La Prensa, 19.07.2020
Sebastián Sánchez
En una nota publicada por La
Prensa tiempo atrás, advertíamos la necesidad de sustraer del olvido a los
maestros que en Argentina han principiado la tarea de defender a la familia, y
dedicábamos esas páginas a mencionar a algunos de ellos. Sin embargo, la generosa
sugerencia de buenos amigos nos advirtió de algunas ausencias notables, de modo
que en esta nota procuramos dilatar aquella lista, de suyo incompleta, con dos
nombres de mención fundamental. De paso, sea dicho que sabemos que hay muchos
hombres y mujeres que ofrecen su afanoso testimonio en defensa de la
"última trinchera" que es la familia, pero dar cuenta de cada uno es
tarea difícil por lo que de algún modo estas notas son también un agradecido
homenaje a todos.
La obra iusfilosófica de
Héctor Hernández, abogado, doctor en derecho, profesor e investigador
universitario y defensor penal, resulta fundamental a la hora de reconocer la
defensa de la vida y la familia en nuestro país.
En su extendida obra -es
autor de muchos libros, estudios y artículos- Hernández ha tratado cuestiones
de teoría jurídica (su respuesta a la ideología garanto-abolicionista de
Ferrajoli y su émulo vernáculo Zaffaroni, es la más contundente de cuantas se
han ensayado) y de filosofía política y del derecho, siempre arraigado en el
pensamiento aristotélico tomista. Asimismo, a él se deben varios medulosos
estudios sobre Carlos Alberto Sacheri, nuestro filósofo mártir, entre los que
destaca el notable libro Sacheri, predicar y morir por la Argentina.
Pero en lo que aquí nos
ocupa, cabe señalar que Héctor Hernández tiene una prolífica producción
destinada a la defensa de la vida y la familia, siempre en el marco de un
raigal iusnaturalismo. Abundan sus escritos sobre esta materia, desde un primer
trabajo titulado Valor de la vida y derecho subjetivo, publicado a mediados de
los años '60, hasta el libro Valor de la vida y cultura de la muerte (editado
por el reconocido Centro Tomista del Litoral Argentino), pasando por sus
artículos sobre el "homonomio", en 2010, el año de la sanción de la
inicua Ley.
No obstante, entre esa obra
cuantiosa hay dos libros que recordamos especialmente: Familia, sociedad y
divorcio, un pequeño pero esencial estudio escrito en medio de la lucha contra
el proyecto alfonsinista que terminó con la sanción de la Ley de Divorcio
vincular. El segundo libro es Salvar vidas con el derecho penal - Testimonio de
un defensor, en el que relata un caso que atestiguó en el ejercicio de su rol
de defensor en la Justicia y en el que hilvana la perentoria necesidad de hacer
retornar al derecho penal a su perdido quicio.
Poco tiempo atrás, en
algunas conferencias realizadas en San Luis -virtuales, pero realistas- el Dr.
Hernández señaló cuestiones centrales respecto de la actual resistencia a la
sanción de una ley de aborto. Principió allí con un aserto esencial: "El
aborto ya está. La lucha no es para evitar que venga el fuego (aunque siempre
habrá un fuego por venir), sino para parar un incendio atroz que nos quema por
todos lados". Una señal de aviso fundamental para los distraídos.
Basten estas sencillas
líneas para aseverar a quienes llevan adelante la defensa de la familia, que
resulta crucial llegar -o volver- a los escritos de Héctor Hernández.
RAUL DEVOTO Y LA CARIDAD
Nuestra intención de reparar
olvidos injustos no estaría completa sin la referencia central al Dr. Raúl
Devoto cuya obra, lo confesamos atribulados, desconocíamos hasta hace muy poco.
Este médico argentino,
munido de una profunda vocación por el cuidado a los otros, trabajó en
hospitales y clínicas por él fundados, como así también en muchos países como
miembro de la otrora respetable Organización Mundial de la Salud y de su
Organización Panamericana. Esa vocación suya, inescindible de la convicción en
la defensa del orden natural, lo condujo a investigar y enseñar acerca de la
relación médico-paciente, tantas veces desestimada en esta época tan proclive a
la mercantilización de la medicina.
Raúl Devoto fue un educador
notorio. En lo que a la educación médica se refiere, participó en la creación
de la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador y en la fundación del
Instituto de Ciencias de la Salud en la Universidad Católica Argentina, hoy
convertido en Facultad. No obstante, lo más significativo de su empeño por la
educación nacional se vislumbra en su tarea como rector universitario, primero
de la Universidad Nacional del Nordeste y luego de la Universidad de Buenos
Aires. En la UBA llevó a cabo una reforma estructural con medidas que se han
ido diluyendo en la nube ideológica que permea nuestro sistema universitario
pero que, de haber perdurado, hubieran contribuido a su desarrollo y
preservación. Devoto pensó la universidad centrada en cuatro ejes esenciales:
la necesidad de formar al hombre sabio y culto, el cultivo de la investigación
junto al ejercicio de la docencia y la preservación de la cultura. Y todo
enfocado hacia el desarrollo nacional, camino al Bien Común.
Poco ha recibimos de manos
de una de sus hijas el libro póstumo de Raúl Devoto, titulado Historia de una
campaña. La campaña contra la vida y la familia y su relación con el Nuevo
Orden Mundial. La obra, que editó Vórtice, vio la luz merced al esfuerzo de la
familia -los muchos hijos, los muchísimos nietos- que ven así coronada una
labor estupenda a cinco años de la partida del autor.
Es éste un libro magnífico,
pletórico en verdades bellamente escritas cuyo punto de partida, según anuncia
el autor, es aquél terrible aserto chestertoniano: "Llegará el día en que
tengamos que desenvainar la espada por afirmar que el pasto es verde".
Pues bien, eso ha hecho Raúl Devoto en estas páginas, ha desenvainado la espada
concibiendo esta obra bien hecha, fruto de meditaciones y estudios de muchos
años, en la que se vislumbra el amor por el objeto que se estudia.
Esta Historia de una campaña
es obra católica a carta cabal, de gran hondura metafísica y a la vez
histórica. En la primera parte, que es el pórtico doctrinal para la explicación
de la Campaña, el autor nos presenta el "campo de batalla" que ha
venido perfilándose en los últimos cinco siglos. Se detiene primero en la
Modernidad, en tanto proyecto de emancipación del hombre respecto de Dios, con
"las virtudes cristianas enloquecidas" como dijo Chesterton, hasta
llegar a la Posmodernidad, que es decir la concreción de aquél anhelo
prometeico y su cristalización en el Nuevo Orden Mundial.
La segunda parte del libro
es el develamiento de la campaña contra la vida y la familia, orquestada y
lanzada desde los oscuros recovecos de ese Nuevo Orden. Allí Raúl Devoto
desmenuza, desmantela, descubre cada trampa y artilugio, cada ostensible
batalla semántica (presenta incluso un breve vocabulario de la inversión
lingüística), cada organismo, personero y normativa internacional que, anidados
en grupúsculos arcanos, responden al sentido último de la Campaña: la
perversión de todas las cosas.
Este libro, que es una
exposición al por menor, asentada en la doctrina tradicional, resulta obra
imprescindible para aquellos en los que prevalece el buen sentido y la buena
voluntad en la defensa de la familia, "el lugar donde se decide el destino
del hombre", al decir de Juan Pablo II.
Quienes tuvieron en suerte
conocer al Dr. Devoto no ahorran encomios a su persona y su obra, colmadas
ambas de faenas caritativas. Basten por ejemplo las palabras del Dr. Mario
Caponnetto, prologuista del libro de marras, que se explaya sobre el sentido
agustiniano de la tarea emprendida por el autor al señalar que ha trazado la
forma que en nuestra época ha adquirido el multisecular conflicto entre las Dos
Ciudades, la de Dios y la del Hombre.
Raúl Devoto -Tato, como le
llamaban familia y amistades- falleció el 22 de abril de 2015. Al día siguiente
Antonio Caponnetto saludó a la familia con una misiva que generosamente nos ha
permitido transcribir:
"Todo es ganancia para
Tato. Desde la conquista del cielo, hasta el recuerdo ejemplar que nos deja,
pasando por una vida fecundísima, traducida en hijos, nietos y amistades. (...)
Tato fue una de las almas más buenas que yo haya conocido. Su bondad lo cubría
de la cabeza a los pies, como un hábito invisible pero siempre presente. Como
una coraza que el mundo y su maldad no traspasaba. Bondad en las intenciones,
en los gestos, en los proyectos, en los ideales. Bondad en los fracasos y
esperanzas, y bondad cuando alcanzó victorias temporarias. Amigos queridos: hay
fiesta Arriba, que la certeza de esa fiesta compense el dolor de abajo".
Con esta página sencilla nos
sumamos a esa certeza y al homenaje a Raúl Devoto, con la serena convicción de
que su vida y obra dejarán saludables huellas en esta doliente Argentina, a
veces tan injusta con sus mejores hijos.