La aparición del cuerpo de Santiago Maldonado podría
permitir conocer la forma en que se produjo su muerte. Lo sucedido después de
su desaparición también nos ha alertado de una cantidad de irregularidades.
La
relación de los dos jueces actuantes con los grupos mapuches ha distorsionado
la acción de la Justicia, que actúa en nombre del Estado nacional. Tener que
pedir autorización para entrar en zonas supuestamente sagradas a militantes
armados con palos y cuchillos es reconocer la existencia de otro Estado
nacional.
La condición de que bomberos y prefectos fueran desarmados y
cacheados para poder iniciar el rastreo que finalmente permitió encontrar el
cuerpo, en el área controlada por los mismos mapuches, es inaceptable y
delictiva.
La complacencia culpable y entusiasta por parte de los partidos o
movimientos opositores solamente para atacar al Gobierno es cómplice de estas
distorsiones, olvidándose que se está conculcando la integridad del territorio
nacional.
Estamos ante un nuevo caso en que, con la excusa de la defensa de los
derechos humanos, se trata de aprovechar una situación más que lamentable para
miserables usos políticos.
Jorge M. Pittaluga
DNI 5.999.884
La Nación, 22-10-17