por María Celsa Rodríguez
Informador Público, 11-9-17
La movilización de las masas nos obliga desde lo
intelectual a construir una nueva epistemología, a edificar una nueva forma de
construir el lenguaje que se diseña desde el llano de la calle para encontrar
un poco de razonamiento, frente a lo que ha pasado con el caso Maldonado.
Porque se ha dado otra visión del poder sobre los equilibrios sociales y sobre
el interés común. Entonces nos preguntamos ¿quien manda y quien obedece aquí?
Ya que las masas que reclaman no se subordinan a las fuerzas publicas, sino les
exige que se sometan a sus peticiones, y combaten por posesión de espacio, de
tierras, avanzando cuerpo a cuerpo por encima del respeto a la ley.
El anarquismo que busca subyugar desde sus ideas,
presiona contra el gobierno hasta dejarlo expuesto con una débil imagen frente
a la falta de control y poder en la calle. En tanto, se expande la ciudadanía
de base, contrayéndose y alimentándose en la vulgaridad de un ejercicio
ciudadano que quedó detenido en los 70, para hacer del reclamo un factor de
violencia que la izquierda conduce, viralizándose en la lucha por la
resistencia social de sectores marginales que encuentran su eco en las acciones
terroristas.
Tal el caso de los mapuches radicales que han
prolongado y extendido sus reclamos tanto en Chile como en Argentina sobre lo
que ellos llaman: El Estado Mapuche.
En Chile, la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), ha
conformado una milicia armada que la misma justicia chilena identifica la
ubicación geográfica desde donde opera usando armas y obedeciendo a una actitud
combativa constante hacia los pobladores de la IX Región.
La cara visible de este grupo terrorista es Héctor
Llaitul quien se encuentra cumpliendo su condena -por robo con intimidación y
lesiones a un fiscal-, en libertad condicional, aseguró que el conflicto de
choque de los mapuches con el Estado capitalista se mantiene por el sistema de
propiedad usurpadora de este, basados -según él- en un "tipo de política
económica extrativista" que están "depredando el territorio".
Sin embargo este concepto encuentra su base de operación en la conducta
terrorista incendiaria de destrucción como metodología de ataque que este grupo
implementa. Camiones, maquinarias, tierras, depósitos han ardido bajo el fuego
manipulado por la ORT (Organización de Resistencia Territorial) Wenteche
Catrileo como parte de la CAM, indicando como justificado la causa que los
motiva. Mientras la justicia sentencia que se infringió en Pumalal el art 6º de
la Ley de Seguridad del Estado.
Según un informe del Ministerio Publico de Chile dice:
"que la CAM es una asociación u organización de personas que mantienen
como finalidad la reivindicación territorial por vía de la fuerza, propugnando
la expulsión del territorio mapuche (wallmapu) de determinados grupos de
personas y asociaciones (latifundistas, empresas forestales y agrícolas, etc.),
para lo cual ejecuta diversas acciones de carácter ilícito, como incendios,
atentados incendiarios y atentados contra la autoridad, entre otros, en los
cuales -es un elemento recurrente-, el uso de armas de fuego, a fin de
amedrentar a las víctimas, repeler la acción policial y/o asegurar su
impunidad”. (http://www.latercera.com/noticia/fiscalia-califica-la-cam-grupo-combate/)
Asimismo se indica que la CAM cuenta con subdivisiones
como la ORT que conforma gravosamente una especie de "milicia
privada" que siempre esta entrenada para el combate, manejándose dentro de
una zona establecida que es la linea rural de Purin integrante de la IX Región
donde se han registrados varias decenas de atentados con casi 70 vehículos
quemados, mientras que en la Araucanía hay cerca de 100 camiones destruidos.
Por otro lado esta la ATM (Alianza Territorial
Mapuche), que junto a otros grupos de Mapuches Radicales actúan en la IX Región
utilizando los mismos métodos incendiarios.
Algo que ya he escrito en otra oportunidad, que
miembros de las FARC y de ETA han estado en esa Región y estos no solo los
entrenan sino también los financian a través de narcotráfico, de esa manera
compran armas, pero se estima que también las venden.
Está claro que el terrorismo incendiario es el método
de estos piromaníacos radicales que invaden propiedad privada y la destruyen.
Argentina y Chile están siendo victimas de estas
organizaciones de izquierda que linealmente se asemejan a los grupos de
terroristas internacionales en cuanto a la forma de violencia, ataque y
ofensiva contra el Estado y las fuerzas del orden.