La Prensa, 15.08.2017
Ultraconservador, opositor a mejorar los derechos de
la comunidad homosexual, antiabortista, cristiano evangélico y férreo defensor
del achicamiento del Estado. La enumeración describe parte del pensamiento del
vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, un republicano hecho y derecho (y
de derecha), que está de visita en Argentina.
Abogado y ex locutor de radio, fue líder republicano
en la Cámara de Representantes entre 2001 y 2013, lo que le ofrece a Donald
Trump un comportamiento menos polémico y un manejo de las relaciones en el
Parlamento y al interior del partido. Temas no menores teniendo en cuenta la
verborragia oral y tuitera del presidente y la revolución interna que fue su
candidatura por su inexperiencia en la política.
Michael Richard "Mike" Pence, mismos nombres
que su abuelo, señaló en una entrevista que se involucró en la política por
figuras como el ex mandatario John F. Kennedy y el activista por los derechos
civiles Martin Luther King. Incluso señaló que en 1980 votó Jimmy Carter,
símbolo moderno del Partido Demócrata y reconocido por su lucha a favor de los
derechos humanos.
Pero en la década del 80 su pensamiento político viró
hacia el conservadurismo al empezar a identificarse con el entonces presidente
Ronald Reagan y sus creencias religiosas también viraron al conocer a su actual
esposa Karen, con quien tiene tres hijos, en una iglesia evangélica.
"Soy
cristiano, conservador y republicano, en ese orden", se autodefinió Pence, de 58 años cumplidos el mes pasado, que entre 2001 y
2013 como miembro de la Cámara de Representantes encabezó batallas que lo
colocaron en el centro de atención de los conservadores sociales: votó por el
recorte de impuestos, por el achicamiento del gobierno federal, por una
política de defensa fuerte y una política social conservadora.
Durante sus años en el Congreso impulsó las rebajas
fiscales a las corporaciones para impulsar la inversión, aunque votó a favor de
todos los tratados de libre comercio que se propusieron.
En 2006 Pence promovió un plan para cerrar la frontera
entre países vecinos. En ese plano, también propuso enviar a todos los
indocumentados de vuelta a su país e instaurar un programa de trabajadores
destinado a llevar fuerza de trabajo a Estados Unidos durante un período de
entre tres y cinco años.