Bachelet paga la factura a la masonería femenina chilena con aborto e
ideología de género
Nicolás de Cárdenas - 02/09/2017
Michelle Bachellet ha puesto
toda la carne en el asador para doblegar el espíritu y la letra de la
Constitución chilena y aprobar una ley de despenalización de aborto -similar a
la aprobada por el PSOE en España en los años 80- que abre de hecho la puerta
al aborto libre.
Acto seguido, ha anunciado
la puesta en marcha de forma exprés la tramitación de la ley de
equiparación del matrimonio a las uniones entre personas del mismo
sexo. No es de extrañar, sabiendo que
Bachellet ha procurado el 80% de la financiación que el lobby LGTBI ha
recibido desde 2001.
Además, avanza en su intención
de aprobar la llamada “Ley de Identidad de Género”, denunciada por el
#BusDeLaLibertad el pasado mes de julio, a pesar del acoso gubernamental.
Todas estas son
iniciativas coherentes con quien fue elegida por el Nuevo Orden
Mundial para lanzar la agencia feminista de las Naciones Unidas (ONU
Mujeres). Pero ¿por qué el gobierno Bachelet ha acelerado para aprobar
estas leyes ideológicas a toda costa antes de las nuevas elecciones
presidenciales?
Tal vez porque está pagando las
facturas por el apoyo recibido desde la Gran Logia Femenina de Chile, que distinguió a la
presidenta en marzo de 2016 con la Medalla al Mérito Elaiana Corbalán Barbier.
“Usted goza del
reconocimiento de cientos de mujeres masonas que trabajan y luchan por el
progreso de nuestra nación. Su contribución como líder vanguardista es
innegable para alcanzar dicho progreso”, han dicho de ella.
La masonería considera que
Bachelet está inscrita “en el mismo movimiento histórico que ha visto florecer
la Masonería Femenina en Chile”
En el discurso pronunciado
en tal ocasión por la Serenísima Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de
Chile, Susana González Couchout, no sólo se alaba a la presidenta, sino
que se señala el gran beneficio que la propia masonería femenina chilena ha
experimentado en paralelo su trayectoria política:
“Si miramos hacia
atrás, observamos que la irrupción de su figura guiando los destinos de
todo un pueblo, y marcando una tendencia mundial en las formas de gobernar, son
episodios inscritos en el mismo movimiento histórico que ha visto florecer la
Masonería Femenina en Chile”.
¿Y en qué modo ha florecido la
masonería femenina gracias a Bachellet? Pues, a juzgar de la Serenísima Gran
Maestra, de forma determinante hasta lograr ser más de 1.000 hermanas
distribuidas en 24 logias y expandirse a Argentina, Uruguay, Bolivia, Panamá,
Perú y Cuba: “Una consolidación que ocurre simultáneamente a su
afianzamiento como cabeza política de la República, y jefa de importantes
entidades internacionales”.
“Hemos doblegado los límites
que nuestra cultura nos asignaba. Hemos conquistado el trabajo, el espacio
público, y también el poder”, explica la líder masónica chilena
La
tradición masónica de la familia Bachelet
La líder de la Gran Logia
Femenina de Chile, destacaba los íntimos lazos familiares e ideológicos que
vinculan a la presidenta con las logias:
“Quizás debamos incluir entre
las razones que vinculan nuestros sentimientos, pensamientos, acción, y
esperanzas el hecho que usted proviene de un hogar masónico, gozando de una
figura paterna encarnada por el Q. H. Alberto Bachelet”, recordaba González Couchout.
Aún más, se jactaba de
compartir con la presidenta “una complicidad implícita, tanto en lo público
como en lo íntimo pues con paciencia y entereza hemos
doblegado los límites que nuestra cultura nos asignaba”.
Y la Serenísima remataba el
lance: “Hemos conquistado el trabajo, el espacio público, y también el poder”.
En su discurso de aceptación
del galardón, la mandataria reconoció que proviene “de una familia masónica” y
que en su adolescencia con algunos masones “tuvimos hasta pololeos
(noviazgos) que surgieron por ahí”.
“Yo también ponía en mi firma
los 3 puntitos, porque mi papá los ponía siempre, hasta que claro, aprendí
de qué se trataba”, reconoce Bachelet.
Y se lanzó a confiar que,
cuando su padre fue a casa de su abuelo a pedir permiso para cortejar a su
madre, recibió una respuesta taxativa: “Con una exigencia: hágase masón
y después conversamos”.
Y así fue como llegó a
“capitular 21 o 23”, un “alto dignatario de la Masonería” el padre de
Michelle Bachelet, según la confesión de la presidenta, que no se mostró
incómoda o fuera de lugar en la logia donde recibió el premio entre mujeres
amandiladas y sobre el suelo damasquinado: “Conozco los símbolos que en esta
casa significan tanto (…). Símbolos muy queridos”.
Aún más, señaló con añoranza
cómo, a falta de una logia femenina, en aquellos tiempos las mujeres
participaban en los llamados “círculos”.
Los
tres puntos de la firma
Bachelet, que definió a quienes
le galardonaron como “obreras de la paz movidas por los valores de la libertad,
la igualdad y la fraternidad”, recordó cómo empezó a firmar con los tres puntos
característicois de los masones, antes de comprometer su complicidad con la
Gran Logia Femenina:
“Yo siempre pensaba al
principio, cuando era chica, que eso era porque nosotros teníamos origen
francés y que eran los valores de la Revolución Francesa, cuando yo lo
escuchaba tantas veces. Y cuando era más joven, yo también ponía en mi firma
los 3 puntitos, porque mi papá los ponía siempre, hasta que claro, aprendí
de qué se trataba”.
Y remató: “Estoy segura de que
esta logia, así como las otras que existen a lo largo de nuestro país, van a
seguir avanzando para aportar en esta hermosa tarea que nos convoca a todos sin
exclusión. Así que, cuenten conmigo siempre, y muy honrada por este
reconocimiento que me han dado”