central (BCRA) que, caso
contrario, debiera haber denunciado este tipo de maniobras (una maniobra que,
por otra parte, es también un clásico histórico de corrupción en casi todas las
convocatorias electorales):
Los capitales financieros – locales e internacionales
– provocaron la escapada del dólar mayorista de las últimas semanas previas al
13.8 (como ya lo habían hecho antes del mega-vencimiento de Lebac del 18.7)
retrayendo unos parte de la liquidación de exportaciones (grandes grupos
agro-exportadores, principalmente de soja) y pasando otros fuertemente sus
posiciones de divisas a pesos (agentes bursátiles y bancos), coincidentemente
con una retracción de ingresos y/o aumento de salidas de fondos especulativos
externos o dinero golondrina, que lucra con el arbitraje entre tipo de cambio y
tasa de interés. Esto, como agravante, se habría dado en un momento de menores
ingresos de divisas por nuevas deudas (siendo que las que entraron luego se usaron
para atender la pérdida de reservas que ya se había producido).
El BCRA respondió a esta movida aumentando sus tasas
de interés a corto y muy mediano plazo – por Lebac y por Pases Pasivos – en el
mercado secundario (donde habría llegado a pagar tasas implícitas de hasta el
28 % anual los días previos al fin de semana de las PASO). Y también respondió
con intervenciones directas en el mercado cambiario, donde en 10 jornadas se
desprendió de más de 1.800 MD (Millones de Dólares) de Reservas debido al mismo
proceso especulativo.
Como las PASO se daban sólo dos días antes del nuevo
mega-vencimiento de Lebac, por 535.000 M$ - el 56 % del stock total de estas
letras, que suman más de 950.000 M$ (una cifra superior a la Base Monetaria,
que al 7.8 era de 832.300 M$) - el BCRA terminó reconociendo a los acreedores
bancarios otra vez una tasa del 26.5 % anual, la misma que la licitación
anterior del 18.7.
Ergo, la movida artificial de los grandes oligopolios
sobre la cotización del dólar sirvió para que el BCRA – como supuesta víctima
de esta operatoria – mantuviera elevadas las tasas con que remunera a los
grupos financieros que manejan el macro-negocio del arbitraje entre Dólar y
Tasa de Interés; un negociado armado sobre la base de la extraordinaria sangría
financiera que se viene produciendo y aumentando cada vez más a costa del BCRA.
Es decir, que se produjo una enorme masa de ganancia
especulativa, financiera y cambiaria a la vez, por la acción combinada de
especuladores y BCRA: ganancias que se dieron por el diferencial de cotización
del dólar y ganancias por el aumento de las tasas de interés de las Lebac.
Los hechos reflejan crudamente las magnitudes que esta
vez estuvieron en juego:
El martes 15.8 le vencían al BCRA Lebac por valor de
535.000 M$ (más de la mitad del total de las letras) cuya renovación – como
todos los meses – deviene una necesidad inexorable para el Banco ya que nunca
podría inyectar al mercado una suma ni mínimamente cercana a esa cifra.
De esos 535.000
M$ el BCRA renovó 453.400 M$ aceptando pagar – como el pasado mes de Julio –
una tasa del 26.5 % anual por las letras más cortas (a 35 días), que son la
mayoría, y elevando a la vez el resto de las tasas que abarcan la curva de
rendimientos.
[se publica sin cuadros]
Fuente:
Comunicado 50875, del 15.8.2017, del BCRA.
La diferencia de 81.600 M$ por letras no renovadas
(535.000 – 453.400 M$) supuso obviamente una reducción del stock de Lebac pero,
en forma simultánea y como contrapartida, significaba un fuerte aumento del
circulante dentro de la Base Monetaria, con el consiguiente peligro cierto de
presión inflacionaria.
El importe de los pesos inyectados el Martes pasado
era, en realidad, mayor aún porque a los 81.600 M$ de Lebac no renovadas se
sumó el pago en efectivo de intereses por unos 15.000 M$ correspondientes a las
letras vencidas ese mes, junto con otras operaciones menores: en total, más de
100.000 M$.
El destino de este remanente de fondos de Lebac no
renovadas no se informó oficialmente pero habría tenido varios canales de
colocaciones alternativas:
Unos 21.000 M$ fueron reabsorbidos por el propio BCRA
vía colocación de Pases Pasivos, que son títulos de cortísimo plazo (a 7 días)
y pagan el 26.25 % anual (que es la Tasa de Interés de Referencia fijada por el
Banco).
Otros 15.000 M$ fueron también reabsorbidos por el
BCRA pero a través de ventas de Lebac de su cartera en el Mercado Secundario.
Una parte de los fondos de estas letras no renovadas
habrían ido a la Bolsa para posicionarse en la compra de Títulos Públicos
ajustables por Inflación (CER) y/o por Tasa Badlar.
Una masa no cuantificada habría ido nuevamente a la
compra de dólares, sumándose al leve rebote alcista que se dio después de la
baja relativa inmediata posterior a la renovación de Lebac del 15.8.
A lo que cabría agregar otras sumas – igualmente no
identificadas – que jugaron a contratos de Dólar Futuro en el Mercado Rofex,
donde se pactan operaciones con dólar a 19.30 $ para fin de año pero se arbitra
también con la fecha electoral del 22.10.
Bajo cualquiera de estas alternativas, lo cierto es que
al costo de tales operaciones financieras del BCRA por Lebac tienen que
agregarse así las correspondientes a las otras operaciones de esterilización
complementarias que se hayan registrado en esta semana que pasó.
De las operaciones de venta de reservas internacionales
del BCRA por 1.800 MD el Banco ya habría recomprado en Agosto algo más de la
mitad – unos 1.000 MD – utilizando para ello divisas adquiridas a exportadores
después de la suba del dólar y divisas ingresadas por desembolsos de deudas
externas contraídas por el gobierno Macri.
Es importante destacar que – en el caso de las Lebac
que estamos tratando – las letras que no se renuevan (y que tampoco son
reabsorbidas por otros instrumentos) más los intereses que se pagan por las
letras que vencen mensualmente implican una gran inyección de dinero al
mercado, siendo que ese dinero se emite sin respaldo para poder atender los
pagos respectivos. Se trata de una típica operación de impresión de billetes
sin correlato en valores y, por ende, con efectos inflacionarios; pero sobre la
cual notablemente el establishment financiero no se lamenta, pese a que se está
emitiendo dinero sin respaldo para pagar deudas financieras, lo que también es
fuente de Inflación.
En síntesis: que por la acción especulativa de los
grandes operadores financieros durante el período de las inútiles elecciones de
las PASO aumentó el precio del dólar, que por este incremento del dólar el BCRA
subió o mantuvo elevadas sus tasas de interés, y que por esta maniobra el BCRA
perdió 1.800 MD de sus reservas internacionales y tuvo y tiene que sufragar
mayores costos financieros por sus Lebac, cuyo monto – solamente por intereses
– ya sobrepasa los 250.000 M$ anuales.
El BCRA ha sido y es cómplice de estas maniobras, que
contradicen abiertamente el discurso del libre y honesto juego de Oferta y
Demanda de los Mercados - Mercado de Dinero (regido por la Tasa de Interés) y
Mercado de Divisas (regido por el Tipo de Cambio) - porque, caso contrario,
frente a este tipo de coaliciones distorsivas debiera denunciar tales prácticas
por ser tan contrarias a las reglas de competencia como perversas y costosas
para el Estado Argentino; y actuar en consecuencia en lugar se someterse a
dicho juego extorsivo.
El BCRA debiera dar a conocer la lista de todos los
grandes operadores que hicieron estos movimientos financieros y cambiarios,
antes y después de las PASO, para
permitir al menos que dichos operadores sean identificados por la opinión
pública y no mantenerlos en secreto amparando la in-transparencia y la
corrupción de los mercados, a los que tanto se pondera.
El BCRA macrista sostiene una política de ocultamiento
de estas informaciones clave inherentes al Sistema Financiero con las que
encubre su manejo secreto con los grandes operadores del mercado, que son
precisamente los sectores que están batiendo récords de rentabilidad
especulativa en el país a costa del Estado; y lo hace a través de nuevos mitos
que se tratan de instalar desde el mismo gobierno:
El mito del Tipo de Cambio Flotante, cuando el BCRA no
sólo interviene para cubrir los desequilibrios provocados por acuerdos espurios
de los grandes operadores del Mercado sino que lo hace permanentemente, en
forma indirecta, a través de su política de altas tasas de interés, para
arbitrar así el pase de dólares a pesos por medio de las Lebac; y para mantener
con ello retrasado el tipo de cambio ante el ingreso de divisas.
El mito de que ahora la Devaluación no se traduce en
Inflación – Sturzenegger dixit - como si el aumento del dólar y el aumento de
las tasas de interés no se transmitieran a los precios, cuando ambos son
justamente factores causales directos y clásicos de Inflación.
El mito de que el objetivo primario de las altas Tasas
de Interés es contener la Inflación cuando, en los hechos, las tasas hoy son el
instrumento básico de contención del Dólar y que esa contención responde a la
política macrista de Dólar bajo o retrasado frente a la inflación interna con
la finalidad elemental de garantizar el pago de intereses crecientes en moneda
extranjera a los acreedores del Estado. Porque el gobierno necesita un dólar
bajo debido a que recauda en pesos y cada vez tiene que pagar más servicios de
deuda en dólares.
Dicho con otras palabras: el presidente del BCRA,
Sturzenegger, dice que sube y mantiene elevada la Tasas de Interés como forma
de lucha contra la Inflación pero, en la práctica, la realidad muestra que la
Tasa de Interés – en lo concreto e inmediato – antes que un instrumento
anti-inflacionario es un intento de ancla cambiaria, que es lo que esencialmente
le preocupa a la administración Macri para poder sostener el pago de intereses
de la Deuda Externa, fuerte y rápidamente creciente, que su administración
sigue produciendo con su Política de Gobernar con Deuda.