Y
EL ÁRBOL DE LA CIENCIA
DEL BIEN Y DEL MAL
Enrique Díaz Araujo
-1- Creación
Para comenzar digamos que hay en la
Biblia dos pasajes decisivos que debemos releer.
En
el primero de ellos se describe la Creación.
Allí se indica que Yahveh después de crear el cielo y la tierra, el día y la
noche, los mares y la tierra, creó las plantas y árboles, “conforme a su especie” (Gén.
1,11). Enseguida, dijo Dios:
“Produzca
la tierra seres vivientes conforme a su
especie” (Gén.1, 24).
Y
de inmediato:
“Hagamos
un hombre a imagen nuestra, conforme a nuestra semejanza…creólo macho y
hembra”, para dominar la tierra (Gén. 1, 26-28).
Ahí
está resumido lo referente al Creador, la Creación, y sus creaturas; los
animales y el animal-racional, todos “conforme
a su especie”. Es decir, el establecimiento de barreras específicas
infranqueables. No existirán seres por fuera de las especies. Se trata de
vallas perdurables, y que sólo el Creador podría modificar.
El
segundo pasaje nos dice que Yahveh Dios colocó a Adán y Eva en un vergel en el
Edén, con toda clase de árboles para comer, en cuyo centró situó “el árbol de
la vida y el árbol de la ciencia del
bien y del mal”. Uno concedía vida para siempre y el otro proporcionaba todo saber. Entonces dijo Dios:
“De
todo árbol del vergel puedes comer libremente, mas del árbol de la ciencia del
bien y del mal no comerás, porque el
día que comas de él morirás sin remedio”.
Tras
lo cual apareció en el Edén la serpiente astuta, quien, dialogando con Eva le
sostuvo que sí podían comer sin problemas del árbol del bien y del mal;
afirmando que:
“No
moriréis en modo alguno: es que Dios sabe que
si coméis de él se abrirán vuestros ojos y os haréis como Dios, conocedores del bien y del mal”.
A
raíz de lo cual, Eva y Adán comieron de ese árbol prohibido.
A
continuación, Dios los halló, los reprendió; no los mató, pero les impuso castigos diversos por su pecado.
Pecado
original, ya que lo padecerían todos sus descendientes (Gén.2, 8; 2, 16; 3, 4; 3, 16-17).
Pecado
capital ya que implicaba la soberbia (“hybris”), de querer ser como Dios, es
decir de ser Creadores y crear creaturas al modo del Creador. Otra modalidad de
esa “hybris” era la de pretender violar las vallas que separaban las especies.
Entonces,
pensar en una “evolución de las especies”, como quería Charles Darwin y demás
transformistas -que nunca dieron con el “eslabón perdido”, pero sí incurrieron
en la “hybris” edénica-, constituye una Utopía (la “herejía perenne”, como la
denominó Thomas Molnar).
Podrían
acontecer mutaciones intra-especies, pero jamás extra-especies.
-2- El
laboratorio de Wuhan
La
civilización occidental moderna se ha caracterizado por su afán cientificista;
una ciencia que apuntaba a un progreso no solo cultural sino también de la
humanidad misma. Se han multiplicado los laboratorios médicos, físicos,
químicos y otros empeñados en obtener un traspaso de las especies animales. No
han conseguido su objetivo, pero su obstinación pertinaz ha seguido en relación
inversa con sus consecuencias. Desde los proyectos “in vitro” hasta las
clonaciones (no perdurables), todo se ha intentado una y otra vez, siempre con
resultados negativos.
Lo
peor de tales emprendimientos ha ocurrido en la búsqueda de vacunas para
diversas epidemias.
En
ese orden cabe subrayar lo acontecido en Wuhan, China comunista. Veamos.
Hay
partículas virales que carecen de capacidad para multiplicarse por ausencia de
citoplasma, y deben hospedarse en otras
células. Dichas partículas no son seres vivos sino partículas infectantes. Ese
es el caso del virus corona. Virus que tiene predilección por el sistema
respiratorio humano, donde destruye las
células que revisten los alvéolos pulmonares, dando origen a una neumonía
bilateral. Esa perniciosa afinidad de este virus con los pulmones es la que lo
vuelve tan peligroso. Riesgo que podría incrementarse manipulándolo en un laboratorio,
lo que habría acontecido con el SARS-CoV-2.
Así,
conforme a la denuncia de Luc Montagnier,
descubridor del virus VIH del Sida, y Premio Nobel de Medicina, la doctora Shi Zhengli, vicedirectora del
Instituto de Virología del Centro de Cultivos de Virus de Wuhan, provincia de
Hubei, China, ha sido la responsable de la fabricación del virus CO-V2. Ella
realizó manipulaciones genéticas usando de murciélagos como huéspedes. En un
estudio firmado por ella se sostenía que:
“el
murciélago constituye una especie de vaso mezclador para que el virus mute, salte la barrera de las especies y se
aloje en mamíferos y humanos” (ver: González, Santiago, Intriga en Wuhan, en La
Prensa, Bs. As., 11 de mayo de 2020, p. 8).
Eso es lo importante de este ensayo: saltar la barrera de las especies. El
sueño de Prometeo. ¿Con qué consecuencias…?
Richard
Ebright, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Rutgers, había
explicado que dichas técnicas de ingeniería genética de laboratorio debían ser
rechazadas porque:
“acarrean
el riesgo de crear una pandemia si ocurre la liberación accidental de un virus
así modificado” (ibidem).
Pues,
eso fue lo que realmente sucedió en China. Se instaló una peste en todo el
orbe. Por supuesto que los chinos han negado ese génesis. Empero, hay indicios
-serios, graves y concordantes- que prueban ese terrible hecho humano.
Aparte
de Montagnier, lo han constatado las agencias informativas de cinco países y lo
ha proclamado el Secretario de Estado de USA, Mike Pompeo.
El
gobierno comunista chino presidido por Xi Jinping en Beijing, tras imponer el
silencio sobre el asunto, luego ha negado que se hubiera propuesto iniciar una
guerra bacteriológica con un virus diseñado para dañar a Occidente. Alegaba que
nadie va a poner una bomba de tiempo en su propia casa. Se refería a que la misma
China fue una de las primeras en sufrir los efectos de la pandemia del corona
virus. Olvidaba mencionar que ni Beijing, capital burocrática, ni Shangai,
capital comercial, habían sido atacadas por
el Covic 2. Afirmaba que el Laboratorio
Nacional de Microbiología de Wuhan era de nivel 4, de máxima seguridad.
Pero, por si acaso, establecía que se trataba de “un asunto de seguridad
nacional”.
No
obstante, la micropartícula provocadora del brote de neumonía atípica,
técnicamente Sars-CoV2, fue denunciada por el médico investigador Li Wenliang, el primero en alertar
sobre la posibilidad del escape del
virus fabricado en Wuhan. Entonces intervino el PCC (Partido Comunista Chino),
acusándolo de “perturbar el orden público”. Wenliang tuvo que retractarse y
poco después murió infectado por el
virus. Otro profesor e investigador, Xu
Zhangain, que hizo una denuncia análoga a la de Wenliang, ha desaparecido.
Cuando menos, cabe asegurar que ha existido una respuesta lenta e insuficiente
al brote de coronavirus.
-3- Especies
La
doctora Shi Zhengli- que ha jurado entre llantos que a ella no se le escapó el
coronavirus- ha admitido que sabía del alto
riesgo de intentar saltos de especies en laboratorio, a partir de los
murciélagos de Yunnan, en el sur de China. Es decir, que sabía que jugaba con fuego.
Lo que no admite es que se quemó con ese
fuego.
Por
otra parte, circula en los medios europeos un artículo que registra que el
ministro de Defensa de China, Chi
Haotian, en un discurso pronunciado en agosto de 2005 ante jefes de la
Armada Popular, anunció que dentro de su estrategia bélica caía el uso de la guerra bacteriológica. Destacaba que
podían hacerlo porque ellos no temían a ningún Dios, como los occidentales, que
se los impidiera. “Nuestra fuerza- enfatizaba- es el ateísmo y la unidad de China” (Adessa, Franco, en “http://www.halturnershow.com/
ChineseDefenseMinisterTalksWarAgainstUS.html).
Podrá
o no probarse el dolo exportador de la China comunista; pero lo cierto es que:
“el
laboratorio de Wuhan trabajaba activamente en procedimientos arriesgados de
manipulación genética, y sus propios estudios muestran que lo hicieron durante
más de una década sin incidentes” (“Intriga, etc.”, cit.).
O
sea, que todo indica que pudo suceder una liberación accidental del virus CoV2,
puesto que este, como lo afirma Luc Montagnier, no es un virus de la naturaleza,
sino elaborado en laboratorio. Primer punto aclarado.
Por
otra parte si se piensa que todos los cientificistas, occidentales y
orientales, se hayan empeñados desde hace siglos en saltar la barrera de las
especies, es lógico que estos ateos -que descreen de la Revelación bíblica-
hayan querido ocupar el lugar del Creador, comiendo, una vez más, del árbol del
bien y del mal. “Seréis como dioses”,
se dijeron en Wuhan. Y así les fue.
-4-
Los coautores
Quedamos
en que lo de Wuhan no es “un cuento
chino”. Ahora aclaramos que el proyecto ateísta del SARS-CoV2 contó con un
financiamiento muy exótico y sugestivo. Veamos de qué se trata.
A
tal efecto, nos ayudan los trabajos de periodismo-investigación de Juan Antonio
Castro y Francesca Totolo y las denuncias de la revista moscovita “Sputnik”.
Resulta
que en el año 2014, durante el gobierno de Barack Obama en USA, se subsidió un
proyecto virológico ofrecido por una entidad llamada Eco Heath Aliance. Esta, a su turno, entregó ese dinero a los
laboratorios chinos para la manipulación genética de los virus. El director de esa
ONG es un tal Peter Daszak, experto
en zoonosis, quien trabaja en un “Globe Virome Project”.
Ahora
se sabe que la iniciativa de Daszak había sido respaldada por entidades como la
Fundación Gates, del multimillonario fundador de Microsoft. Por
donde resulta que un alto exponente del super-capitalismo mundialista favoreció
financieramente a un laboratorio comunista.
Gates,
en el año 2017, en Munich, pronosticó una pandemia universal. En octubre de
2019, en el ejercicio de Microsoft Evento 201, preparó a sus empleados para una
pandemia que acabaría con 65 millones de personas y que duraría 18 meses.
Singular profeta. Él tiene dos ONG: la Fundación Bill y Melinda Gates y el
Institute for Health Metrics and Evolution. Tanto él, como su padre y su abuelo
han contribuido con los planes anti-demográficos. Gates, agnóstico patentado,
es uno de los magnates más ricos de la
tierra; ocupa el segundo lugar con casi mil millones de dólares.
No
sabemos si George Soros, el judeo-húngaro, nacionalizado estadounidense,
compañero de andanzas de Bill Gates, anduvo también en estos extraños
financiamientos. En cambio, sí sabemos que Soros preside dos ONG la “Open
Society Foundations” y la “Soros Foundations Management”; que declara como
religión el ateísmo; y que manifiesta poseer 25.000 millones de dólares, con lo
cual ocupa el 16 lugar entre los magnates del mundo. Pues, este ateo ha
financiado cuanta empresa contraria al crecimiento demográfico existe. Por
ejemplo, la Open Society ha enviado muy buen dinero a la IPPF, International Planned Parenthood Federation, encargada de
promover el aborto en todo el mundo. Dotada de 84 millones de dólares ha
acudido a solventar la “Campaña” de la “Casa FUSA”, de Buenos Aires (junto con
la “Fundación de Salud Integral con perspectiva de Género”, Anmistía
Internacional y el CELS- Centro de Estudios Legales y Sociales, de Horacio
Vertbisky). O sea: que ya vemos por dónde va la plutocracia marxistoide. Asunto
que se aprecia, sin ninguna necesidad de acudir a necias teorías conspirativas.
Habrá
que esperar -la historia es muy paciente- para que aparezcan los vínculos de
estos magnates con el laboratorio chino.
Entre tanto, se colocan en la cola de los eventuales candidatos a instigadores
de la pandemia del corona virus.
-5- Pujas
A
nadie se le escapa que hoy por hoy existe una lucha sino-yanqui de nivel
mundial. Ambas superpotencias disputan en todos los terrenos, incluidos los
bioéticos.
Así
como los estadounidenses suscitan algaradas en Hong Kong, los chinos apoyan el
belicismo de Corea del Norte. Los comunistas chinos reciben muy contentos a la familia Rockefeller, que tras vender el
emblemático Rockefeller Center de New York City, se ha pasado al negocio
electrónico. El PCC (Partido Comunista Chino), a través del Banco de Desarrollo
y del de Exportaciones e Importaciones se ha hecho presente en Occidente en
medio de la pandemia. Ofrecen generosos envíos de mascarillas
(defectuosas), ayuda sanitaria,
préstamos blandos, dinero fresco, y una diplomacia “Wolf Warrior” contra su
rival sistémico.
En el interior de ambas superpotencias operan
otros conflictos. En el caso de los Estados Unidos, que es el vamos a
considerar, ha habido una clara puja
demográfica.
Desde
los tiempos del Secretario de Defensa Robert Mac Namara, apoyado por el
Secretario de Estado Henry Kissinger, anunciando políticas de reducción de la
población mundial, hasta la publicación en 1973 del fallo del Tribunal Superior
“Roe vs. Wade”, que despenalizó el aborto, esa cuestión ha sido central en USA.
En
esa misma línea ahora aparecen los dos grandes magnates citados.
Gates y Soros auspician la candidatura presidencial
de Joe Biden (Joseph Robinette Biden Jr.). Biden es una figura ideal para la centro-izquierda.
Promovió el matrimonio igualitario, y asistió al primer “matrimonio” de
homosexuales en la Casa Blanca. Ha sido acusado de acoso sexual y plagiador de
discursos; su hijo Hunter anduvo entremezclado en negocios turbios por el gas
Burisma en Ucrania.
Gates
como Soros han respaldado al lobby LGBT, de los sodomitas militantes. Y ambos
se han anotado como los más firmes sostenedores de la candidatura de Biden del
Partido Demócrata (también es el candidato de la NBC, CNN y otras grandes
empresas de TV, del “Washington Post” y “The New York Times”, y de Hollywood).
Gates ha sostenido en una entrevista por
la CNN que China “hizo cosas muy bien”.
Los
Gates, abuelo, padre e hijo, se anotaron en la subvención de la IPPF. Más
recientemente, Melinda Gates se ha concentrado en los temas de la planificación familiar y de
anticoncepción. Dentro de esa corriente de reingeniería social antinatural,
ingresaron al mercado la RO-486, píldora abortiva, pesticida humano que
desprende al embrión ya implantado del endometrio del útero.
Esa
tendencia ha sido contestada por los conservadores republicanos. La elevación a
la Corte Suprema del juez Brett Michael Kavanaugh por el Presidente Donald
Trump con vistas a revertir el sentido del fallo “Roe vs. Wade”, ha sido una neta baza en esta puja
tremenda. En orden a la situación actual, Trump manifestó que la OMS (Organización
Mundial de la Salud) “no cumplió con su deber básico y debe rendir cuenta”. Con
eso aludía al retraso del ente (con directivos pro-chinos) en definir y
comunicar la pandemia (que él no vacila en llamar “el virus chino”).
Por eso,
le retiró el aporte de USA. Asimismo, en enero de 2017, Trump prohibió
financiar con dinero público las ONG que apoyan el aborto. Por fin, dando
cuenta de entender el sentido profundo que implicaba la pandemia, dijo el 7 de mayo del 2020, Día
Nacional de la Oración que:
“hay que poner la confianza firme en la protección de la Divina Providencia”.
Citaba
luego a George Washington, Abraham Lincoln y Ronald Reagan, quienes habían colocado
la confianza en el poder de la oración en sus momentos más difíciles, y
proseguía:
“Hoy
como siempre nuestra tradición de oración continúa mientras nuestra nación
combate el coronavirus… estamos conectados a través de la oración y la
tranquilidad de que Dios nos guiará a través de los muchos valles de la vida.
En medio de estos tiempos difíciles y sin precedentes, se nos recuerda que así
como aquellos (ex Presidentes) que nos precedieron se volvieron hacia Dios en
sus horas más oscuras, también debemos buscar su sabiduría, fuerza y mano
sanadora… que no olvidemos que la oración guía y da poder a nuestra nación y
que todas las cosas son posibles con Dios… unámonos y oremos al Todopoderoso
para que al superar esta pandemia de coronavirus desarrollemos una fe aún mayor
en Su Divina Providencia”.
Notable,
precisa y exacta respuesta al desafío pandémico, puesto que al intento del
Covid-19, es decir, al evolucionismo de
las especies con su castigo pestífero, hay que oponer la oración al
Creador de las creaturas.
Desde
la periferia, nosotros los argentinos,
que por culpa de nuestros nefastos dirigentes nos hallamos cual sujetos pasivos
de la historia, podemos también implorar al modo que lo hacen los imperiales.
-6- Exordio
San
Miguel Arcángel, jefe de la milicia celestial, al enfrentar a Lucifer, líder de
los espíritus celestiales rebeldes, ante el proyecto de este de “ser como Dios”, le contestó “¡Quién
como Dios!”.
En
efecto: nadie ni nada puede equipararse al Creador, al Todopoderoso señor del
universo, que guía los astros para que no choquen entre sí. Nada ni nadie puede
ponerse en la cabeza del Creador, como lo intentan los gnósticos y cainitas. Él
dirige al orbe, con todas sus creaturas, y punto Y no hay ingeniería genética
que valga. Ni espíritus malignos que nos tienten a comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Si
alguna de sus creaturas, saliéndose de su órbita natural, ha pretendido cambiar
el orden de la Creación, mezclando virus de infección exponencial, solo nos
cabe orar. No sabemos si los efectos de la presente pandemia se controlan con
más o con menos confinamiento, con más o menos barbijos. Es la oración la que
nos dará la fuerza y el vigor para resistir. Oración que ya está escrita y por
la que le pedimos:
“Reprímale
Dios y tú (Mikael), príncipe de la milicia celestial, con el divino poder,
arroja al infierno a Satanás y demás espíritus malignos que andan dispersos por
el mundo para la perdición de las almas”.
Petición
a la que sólo podemos agregar: Amén.