Carlos Manzoni
La Nación, 3-9-17
La Puna argentina esconde en sus entrañas un tesoro
que puede significarle al país miles de millones de dólares y convertirlo en
uno de los mayores productores mundiales del mineral del futuro: el litio.
Utilizable en baterías, medicamentos, vidrios y arcilla, así como en distintas
aleaciones, este "oro blanco" ya atrajo inversiones por US$ 1500 millones,
con las que se apunta a más que triplicar su producción actual, de 40.000
toneladas anuales.
Actualmente hay dos emprendimientos en producción, de
los que se extraen alrededor de 40.000 toneladas al año entre los dos. Son
Olaroz, de Sales de Jujuy, en Jujuy, que produce 17.500 toneladas, y Salar del
Hombre Muerto, de FMC, en Catamarca, del que se sacan 22.500 toneladas. Esto
representa el 16% del litio a nivel mundial.
Pero la Argentina puede llegar hasta 130.000 toneladas
al año si se avanza en los proyectos que están en desarrollo: Salar del Rincón
(Energy), en Salta; Cauchari (Minera Exar), en Jujuy; Olaroz (Orocobre), en
Jujuy. Además, hay unos siete proyectos que están en etapa de prefactibilidad:
Pozuelos (Salta); Salar de Ratones (Salta), Mariana 1, 2 y 3 (Salta),
Centenario (Salta) y Gallego Project (Salta), Antofalla (Catamarca), Sal de
Vida (Catamarca) y Tres Quebradas (Catamarca).
"Estamos en el momento adecuado del litio. El
tren está llegando al andén y es el momento de subirnos a él", dice Daniel
Meilán, secretario de Minería de la Nación. Según recuerda el funcionario, ya
en 1960 el científico Luciano Catalano escribió el libro Boro, berilio y litio,
una nueva fuente natural de energía, en el que hablaba del potencial de este
mineral.
Meilán recuerda que en la década del 70 se empezaron a
hacer estudios en el país, pero hasta 1997 no pasó más nada. En ese año vino
una empresa pionera en el sector, FMC (una de las tres más importantes del
mundo, junto con Albermarle y Soquimich), que empezó a interesarse en el tema.
Pero no fue hasta la década de 2000, cuando apareció el tema de los celulares y
las nuevas baterías, que el litio empezó a ser figura.
Marcelo Álvarez, presidente de la Cámara Argentina de
Empresarios Mineros (CAEM), dice que hay tres datos importantes a tener en
cuenta a la hora de analizar el auge del mineral más liviano del planeta:
"Primero, la Argentina en 2016 aumentó 58% su producción de litio;
segundo, se exportan dos tipos de este mineral, y tercero, desde 2015 hasta ahora,
su precio se duplicó (la tonelada pasó de US$ 3400 a US$ 6800)".
No sólo eso alienta el nuevo boom del litio. Según un
análisis de la Secretaría de Minería de la Nación, la demanda global de litio
metálico en 2016 fue de 37.800 toneladas, un 13,5% mayor que la de 2015.
Además, el uso del litio en baterías, con un 39% del mercado, desplazó del
histórico primer lugar al de cerámica y vidrio, y se espera que para 2025
represente más de dos tercios de la demanda. "En este aspecto, se
vislumbra un atractivo potencial de los salares sudamericanos, que poseen
costos competitivos y gran disponibilidad de recursos", se puede leer en
ese trabajo.
La Argentina, junto con Chile y Bolivia, forma el
llamado "triángulo del litio" y se encuentra en cuarto lugar en
cantidad de reservas probadas del mineral, detrás de Bolivia, Chile y China
(algunos rankings la ubican tercera).
El país cuenta además y según el estudio de la
Secretaría de Minería, con yacimientos de litio en pegmatitas (un tipo de
granito caracterizado por sus grandes cristales de cuarzo, feldespato y mica)
en etapa de exploración. "Esta potencialidad geológica se complementa con
un marco legal atractivo y mano de obra calificada", se afirma en el
trabajo.
Es más, de los tres integrantes del "triángulo
del litio", la Argentina es la que está mejor perfilada para aprovechar
este auge. ¿Por qué? Porque, según Meilán, Bolivia ahuyentó a las empresas
mineras al exigir que prácticamente produjeran los autos eléctricos en
territorio boliviano, y Chile tuvo un conflicto con la minera Soquimich por mal
financiamiento de la política, lo que paró un poco su producción.
Waldo Pérez, CEO de Neolitium (empresa listada en la
Bolsa de Toronto), que desarrolla el proyecto de Tres Quebradas, en Catamarca,
comenta que el litio ha vuelto a ser un boom. "Hace siete años se hablaba
de él porque había nacido el smartphone, entonces, la multiplicación de estos
teléfonos inteligentes que requieren una batería de litio, hizo que se
disparara el consumo de este mineral", explica el ejecutivo.
Pero lo que en estos momentos está ocurriendo es un
fenómeno diferente: el punto es la electrificación de los automóviles. Para
tener una idea, un auto eléctrico requeriría 2000 baterías de un teléfono
celular (10.000 si se trata de un Tesla o autos eléctricos más avanzados).
"Esto ha llevado a duplicar el precio del litio y esto es sólo el
comienzo, puesto que la electrificación de los vehículos apenas está empezando,
ya que está la voluntad política de eliminar los autos con combustible fósil,
muy contaminante ", analiza Pérez. "Esto quiere decir que hasta 2025
hay que fabricar millones de autos eléctricos y eso va a requerir inmensas
cantidades de litio", agrega.
Algo muy positivo es que la Argentina tiene mucho
litio y eso le da una oportunidad histórica. "Ha sido bendecido con la
varita mágica de los recursos naturales, porque no hay ninguna región en el
mundo con tantos descubrimientos, con lo cual va a ser uno de los países
productores líderes", enfatiza Pérez. "Yo no tengo dudas de que van a
seguir viniendo inversiones. Nuestra empresa sola invierte un millón de dólares
al mes, ya que construir una mina de litio cuesta, dependiendo del proyecto, no
menos de US$ 300 millones", precisa.
En Sales de Jujuy, en tanto, cuentan que el gasto de
capital para la etapa 1 en Olaroz (17.500 toneladas por año) fue de US$ 229
millones, mientras que el gasto de capital de la etapa para otras 17.500
toneladas (35.000 toneladas totales) será de US$ 160 millones. "La
Argentina tiene un potencial significativo para la producción de litio con
recursos de salmuera de alta calidad y salares como Olaroz estarán en
producción durante muchas décadas", afirma Andrew Barber, gerente de Relaciones
con Inversores de Sales de Jujuy.
Eso sí, no hay que pensar que el litio por sí solo va
a salvar a la Argentina, puesto que es relativamente chica su dimensión en
relación con otras explotaciones. Para tener una idea, Pérez cuenta que una
sola mina de cobre, como Bajo de la Alumbrera, puede llegar a exportar US$ 680
millones al año y harían falta tres minas de litio para alcanzar ese volumen de
negocio. Una mina de litio puede exportar anualmente entre US$ 100 y US$ 200
millones.
Además, hay que tener en cuenta que, si bien
recientemente se dio cierta explosión de precios, el mercado del litio es aún
pequeño comparado con el de otros minerales.
A la hora de hablar sobre lo que queda en el país,
además de la mano de obra que generan los proyectos, hay que tener en cuenta
que el Estado se lleva el 3,5% del valor en boca de mina de todo lo que se
exporta en concepto de regalías, más impuestos a las ganancias e ingresos
brutos.
Sin fábricas
Algo que se le critica a la actividad a nivel local es
que es meramente extractiva y que no incentiva la instalación de fábricas de
baterías en suelo argentino. Pero Meilán responde a eso con argumentos:
"Eso es populismo puro, porque el desarrollo tecnológico no se compra en
un kiosco. El único organismo público local que llegó al máximo de valor en el
mundo ha sido la Comisión de Energía Atómica, que trabaja desde hace 70
años".
Según dice el funcionario, no se puede pretender tener
ahora el desarrollo de baterías de litio, cuando recién hace unos pocos años
que se puso el foco en este recurso. "Es voluntarista que se haga la
máxima escala de valor agregado en este momento, mientras que otros países han
estudiado el tema durante años", concluye.
Consultado sobre la posibilidad de que Sales de Jujuy
instale una fábrica de baterías en el país, Barber fue muy claro: "En este
punto, Orocobre se centra en la producción de materias primas clave para la
fabricación de baterías". Álvarez, por su parte, cuenta que se están
haciendo estudios para una fábrica de baterías y una fábrica de energía solar.
Daniel Bosque, del medio especializado en minería
Mining Press, comenta que hoy lo más vendible en el planeta es apostar a las
energías limpias, con el litio a la cabeza, pero no está claro que la
integración vertical vaya a terminar en baterías de litio made inArgentina.
"Acá, en la época más hipernacionalista, se decía que se iban a hacer
baterías de litio, pero eso no ocurrió y, por una cuestión de división del
trabajo, siguieron elaborándose en los países tecnológicos", recuerda.
Sólo para tener una idea de lo que pasa con la
fabricación de baterías en el mundo, basta decir que, a mediados de 2016, Tesla
anunció la construcción de la planta Gigafactory en Nevada, que tendría la
capacidad de producir 500.000 baterías de ion-litio para automóviles a partir
de 2018. "La escala permitiría la reducción de los costos y por ende la
masificación del vehículo eléctrico", se explica en el trabajo de la
Secretaría de Minería.
En tanto, en la Argentina, también en 2016, la empresa
de tecnología Y-TEC (YPF 51%, Conicet 49%) firmó un acuerdo con la fabricante
de baterías italiana FIB-FAAM y la empresa Jemse, por la cual se busca instalar
una planta de celdas de litio en el país. La inversión estimada es de US$ 60
millones y se espera que la planta, con una capacidad de 96 MW/h de potencia,
esté lista en 2018. El requerimiento de carbonato de litio para esta producción
se estima en 68,6 toneladas anuales, que equivalen a menos de un día de la
producción actual argentina.
El potencial está, así como la demanda mundial. Ahora
sólo falta que se pongan en marcha los principales proyectos y que lleguen más
inversiones para explotar al máximo el tesoro que se aloja en la Puna
argentina: el "oro blanco" que, según dicen los que saben, moverá al
mundo.