César Lerena, 22-2-20
La Cancillería Argentina en
sus primeros sesenta días dio algunos pasos positivos destinados a cambiar el
modelo de estrategia respecto a la Causa Malvinas, modelo que continuó y
profundizó la Cancillería de Malcorra y Fleurie.
Esta nueva etapa jerarquizó la
Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur y puso razonablemente bajo
control de esta a la Comsión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma
Continental Argentina (COPLA); suspendió las reuniones sobre las
investigaciones pesqueras conjuntas que se iniciaron el 4 de diciembre de 1995
con el Reino Unido en el ámbito del Atlántico Sur (más allá incluso de la FICZ,
la zona de exclusión inglesa); desafectó de las embajadas del Reino Unido al
Embajador Renato Carlos Sersale, quién en el 2018 había calificado de «máximas
autoridades» a las británicas usurpadoras en Malvinas y, a Carlos Foradori de
la Embajada ante los Organismos Internaciones con sede en Ginebra, quien en
2016 firmara el lamentable Pacto Foradori-Duncan donde se ratificó de hecho el
Acuerdo de Madrid y se declaró: «adoptar las medidas apropiadas para remover
todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo
sustentable de las Islas Malvinas» manteniendo viva la “fórmula del paraguas”.
Nunca, desde el Acuerdo de Madrid, nadie se había atrevido a tanto. Este pacto
reactivó las investigaciones conjuntas pesqueras que habían sido suspendidas en
el 2005 (debido a que los británicos otorgaron licencias de pesca por 25 años
en Malvinas) y, habilitó los vuelos entre Malvinas-San Pablo-Córdoba,
facilitando el comercio de Malvinas y la sobrevivencia de las Islas a los
probables cambios arancelarios a partir del Brexit.
La Causa Malvinas, no es una
cuestión en la que podamos poner en duda la pertenencia ni el objetivo, que ya
está perfectamente definido en la cláusula primera de las Disposiciones
Transitorias de la Constitución Nacional: «La Nación Argentina ratifica su
legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur
y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por
ser parte integrante del territorio nacional.
La recuperación de dichos
territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de
sus habitantes, y conforme a los principios del Derecho Internacional,
constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino».
Podremos, en todo caso, discutir la estrategia y la táctica para el logro de
este objetivo, pero no, caer en el absurdo, de considerar máximas autoridades
de las Islas a las británicas o remover todos los obstáculos que limitan el
crecimiento económico y el desarrollo sustentable de Malvinas.
El gobierno saliente ha
hecho todo lo posible para favorecer al Reino Unido.
Así las cosas, este nuevo
gobierno podría llevar adelante algunas «ideas fuerza» que me limitaré -sin
orden de prevalencia- solo a señalar, por tratarse de cuestiones sensibles:
1) Promover un Protocolo
Adicional Mercado Común Pesquero (MERCOPES) en atlántico sudoccidental y
pacífico sudeste, dentro del Tratado del MERCOSUR, entre sus miembros la
Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y sus adherentes Bolivia y Chile, con el
objetivo de a) Ocupar el área adyacente del Atlántico Sudoccidental con buques
de los países del MERCOSUR y adherentes, promoviendo el interés de estos en
desplazar la ocupación extracontinental del mar austral; b) Desalentar a los
buques extranjeros que pescan ilegalmente en el Atlántico Sudoccidental y en el
Pacífico Sudeste; c) Promover la utilización de los puertos argentinos, la
radicación industrial y la ocupación de mano de obra nacional; d) Integrar las
economías, el consumo interno y el comercio internacional de Latinoamérica; e)
Consolidar el liderazgo argentino en Suramérica.
2) Llevar adelante un
proyecto de integración rioplatense con la República del Uruguay (renovando una
estrategia ya aplicada por el España hace más de 200 años) para fortalecer la
presencia argentina en el área norte del Atlántico Sur y su acceso al Río de la
Plata. Entre los primeros: a) ampliar los alcances del Tratado del Río de la
Plata y su Frente Marítimo; b) iniciar las conversaciones sobre el
emplazamiento y financiamiento de un puerto binacional de aguas profundas (con
un marco legal ajustado, similar al vigente entre Argentina y Chile en la
explotación minera); c) eliminar los impuestos al transporte entre ambos países
para facilitar el intercambio de personas y bienes; d) Promover, a través de
sistemas de compensación, la eliminación del uso de los puertos uruguayos por
parte de la flota ilegal que opera en el Atlántico Sur; e) Promover una agenda
cultural común entre ambos países.
3) Promover un Acuerdo de
complementación del Tratado de Paz con Chile respecto a la Cooperación en el
Canal del Beagle; el corredor bioceánico Atlántico-Pacífico y el turismo en la
Provincia de Tierra del Fuego y Chile, de forma de fortalecer la posición de
Argentina en el Océano Austral, la Antártida y el corredor bioceánico,
generando una relación de mayor confianza con Chile con el fin de promover
mayores acuerdos con este país vecino que consoliden la posición Argentina en
el mar austral.
4) Profundizar el
pre-Acuerdo con la Unión Europea, en al menos tres líneas: a) acordar la
certificación argentina de origen de las materias primas extraídas de las áreas
FAO 41 y 48 (El Atlántico Sudoccidental); b) acelerar el ingreso de productos
finales (con valor agregado) a la Unión Europea libre de aranceles y, c)
mientras ello no ocurra procurar que la U.E. de el mismo tratamiento
arancelario la Argentina que a todas las materias primas capturadas en el
Atlántico Sudoccidental dentro o fuera de la Z.E.E. Argentina. Entendemos como
muy urgente profundizar la relación con los algunos países de la Unión Europea,
para tratar de incidir respecto al tratamiento arancelario que recibirá la
pesca en el Atlántico Sur, etc. y, especialmente España y los territorios de
Ultramar (Malvinas, etc.) en esta etapa de negociación post Brexit entre el
Reino Unido y la Unión Europea.
5) Promover la adhesión de
todos los países de América del Sur al Tratado Antártico y la firma de un
acuerdo de transformación del Continente Antártico en la “Reserva Ambiental,
Científica, Acuífera y Alimentaria de Latinoamérica” con el objetivo de
visibilizar las acciones de Argentina sobre la Antártida y el Océano Austral
(idea original del Gral. Leal) y fortalecer su posición en esta área.
6) Promover una Comisión de notables y
especialistas para producir un Informe relativo a los llamados Acuerdos de
Madrid y la eventual convocatoria a una bicameral, en función del
quebrantamiento por parte del R.U. de la Res. de la ONU 31/49 que pidió a ambos
gobiernos que aceleren las negociaciones de soberanía e instó a las partes a
abstenerse de adoptar modificaciones unilaterales mientras no se realicen las
negociaciones relativas a la disputa sobre soberanía (Res. 2065/65 y Res.
3160/73) y, en igual sentido, por analogía, las Res. de la ONU Nº 3171/73 y ONU
3175/73 relativas a soberanía sobre los recursos naturales que no deben
explotarse en el país ocupado.
7) Promover Acuerdos con las
flotas pesqueras (y muy especialmente con las españolas) que pescan en el área
adyacente del Atlántico Sur para desalentar el uso de licencias británicas en
Malvinas y, provocar, accesoriamente, el aumento de la industrialización en la
Argentina y la consecuente generación de empleo nacional. Es urgente tomar
algunas acciones destinadas a desalentar la iniciativa de construir (BAM
Nuttall Ltd) un nuevo puerto en Malvinas, cuya firma del contrato estaría
previsto realizar en marzo de 2020.
8) Ratificar la congelación
de las investigaciones conjuntas pesqueras con el Reino Unido en Malvinas hasta
que a) la Argentina no pueda controlar a través de observadores nacionales las
capturas de los buques extranjeros licenciados ilegalmente por el Reino Unido,
b) Establecer el daño ecológico que provoca esta captura, en atención a que el
ecosistema es único en el Atlántico Sur y las capturas de estos buques afectan
a la biomasa pesquera y al recurso que captura la Argentina en su territorio.
9) Establecer Áreas
Marítimas Protegidas (AMP) en las 1.639.900 Km2 que ocupa el Reino Unido en el
Atlántico Sudoccidental y Austral y, en el área adyacente de la Zona Económica
Exclusiva Argentina donde migran especies pesqueras argentinas que luego son
capturadas por buques extranjeros ilegales, fundado, en que la falta de control
de Argentina, en esos espacios marítimos, impide controlar las extracciones y
descartes de los recursos migratorios nacionales, depredando los recursos y
comprometiendo el ecosistema en el Atlántico Sur.
10) Revocar la autorización
de los vuelos desde Malvinas a San Pablo, ya que a prima-facie se entiende que
frente al Brexit esta ruta favorecerá el comercio de las Islas Malvinas a un
mercado de alto consumo como es San Pablo y la apertura desde esta ciudad al
comercio mundial.
11) Elaborar un Proyecto de
Ley de Toponimia en las Islas Malvinas en homenaje a los argentinos caídos en
Malvinas (ya elaboré un proyecto al respecto), denominando con sus nombres a
todas las Islas, islotes, penínsulas, etc. y crear la Comisión de Toponimia de
las Islas Malvinas para que en un año eleve al Poder Ejecutivo los nombres
propuestos.
12) Todas las acciones que
deriven de las relaciones referidas a Malvinas.