La
Nación, 02 DE SEPTIEMBRE DE 2017
Diario
Castellanos, Rafaela
No
hace mucho tiempo dijimos en esta misma columna que "tirarle un muerto a
Macri, no era suficiente", mucho más importante era "tirarle un
desaparecido".
Que
dos encapuchados quieran declarar ante un juez sobre la responsabilidad de la
Gendarmería Nacional en el caso de Santiago Maldonado; que el juez les diga que
para hacerlo se tienen que identificar porque no es posible tomar una denuncia
anónima; que los encapuchados digan que así no lo van a hacer, deja entrever
que en ellos hay más actuación que espontaneidad.
Los
guiones -quizá sin tener todavía el nombre del desaparecido- estaban escritos
desde antes esperando el nombre del mártir, sólo faltaba ese detalle y la foto.
Ctera los repartió en distintos formatos según los grupos etarios escolares.
A
nadie parece importarle que las acciones que se llevan a cabo en la escuela
pública se hagan a costa de los alumnos, los cuales concurren para ser
instruidos -ya que la escuela no educa- y no para ser adoctrinados o
aleccionados con consignas militantes, pero el ministerio ignora a quienes
reclaman.
Macri
-y sus seguidores- apuestan a que la gente los continuará apoyando, ya que son
la única alternativa a la delincuencia institucionalizada que gobernó doce
años, y prefieren sonreír sin reaccionar. Parecería que les importa más que no
haya un desborde por parte de la oposición a darles la razón a quienes les
permitieron acceder al poder.
Quizá
lo que se necesita es una prueba de vida. No de Santiago Maldonado, sino de la
democracia, de la República y de quienes tienen la responsabilidad de hacer
cumplir la ley a cara descubierta.