Jorge Medina
-Especialista en
Organización del Estado y Responsabilidad Moral en las Organizaciones
El sistema político partidario actual, es anacrónico e imperfecto
y no garantiza la calidad profesional que necesita el Estado.
La política en términos simples, es un diálogo permanente entre una comunidad
o “polis” y el Estado.
Ese diálogo político entonces, comienza cuando luego de creado el Estado, la Polis le elige y le designa los hombres y mujeres que van a
ocuparse de atender las “necesidades” de bienestar común de
esa sociedad. Esto se realiza a través
del llamado sistema político (basado
en partidos, en Argentina y en otros países)
El “diálogo” en
sentido inverso, se completa cuando el Estado
le responde a la Polis, prestándole los “servicios” que darán satisfacción a las referidas necesidades de bien común de la sociedad.
Analizando en la
primera parte de ese dialogo, la entidad
del actual SISTEMA POLITICO PARTIDARIO, se podría exclamar “¡qué triste y vetusta sensación!”... dan hoy los procesos eleccionarios,
con sus anacrónicos y complejos sistemas de
porcentajes matemáticos de participación.
-Vemos cruentas luchas de nombres y de personalismos, pero escaza o casi ausente formación
por parte de los candidatos en las materias del Estado.
-Observamos funcionarios
gobernando, pero vestidos simultáneamente como candidatos partidarios en plena lucha
proselitista para perdurar.
-Contemplamos pujas partidarias entre aficionados, ex funcionarios fallidos y desgastados, personajes mediáticos, etc.
-Vemos procesos eleccionarios, sin procesos previos de selección de personas y que obviamente estén basados en la ponderación de sus capacidades. Esta selección hoy no resulta posible, pues no hay
formación de Estadistas. No hay
formaciones académicas; sólo existen lánguidas y mal llamadas Escuelas de
gobierno, o de Conducción política, invadidas por las vetustas teorías de Estado y con casi ninguna experiencia fáctica y con fuertes deformaciones pedagógicas,
provenientes generalmente de visiones jurídicas
y económicas.
-Los partidos
políticos son nidos de aspirantes a un puesto público, desconocedores de la
ingeniería del Estado que le tocará en suerte manejar. Los mueve más un
instinto de supervivencia económica que
una vocación de servicio o una
motivación profesional.
-Los procesos
proselitistas partidarios para atrapar adhesiones, están basados en empatías y
vanidades humanas. Basta observar hoy los gigantescos afiches callejeros donde ya casi no caben los rostros de los
candidatos,….será que ya no cabe su
vanidad?
-Por último, las
alianzas preelectorales se muestran como una vergonzosa compraventa de
intereses.
Dejando para otra
oportunidad el análisis del “laberintico”
sistema judicial y del “complejo y barroco” sistema legislativo y centrándonos
en la faz ejecutiva del
Estado, veamos ahora el momento inverso, en el que el Estado le devuelve el diálogo político a la sociedad
y pone en marcha la GESTION DE GOBIERNO.
Es entonces cuando la mala calidad que muestran las gestiones, muy lejos de la
excelencia, pone de manifiesto la falta del ya mencionado profesionalismo de
sus hombres. Es la otra cara de una misma moneda.
Algunas muestras de esas carencias al momento de
gobernar, son:
-Se asume desconociendo
la naturaleza institucional y la entidad
del Estado, generalmente confundida en
una babel terminológica con otras
disciplinas. Basta observar cómo se confunden términos como PAIS, NACION,
PATRIA, GOBIERNO Y ESTADO en juramentos
y discursos de funcionarios.
- Se gobierna
sin un modelo profesional orgánico
y de gestión del Estado.
-Se ignora el principio universal de necesidad que
define al Estado y que define su topología estructural, lo cual haría más sencillo
su entendimiento y tratamiento.
-No se conocen al
asumir funciones de gobierno, las
matrices de necesidades de las Polis o comunidades. Se recurre a
timbreos y visitas trasnochadas de última hora de campaña para conocer esas
necesidades, mostrando paradójicamente
que no se conocía la materia
sobre la que se va a Gobernar.
-Se gestiona
atendiendo solo lo operativo y se
descuida lo orgánico. Basta observar
los proyectos de modernización que a todo nivel, sólo se orientan al manejo de
personal y a mejorar lo tecnológico procesal.
-Se culpa casi
exclusivamente de los problemas de gobierno a la gran cantidad
de organismos y empleados del Estado. Esta es una verdad a medias ya que el verdadero problema no
es cuantitativo sino de inteligencia
y lógica orgánica. Una
organización mal diseñada es obvio que tendrá funciones y estructuras superfluas. Las causas entonces son más bien
de falta de calidad en el diseño institucional, con fuerte consecuencia y
correlato en la economía estatal.
-En el diseño
orgánico del Estado y mientras se gestiona, se
confunde permanentemente lo que son
servicios propiamente dichos
que se vuelcan a la sociedad, con todo aquello que le es subsidiario
y no tiene razón de ser por sí mismo. Se da el mismo tratamiento a ambas
entidades. Ello redunda luego en una ponderación estructural equivocada y en
una asignación también equivocada y
malversada de recursos.
- Se desconoce que el
famoso déficit del Estado se debe en
gran medida, a los altos costos ocultos enquistados en sus orgánicas y con
directo efecto en sus actos de gobierno.
-Tampoco hay idiomas
técnicos universales para comparar organizaciones del Estado, tal como los
idiomas profesionales que se manejan en
las ramas económico-contables o de la ingeniería y arquitectura en sus planos y
proyectos. Ello permitiría poder entender y comparar acciones de Gobierno. Cada gobernante
municipal, provincial o nacional tiene hoy sus propios códigos y diseños orgánicos.
-Por último, tampoco
existe un sistema que cuide
“preventivamente” el comportamiento o “compliance” moral de los funcionarios, materia que hoy se cuida con mucho celo en las
empresas; es decir para que el Estado sea una organización moralmente
sustentable en el tiempo.
Resumiendo se podría
decir que hoy los conceptos de POLITICA y ESTADO viven inmersos en una confusa
maraña semántica; Que El SISTEMA POLITICO PARTIDARIO es anacrónico y
perjudicial y que el estudio y manejo del ESTADO dista mucho de ser
profesional. ¡POBRE ESTADO¡
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(x)Articulo cedido a la Voz del Interior- Cdba, para su
publicación.